Pedro Cahn: “Todavía el estigma de la discriminación sigue siendo una barrera importante en la lucha contra el SIDA”

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Pedro Cahn: “Todavía el estigma de la discriminación sigue siendo una barrera importante en la lucha contra el SIDA”

29 Abril 2022

Por Juan Cruz Guido | Fotos: Noelia Guevara

Pedro Cahn es médico especializado en infectología y líder mundial de la lucha contra el HIV. Es uno de los fundadores de la Fundación Huésped y ha sido presidente de Sociedad Internacional de SIDA desde 2006 a 2008. En un diálogo con AGENCIA PACO URONDO, con motivo del premio Legión de Honor de Francia a su trabajo contra la enfermedad, recorrió sus inicios, los prejuicios sociales y de sus colegas y el estado de situación actual. “La desigualdad social es un factor fundamental en términos de acceso a la educación, a la información y a la prevención”, destacó.

Agencia Paco Urondo: ¿Qué sensaciones tenés de recibir el premio de la Legión de Honor por tu lucha contra el SIDA? ¿Lo esperabas?

Pedro Cahn: Lo primero que me pareció fue una gran sorpresa, porque se trata de una distinción que estaba completamente fuera de mi radar. No lo esperaba ni por asomo. En segundo lugar, una gran satisfacción, por supuesto, porque fue una palmada en la espalda, un reconocimiento al trabajo. Pero básicamente yo no lo tomo como una cuestión individual, lo tomo como el premio al capitán de un equipo, en todo caso. Donde hay una figura visible, una cara visible que es la que aparece, pero en realidad hay todo un equipo de trabajo atrás tanto del Hospital Fernández, que pertenecí hasta hace pocos años, con la Fundación Huésped, de la cual estoy desde su fundación. Hubiera sido imposible llegar a donde llegamos con muchas de las tareas que desarrollamos si no hubiera sido por ese equipo interdisciplinario fantástico que tenemos.

APU: En la Argentina había mucho prejuicio, inclusive de los médicos, ¿Eso cómo lo viviste en los primeros años?

PC: Como vos decís, muchos se fueron cayendo, no todos. Todavía el estigma de la discriminación sigue siendo una barrera importante en relación a la lucha contra esta y otras enfermedades. Pero es cierto que al principio era una cuestión donde nosotros hemos pasado por etapas en las cuales nos quisieron prohibir la internación de pacientes con HIV en el Hospital Fernández. En tono de broma, cuando íbamos con mi equipo a tomar un cafecito a la mitad de la mañana, cosa que hacemos frecuentemente en el hospital, entrábamos al bar y nos decían "Uy, cuidado, viene la patota rosa". Cosas por el estilo. Hemos sufrido en ese momento una desaparición de las primeras 400 historia clínicas que teníamos, que evidentemente las incineraron. Hicieron lo posible para que este tipo de pacientes no se internaran en el hospital. Bueno, después, con el tiempo cambió, cuando empezaron a llegar otro tipo de pacientes: ya no eran todos chicos que tenían sexo con otros chicos o personas en circunstancias de uso de sustancias. Cuando empezaron a llegar mujeres, mujeres embarazadas. Cuando empezaron a llegar familiares de médicos, familiares de personal del hospital. Ahí la gente se dio cuenta que cuando uno escupe para arriba termina mojado, es decir, tarde o temprano le podía tocar a cualquiera. Así que fue un proceso que tuvo sus complicaciones. Pero nosotros siempre sostuvimos que estábamos ahí para atender a la gente. Yo elegí la especialidad de infectología, de las enfermedades infecciosas, y por lo tanto no puedo quejarme de que tenga que atender a una persona con una enfermedad infecciosa. Así de sencillo.

APU: Me queda siempre esa anécdota que contás de que tus propios colegas te decían “Tengo hijos, familia” para oponerse al tratamiento del HIV. Un poco sintetiza esos prejuicios que tuviste que combatir…

PC: Tal cual, como vos decís. Yo me acuerdo del caso de un jefe de sala que cuando hicieron la movida para prohibir la internación de los pacientes con SIDA en el hospital me decía: "Pedro, no es nada personal, yo valoro mucho tu trabajo, pero estos pacientes son todos homosexuales o drogadictos y yo tengo familia, yo tengo hijos" y yo le dije "yo también tengo hijos, y para tu tranquilidad te quiero decir que ni la homosexualidad ni la drogadicción son enfermedades transmisibles, no te las vas a llevar a tu casa, así que quédate tranquilo". Pero bueno, había que explicar hasta esas cosas elementales.
 


 

APU: En ese momento en la Argentina y en el mundo pasó que hubo muchas figuras públicas que tuvieron la enfermedad y lo ocultaron. ¿Crees que estaría bueno que el HIV tome un estado más público en cuanto a la difusión? ¿Cómo ves eso?

PC: Eso que vos a preguntar se llama normalización del HIV, es decir, el HIV es una enfermedad como cualquier otra. A uno le tocó ser diabético, a otro le tocó ser hipertenso, a otro le tocó ser HIV positivo. Y no debería ser una cuestión diferencial en ese sentido, pero lamentablemente todavía hoy hay gente que tiene una vida semi clandestina en relación a su situación con HIV, que no lo comparte con su familia, que no lo comparte con amigos, que inclusive no utiliza los beneficios de la obra social o de la prepaga que tiene por temor a quedar incluido en una lista, cosa que de paso te aviso que no ocurre porque la confidencialidad se maneja en forma absoluta. Todo se maneja a través de códigos. Pero bueno, de todas maneras, todavía hoy sigue esa situación de auto reclusión, de auto estigma en una proporción menor de pacientes, pero que todavía no está superado y no se va a terminar de superar mientras la sociedad siga teniendo una mirada de sospecha sobre quien tiene HIV. Normalmente la primera pregunta es Fulano tiene HIV: ¿Y por qué? Qué cambia, ¿no? Hay un viejo proverbio africano que dice que si se mete un reptil en tu casa no tiene importancia cómo entró, lo que tiene importancia es cómo te lo vas a sacar de encima. Bueno, acá exactamente lo mismo.

APU: Te tocó viajar y fuiste presidente de la Asociación de la Lucha contra el SIDA a nivel mundial. ¿Qué diferencias notaste particularmente entre la Argentina y el mundo? Hay algunos patrones comunes o diferenciales de la Argentina con Latinoamérica.

PC: Primero que no podemos hablar de Argentina y el mundo, porque el mundo es muy heterogéneo y muy diverso. Hay un mundo donde hay países que, por ejemplo, tienen pena de muerte para la homosexualidad. Algunos países del Medio Oriente, por ejemplo. Hay países en América Latina que tienen prisión para las minorías sexuales, si son detectadas como tales. Y tenés países que tienen programas muy amplios de provisión de terapia antirretroviral y de prevención, que también dependen de las condiciones políticas. Por ejemplo, Brasil tiene un programa que es muy amplio, muy generoso y fue de los primeros que estableció el acceso universal al tratamiento. Pero sus prácticas de prevención se vieron fuertemente afectadas por la llegada de Bolsonaro a la presidencia, por una mentalidad conservadora y mucho más apegada a los valores tradicionales. Así que en ese sentido hay una variedad muy grande.

Nosotros tenemos situaciones en América Latina donde tenemos pleno acceso al tratamiento, como en Argentina, en Brasil, en Chile, en Uruguay, y tenemos países donde la situación es más complicada, que depende mucho de la ayuda externa. Países centroamericanos, como puede suceder por ejemplo con Honduras. Países como Haití que tienen tasas de prevalencia de la infección por HIV que en algún momento llegaron a ser similares a las de África. Ahora bajaron un poco, pero siguen siendo diez veces más alta que la que se ve en otros países de América.

Y con respecto a Estados Unidos, por ejemplo, para decirte, es diferente la situación en Norteamérica entre Estados Unidos y Canadá. Canadá es un país que tiene una mentalidad mucho más amplia. En Estados Unidos una es la situación en las costas, en Nueva York, California, donde hay mucha más apertura de pensamiento. Y otra es la situación que podés tener en Estados del interior del país, que no por casualidad se distribuyen de una manera similar a cómo vota la gente. Votan a demócratas en las costas y votan republicanos en el centro. No por casualidad también las tasas de vacunación para COVID son mejores en las costas que en el centro. Hay una cierta coherencia entre la orientación ideológica y lo que sucede en el campo de la medicina. Y en Europa tenés un panorama variopinto, tenés países muy avanzados en ese sentido, como España, Francia, Italia, y tenés otros países donde la situación es mucho más compleja desde el punto de vista de la provisión. Rusia es un caso, por ejemplo, donde la persecución contra los usuarios de drogas, que es una de las formas de adquisición de HIV más frecuentes en ese sector, es muy importante y eso perjudica mucho la lucha contra la diseminación.

No te olvides que nosotros vivimos en una circunstancia actual donde hemos podido demostrar que I es igual a I. Esto quiere decir indetectable, es igual a intransmisible. Esto significa que, si una persona tiene el virus HIV y recibe su tratamiento durante más de seis meses, tiene su carga viral indetectable, sigue tomando la medicación en forma permanente, no transmite la infección a su pareja sexual aún en ausencia del uso del preservativo. Entonces, el mecanismo de poder tratar lo más tempranamente posible a la mayor cantidad de gente posible no solamente beneficia a los pacientes y en la teoría beneficia a la comunidad porque reduce la tasa de transmisión de la infección.

APU: ¿Sentís que hoy en la Argentina, a pesar de lo que se ha avanzado, hay acceso suficiente a la información con respecto al HIV o hace falta más difusión, por ejemplo, de esto que acabas de comentar?

PC: Sin duda que hace falta más, porque si todo estuviera bien no tendríamos 5800 casos nuevos por año. ¿Qué tenemos bien en la Argentina? Tenemos un programa de provisión de terapia antirretroviral donde toda persona tiene derecho a acceder. Si vos tenés una prepaga, te la tiene que dar tu prepaga. Si vos tenés una obra social, te lo tiene que dar la obra social. Si no tenés ninguna de esas situaciones, cosa que sucede en el 70% de los casos, la persona lo va a recibir por vía del Ministerio de Salud de la Nación, eso está garantizado. Está garantizado el acceso al diagnóstico, está garantizado el acceso a los controles periódicos de carga viral y de niveles inmunológicos. Pero todo eso está garantizado para lo que llegan. Yo siempre describo el sistema de salud argentino como un sistema darwiniano, en el sentido de que sobreviven los más aptos. ¿Qué quiero decir con esto? Si vos venís al Hospital y decís me quiero testear, te vamos a testear. Si sos positivo, te vamos a tratar y si tenés una complicación te vamos a tratar la complicación. Si Juan no viene al hospital, el hospital no va hacia Juan. Entonces el tema es cómo hacemos para llegar a los sectores que están más marginalizados. Si vos mirás lo que sucede, vas a ver que hay mucha población que no va a ir al hospital porque los hospitales además están organizados, en su gran mayoría, salvo algunas excepciones, para las necesidades del equipo de salud, sobre todo para la necesidad de los médicos.

Funcionan de mañana para que los médicos, como ganan poco en el hospital a la mañana puedan trabajar a la tarde. Y entonces, por ejemplo, si Juan se quiere testear y no puede durante la semana, porque durante la semana trabaja todo el día, no tiene cuando testearse el fin de semana. Es lo mismo que pasa con el papanicolaou para las mujeres. Por ahí hay una señora que quiere hacerse el papanicolaou, pero tiene que sacar turno y resulta ser que ella podría ir el mismo día que puede salir a pasear un domingo. Pero a nadie se le ocurre poner un ginecólogo de guardia para hacer el estudio un domingo. Es decir, de qué manera adaptar o flexibilizar la estructura de los servicios de salud y los acercamos a las necesidades de la gente. Hay gente que razona de una manera tal, que piensa que la mano tiene cinco dedos porque los guantes vienen fabricados así. En realidad, la situación es al revés. Los guantes vienen fabricados porque nosotros nacemos con cinco dedos. Entonces eso es parte del problema.

Hay que normalizar el testeo. Una de cada cinco personas que viven con VIH en la Argentina desconocen su situación. Si se enteran a tiempo pueden hacer un tratamiento más efectivo y pueden contribuir a evitar la transmisión a terceros. Entonces, la gran mayoría de los casos, el 99,6% de los argentinos somos negativos. Ese 0,4% de una población que estima que el censo dará 46 millones, la gran mayoría sabe su situación y están en contacto con el sistema de salud. Pero hay un 20% que no lo sabe. Entonces es muy importante ayudar a detectarlo. Para eso tenemos que facilitar el testeo, descentralizado, que la gente no tenga que venir al hospital, que se pueda testear en los lugares de los lugares de atención primaria, en las salitas, en los barrios, salir a hacer campañas de testeo. Y como vos me preguntabas antes, hay que hacer campañas de información. Información que por ahí Juan Cruz no necesita porque la tiene, pero información que otros sectores no tienen porque no tienen acceso. Nuevamente, aquí la desigualdad social es un factor fundamental en términos de acceso a la educación, a la información y a la prevención.

APU: Yo me testeé en el marco de una campaña de la Fundación Huesped, recuerdo que me hicieron muchas preguntas, algunas de índole más privado, ¿a que se debe eso?

PC: En primer lugar, el estudio es gratuito en cualquier hospital público y también en instituciones que no son públicas. O la Fundación Huésped que tiene un centro de testeo en el barrio de Almagro. Cualquiera puede acceder sin cargos, así que el testeo gratuito no es una particularidad de ninguna institución. El hecho de las preguntas, en la medida en la que el testigo es anónimo, sirve desde el punto de vista epidemiológico. Para poder desarrollar las campañas, como decís, es importante saber si la tasa de posibilidad está creciendo entre jóvenes, entre mujeres, entre hombres, entre personas que tienen ciertas características, entonces para eso sirve en la medida en la que sea anónimo, no hay ningún problema.

Fundación Huésped

APU: Te quería preguntar puntualmente sobre la Fundación Huésped. ¿Cómo comenzó? ¿Cómo surgió la idea?

PC: Mira, la Fundación surgió porque nosotros empezamos a recibir, cuando empezó a hacerse pública la situación de la HIV en Argentina, personas que querían ser voluntarias, que querían trabajar para contribuir en la lucha contra el sida. Algunos querían donar dinero, otros querían donar horas, etcétera. Y la verdad que no teníamos cómo canalizar esa donación. En el hospital era complicado por una situación particular que tenía la cooperadora. Yo dirijo, todavía hoy, un centro médico privado que atiende a pacientes de la Seguridad Social y de las instituciones de medicina prepaga. En el hospital no se podía. En el centro privado yo no quería porque no me parecía ético que un centro privado recibiera donaciones ni trabajo voluntario.

Y ahí decidimos fundar la Fundación Huésped, que empezó trabajando en un altillo de ese centro médico y que después adquirió vuelo propio gracias a la tarea de mucha gente, como por ejemplo a Roberto Jáuregui, que fue nuestro primer coordinador. La primera persona, un colega tuyo, un periodista de Página12, que salió públicamente a decir yo me llamo Roberto Jáuregui, tengo sida, necesito una medicación que viene de Estados Unidos que cuesta 400 dólares por mes. Hoy 400 dólares es mucha plata, pero en aquel momento era muchísimo más. Estoy hablando del año 88-89. Lo que le pasó a Roberto, que era paciente mío, es que un día vino, dos semanas más tarde de publicar esa nota, y me dijo "Pedro, tengo tratamiento como para cuatro meses porque no sabés la cantidad de dinero que me llovió y me llegaron frascos de medicamentos del exterior, etcétera". Entonces yo le dije Roberto, vos ya no te pertenecés, por qué no te aproximas a la Fundación. Sos un personaje público y nos ayudás a que otros chicos pueden tener una situación similar a la tuya. Y ahí se puso Roberto a trabajar incansablemente. Me acuerdo de la anécdota de una noche. Eran cerca de las diez de la noche y Roberto estaba mandando fax. En aquella época usábamos el fax para promover un recital que a beneficio de la fundación nos iban a brindar los artistas. Le digo "Bueno, Roberto, dale, vámonos a casa, podemos seguir mañana, hay tiempo". "Vos tenés tiempo, yo no tengo tiempo", me dijo. Y efectivamente, Roberto se murió en el año '93, tres años antes que apareciera la terapia combinada con tres drogas, que fue la base del cambio de la historia natural de esta enfermedad.

APU: Y con respecto al desarrollo de la vacuna, mucho se ha hablado de eso. Hay un desarrollo muy avanzado, inclusive tengo entendido que se está testeando en la Argentina. Uno vio la velocidad con que se desarrollaron las vacunas contra el COVID y piensa, con cierta ignorancia científica, desde el sentido común, ¿tantos años demoró la vacuna del HIV? ¿Cómo lo ves vos?

PC: En primer lugar, convengamos que hay muchas enfermedades infecciosas por las cuales no hay vacuna. Para las que hay vacunas, las vacunas han realmente cambiado la historia de la enfermedad. Y bueno el COVID es un ejemplo. En el caso particular del HIV es una complicación adicional. Vos fíjate: si una persona se deja el COVID, lo que le va a pasar es que el virus invade el aparato respiratorio, por ejemplo, y el sistema inmunológico sale a defender, sale a combatir esa infección. Si el paciente se pesca una hepatitis, se pone amarillo, tiene fiebre, se inflama el hígado, pero el sistema inmunológico sale a combatir. En este caso lo que ocurre es que el virus HIV ataca el sistema inmunológico. Ataca el sistema que debería ser el sistema que nos defiende de esa infección, lo hace mucho más complicado para resolver. Esta es una cuestión.

Por otra parte, este es un virus que se integra dentro del genoma de las células humanas y se hace particularmente complicado el tema. Hay un estudio de fase tres que vos mencionas. El estudio mosaico no sabemos qué resultado va a tener. Esperamos los resultados para fines del 2023 o principios del 2024. Ojalá tenga una eficacia del 50% o más, que es el límite inferior que pone la Organización Mundial de la Salud para justificar la producción masiva de una vacuna. No te puedo garantizar que resultados va a haber. Lo que sí te puedo decir es que se tolera muy bien. Tenemos una cantidad de pacientes nosotros incorporados en ese estudio. Somos uno de los dos centros de Argentina que trabajan en el tema. Pero es imposible anticipar resultados porque es un estudio de doble ciego. Esto quiere decir que ni el paciente ni el voluntario, en este caso, ni el médico investigador, saben qué es lo que está recibiendo el voluntario. Y esto es sumamente importante porque evita todo tipo de sesgo en cuanto a la interpretación de los resultados. Evita que la persona que sabe que está recibiendo vacuna diga "entonces me cuido menos porque sé que estoy recibiendo vacuna activa" y entonces los resultados dan peor. O la persona que no está recibiendo vacunas se cuida más y por ahí los resultados dan mejor en términos de proporción de personas que contraen la infección.

Entonces es muy importante saber que no tenemos resultados preliminares y no vamos a tener, salvo que un comité independiente que siempre funciona en todos los estudios, que no es ciego frente a los resultados, pueda decir acá hay diferencia entre las ramas. Sí, hay una diferencia muy importante que a una rama le va mucho mejor que a la otra, ese comité puede parar el estudio o si por el contrario pasa el tiempo y se ve que no hay ninguna diferencia puede parar el estudio por futilidad, por falta de eficacia previsible. Pero hasta el momento eso no ha sucedido. Llevamos a cabo el estudio ya varios años y estamos ansiosos de ver, al igual que ustedes, el resultado.