Las PASO, Randazzo y una pregunta por la unidad
El PJ / FPV debate sobre cuál debe ser el mejor camino para las próximas elecciones legislativas (falta solo un puñado de meses). Por el momento prima la idea de una lista acordada que "garantice la unidad del peronismo". Ni la mayoría de los intendentes ni el kirchnerismo duro aceptan (por ahora) la propuesta de Florencio Randazzo de avanzar en unas primarias abiertas.
¿Por qué PASO y unidad se presentan como términos antagónicos? Y otra pregunta más: ¿por qué esas primarias serían "funcionales al macrismo"?
Una idea que sobresale en el debate tiene que ver con que en el peronismo "las internas son una cacería", por lo cual son funcionales a eventuales opositores que se aprovechan de esas disputas. La tesis acepta, sin decirlo, lo que suele afirmar el antiperonismo de su adversario: son bárbaros, qué querés. Como sea, el justicialismo tiene en su historia reciente un ejemplo exitoso (en términos electorales, por lo menos): las internas entre Antonio Cafiero y Carlos Menem que terminaron con el peronismo en el poder después de 13 años.
Más acá, hace sólo dos años, el peronismo bonaerense apeló a unas PASO para elegir sus candidatos. Suele recordarse como un ejemplo de lo que no debe hacerse. El resultado es conocido: después de muchos años el justicialismo cedió PBA, esta vez a manos de María Eugenia Vidal.
Esa dura derrota tiene muchas explicaciones (elección de malos candidatos, inundaciones, la construcción de "la morsa", etc) pero no debería culparse a las internas. Entre las PASO y las generales el Frente para la Victoria sacó prácticamente los mismos votos: 3.103.000 en un caso y 3.098.000 en el otro. Que quede claro: los votantes de Fernando Espinoza y Julián Domínguez se inclinaron por Aníbal Fernández. El notable crecimiento de Vidal se dio a partir del aumento de votantes (un millón más entre elecciones) y del corte de boleta, muy importante en el caso del Frente Renovador (20%) y también presente en el FPV (10%).
El caso citado de la provincia de Buenos Aires debería valer para pensar otra situación, que es la explicación de fondo de la derrota de 2015 (en PBA y en Nación): esto es, la fractura del voto peronista. En ese caso la "unidad" del FPV no representó la "unidad del peronismo": el massismo jugó por afuera y se llevó consigo a votantes justicialistas. Por su parte, Cambiemos realizó la trayectoria inversa: pasó de la dispersión a la unidad, a través de unas internas entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica.
Una encuesta reciente de Analogías asegura que tanto CFK, Daniel Scioli como Verónica Magario tienen una intención de voto cercana al 30%. Por su parte, Randazzo oscila entre el 6 y 8%. ¿Por qué no optar por unas PASO que además permita incluir a massistas desencantados con la alianza de su jefe político con Margarita Stolbizer? Hay que recordar que la mitad del Frente Renovador eligió a Scioli en el último balotaje.
Esa interna debería tener una condición: que los derrotados obtengan lugares en las listas proporcionales a los votos que saquen. Estas elecciones de medio término pueden ser un buen ensayo para la madre de todas las batallas, que ocurrirá no en 2017 sino en 2019.