Kirchnerismo: herencia abierta
“Después de ver lo de López, todo puede ser verdad”
Santiago Del Moro, Infumables
Es rápida la movida para presentarlo pretérito, pasado, pluscuamperfecto. Les urge. Ya quieren que sea una palabra maldita, una mancha, un vil recuerdo. Ya sin la proscripción desenfadada, sino por las imágenes que sueñan de una comparsa desfilando por Comodoro Py. El primer intento les salió, por mucho, mal. Veremos el que viene.
En tanto, lo que han significado estos doce años también está en disputa. Una herida, una herencia, que se abre impetuosa; ante bolsas oscuras con monedas foráneas, ante excavadoras perdidas en el sur de la Patria. Al relato que comienzan a construir de lo que fuimos. A personeros que no representan nada de lo mejor de estos años. A compañeros que se alejan con críticas, o sin ellas. Y ante silencios innecesarios, de quienes sí construyeron este sueño eterno. ¿O acaso no es eso, un eterno sueño, el movimiento nacional?
La metáfora de la película para pensar al peronismo, que se la escuchamos más de una vez a Cristina (cinéfila ella), viene a cuento una vez más. O el beneficio de inventario, del que hablaba hacia el final de su mandato. Como sea, es éste el camino que transitamos, con los lastres que dificultan nuestro andar “hacia la segunda y verdadera independencia”.
Esos lastres, que son estos personajes de ficción politiquera. Pero que son también los límites que nos impusimos en la construcción de este intento de “Patria liberada”. O de aquellos que no pudimos escapar, por falencias o discrepancias, por temores, por imposibilidades. Por errores, impericias, traiciones. Por presiones, operetas, incompetencias.
Es justo éste tiempo el de la construcción de la fuerza por venir, por volver, por superar. La historia nos demuestra que ha sido siempre así. Los primeros meses del gobierno de la derecha Siglo XXI también nos dejan en claro que, más temprano que tarde, el Pueblo organizado pateará el tablero con las viejas banderas que le permitan retornar a la disputa del poder.
Pero es en el ahora en que esto que fuimos vuelve a relatarse. Que mientras nos bombardean las pantallas con falencias propias y ajenas, debemos contarnos una vez más lo que pasó en este país, mientras fuimos gobierno. El para todos y todas, con un Estado presente. Que sin dudas quedará en la memoria popular, como uno de los grandes momentos de nuestra historia. Mientras intentan borrarnos, ensuciarnos, liquidarnos.
Hoy nadie puede reclamar como única ésta herencia, ésta herida. Los que se escapan cual ratas por tirante, sirven para clarificar el panorama. Y los que se alejan con críticas justas, de las que mascullamos muchas veces, más aún. Está en nosotros la posibilidad del renacer, ante esta muerte simbólica que permitimos suceda, al perder. Porque bien vale volver a decirlo: perdimos nosotros.
La paliza, sabíamos, sería dura. Aún no hemos visto lo peor. Prepárense, no hay que temerle a lo que vendrá. La organización vence al tiempo, pero ya no viene desde arriba. Las bases, una vez más, son las que resisten la embestida. Esa memoria popular, esa foto que volveremos a colgar, y ver colgada, en cada casa, en cada hogar. Desde allí resurgirá el kirchnerismo, con estos nombres u otros distintos. Pero con Néstor y Cristina, como Perón y Evita, en esa otra Patria de la felicidad. La por venir.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)