República, eficacia e ideología
En un acto protagónico del Gobierno Nacional, se crea “la posibilidad de crear” 5000 puestos de trabajo para la juventud, en una suerte de plan de Empleo Joven “en sintonía con el objetivo de alcanzar la pobreza cero”, afirmó el comunicado del Ministerio de Trabajo de la Nación.
La medida que alcanza a jóvenes de “entre 18 y 23 años pertenecientes a sectores en vulnerabilidad social”, supone un sueldo de $4500 pesos, por 6 horas de trabajo diario, en la popularmente conocida cadena de comida rápida McDonald’s “a través de un esfuerzo compartido entre la Nación y la empresa”, sostuvo dicho comunicado.
“Queremos reconstruir la cultura del trabajo y la movilidad social ascendente, que es un valor que tenemos que rescatar para los argentinos”, afirmó el representante de la cartera laboral, Jorge Triaca. Asimismo, los jóvenes que se incorporen a través de dicho plan, contarán con cobertura de salud provista por la Obra Social Elevar y “un certificado de entrenamiento laboral”.
Ahora bien, el salario mínimo, vital y móvil es de $8060 pesos, anunciado por el Presidente Macri junto al Consejo del Salario en Casa Rosada, y el silencio oficial en este sentido es absoluto. Sin embargo, no hace menos ruido el subsidio que la empresa Arcos Dorados (nombre legal de McDonald’s) recibirá por esta acción, aunque la información no sea clara ni concisa.
El Gobierno Nacional, en sintonía con su concepción liberal del Estado, luego de completar los espacios del Ejecutivo con representantes del sector corporativo, demuestra que su intencionalidad es un gesto constante hacia la primacía de la lógica empresarial en sus formas. Los procedimientos y las medidas llevadas a cabo por la presidencia en los meses que lleva la nueva gestión, no hacen más que reproducir las características de manuales de liberalismo político y económico, que responden a los términos de eficacia y eficiencia administrativa.
Características más o menos con las que uno puede o no estar de acuerdo, ya que determinados aspectos pueden reducirse, sin ánimos de calificar peyorativamente a ninguno, a ideología. La grieta, sí, la diferencia ideológica entre gobernar para la gente o en términos de eficiencia con las cuentas de la economía.
Pero, hablemos de los valores de la República. Este gobierno accede al poder luego del agotamiento de un modelo que se caracterizó por una exacerbación de los valores populares de su apoyo. La campaña mediática exagerada en su contra no fue menor, por cierto. Por cierto también, esa campaña mediática respondía a intereses del sector empresarial y corporativo que hoy se encuentra en representación del Ejecutivo Nacional. Las cuentas cierran por todos lados, pero con muchos afuera.
Los representantes del cuarto poder y del poder económico, sostenido desde el gobierno por la representatividad adquirida en los cargos de gestión ocupados, valga la redundancia, son quienes hoy ejercen la política desde el Estado, apuntando seria y efectivamente a que los números cierren. Aunque sin preocuparse por si la gente está adentro. Con la contabilidad a favor de la eficiencia, el Estado es transformado en una Empresa.
Vimos cómo el Presidente de la Nación, en uso completo de sus facultades brindadas por la Constitución Nacional, vetó una ley que protege a los trabajadores de las embestidas del sector privado, empresarial, ante la coyuntura traicionera del mercado, utilizando como discurso la oposición que el gobierno anterior sostuvo frente a la misma Ley Antidespidos. Asimismo, comenzamos hablando de la participación en el sistema laboral estatal, que la empresa Arcos Dorados obtiene al “brindar” empleo a jóvenes en situación de vulnerabilidad social, en pos de lograr pobreza cero, y movilidad social ascendente “recuperando los valores del trabajo”.
Sin embargo, lo que no se conoce es la posibilidad de licuar impuestos que la reconocida multinacional obtiene ante semejante acto de buena fe del Gobierno argentino. Tampoco se conoce el régimen laboral a los que dicha empresa somete a sus empleados, o sí, pero no se dice. Tampoco se habla de que el Estado está subvencionando a una empresa multinacional, de capital 100% privado y extranjero, cuando las pequeñas y medianas empresas de industria nacional, que activan y desarrollan la economía nacional y el mercado interno, no pueden pagar los servicios que implican mantener abierta sus fábricas. Tan simple como que no pueden pagar la luz porque la quita del subsidio nacional a dicho servicio implica un aumento tan grande en las tarifas que no pueden afrontar los gastos. Entonces, cuando hablamos de eficiencia del Estado, de que las cuentas cierren de manera positiva, ¿de qué estamos hablando? Cuanto menos de Ironía.
Completando lo antedicho, es imposible no mencionar que la campaña que se erigió en pos del ascenso al poder del actual gobierno, desarrolló cuestionamientos a las reservas del Tesoro Nacional y a las actividades deficitarias de las empresas nacionales, estatizadas, por supuesto, por el gobierno anterior. Para ello, las promesas de campaña de un lado y de otro del ballotage, demostraban los diferentes estilos de gobierno que cada candidato pretendía desarrollar: uno implicaba la reconstrucción de la Republica aparentemente devastada por las cuentas de la economía nacional; mientras el otro la perpetuidad del modo popular de gobierno.
Las instituciones de la República se vieron entonces ultrajadas por las cuentas de la economía nacional que prefirieron mantener las reservas del Tesoro Nacional en un bajo nivel, a costas de sostener un gobierno con desarrollo de la industria nacional, con seguridad y justicia social, donde las frivolidades del mercado actúen en sus propios términos y no con la estabilidad de las economías familiares. Garantizado ello, por la mano no invisible del Estado, por su protección.
Por suerte hoy tenemos un gobierno que aboga por las instituciones de la República; que devuelve los términos de eficacia para que las reservas del Tesoro no sólo no se bajen sino que se acrecienten, que protegen el sistema económico de los embates del populismo. Hoy tenemos un gobierno que quita subsidios a servicios básicos y quita también retenciones al poder económico. Un gobierno que subsidia al capital extranjero para que incluya a nuestros jóvenes en el mercado laboral, con condiciones inhóspitas de contratación que se supone que el Estado prohíbe. Hoy tenemos un Estado que veta leyes en pos de las instituciones de la Republica. Hoy tenemos un Estado que sugiere y demuestra que licuar impuestos está bien, dándole las condiciones para hacerlo a una multinacional.
Es posible que esto me lleve a una pregunta, y es posible también que ya me la haya hecho no tantos años atrás: ¿será nuevamente la Argentina un paraíso fiscal para el capital extranjero en pos de las instituciones de la República?
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos para un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)