Daniel Catalano: "No podemos dejar a los vecinos librados a la suerte de Rodríguez Larreta"
Por Martin Massad y Juan Cruz Guido | Foto Carlos Pérez
Agencia Paco Urondo: Muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires están atravesando una situación muy complicada y en ese contexto ustedes, desde el Sindicato, están tratando de brindarles asistencia ¿Cómo ven la situación concretamente?
Daniel Catalano: Nos encontramos con una situación que realmente angustia. Por ejemplo, en el barrio de Barracas no hay agua potable desde hace varios días. El otro día conseguimos una donación y el martes vamos a descargar agua para la mayoría de los vecinos. Sin embargo, creemos que no es nuestra función hacer esto, pero si no nos involucramos y dejamos de participar, dejamos a los vecinos librados a la suerte de Rodríguez Larreta, y eso es un problema grave.
Los vecinos no cuentan con la estructura para poder alimentarse diariamente y tienen escasez de elementos de higiene, y además al no tener agua se hace difícil que el COVID-19 no entre con cierta determinación, haciendo que se lleve puesta la vida de muchas personas. Por otra parte, en estos lugares la mayoría de las personas se encuentran en situación de vulnerabilidad laboral, lo que afecta directamente su posibilidad de garantizarse la comida. La ciudad de Buenos Aires no está entregando los alimentos de la manera en que tiene que entregarlos. Se desconoce a las organizaciones sociales y los comedores ya no saben qué inventar. Hay barrios en los que hacen vaquitas para poder hacer las ollas populares. Esto es lo que está pasando y en ese contexto se están haciendo donaciones de alimentos que se juntan y luego se reparten para ayudar a los vecinos.
APU: ¿Cómo es la actividad sindical actualmente?
D.C.: Nosotros venimos trabajando como siempre, no tuvimos ningún tipo de impedimento para hacerlo. Lo que se pausó en esta etapa son las asambleas, los congresos ordinarios y extraordinarios, debido a que no se puede realizar ningún tipo de actividad que implique poner en riesgo el distanciamiento social que legalmente se ha establecido, pero la vida sindical sigue vigente.
Lo que se determinó a través de una resolución del Ministerio de Trabajo es que no está permitido realizar memorias y balances, asambleas, elecciones de delegados, pero no se impiden las medida de fuerza ni todas esas medidas de excepciones que constituyen la vida institucional de todos los gremios.
La actividad sindical, entonces, continúa. Estamos manteniendo discusión de paritarias y, por otro lado, también tuvimos otro fallo de la justicia producto de nuestra labor gremial en la ciudad de Buenos Aires que no cesa. Tenemos nuestros trabajadores en los hospitales nacionales, públicos y provinciales, y también los trabajadores de la niñez y los adultos mayores en los pasos fronterizos, y todo eso se sostiene con una actividad sindical que no está frenada.
APU: ¿Cree que en la pospandemia se fortalecerá el rol del Estado y por ende el de los trabajadores estatales en la Argentina?
D. C.: No sabría decirlo por varias razones. La primera es que no podemos determinar en qué momento terminará la pandemia porque hasta que no haya una cura de esta enfermedad va a ser difícil poder pensar un esquema como el que conocemos en la vida cotidiana. Por otro lado, entiendo que los grupos dominantes siguen pensando que la única tarea posible es la de un Estado chico e inexistente, y lo que tenemos que hacer ahora es discutir un modelo de país que nos permita a nosotros y nosotras poner en valor la acción del Estado, lo que requiere también de una definición política del Poder Ejecutivo. Respecto a eso, pienso que deberían abrir la planta permanente, dar estabilidad laboral y empezar a mostrar que el Estado necesita una transformación acorde a la época y, además, deberíamos empezar a trabajar en la recuperación de las empresas que fueron del Estado y que están privatizadas. Esta sería una señal muy buena para todos nosotros y nosotras porque marcaría una nueva etapa en el país, en la que se podría dejar de tener miedo de la palabra “populismo” o “estatista” para ver que esta es una real herramienta de transformación, en tanto los pueblos necesitan que el Estado tenga mucha presencia para organizar sus derechos. Me parece que esta va a ser la madre de todas las batallas, y va a ser difícil pero hay que animarse a dar este debate porque parece que los empresarios tienen miedo de que dejemos de ser sus empleados.
APU: ¿Cómo ve a nivel general la situación de la estructura estatal?
D. C.: No pudimos todavía sentar una base donde poder discutir la estabilidad laboral de los empleados públicos. De hecho, la pandemia se lleva puesta todas las discusiones que para nosotros son centrales, pero tenemos dificultades importantes que tratar porque nos hizo perder un 45% de masa salarial. Este año vamos a tener una inflación bastante importante y tenemos que ir pensando en todos los paliativos que se puedan ir generando para poder darle algún tipo de espalda a quienes tenemos que garantizarles los derechos.
Para nosotros es importante que el pase a planta se pueda materializar pudiendo así darle estabilidad laboral a nuestros compañeros y compañeras de trabajo y pensar de manera colectiva esta pandemia. Es una crisis muy grande, que requiere de mucha firmeza y determinación, y los que garantizamos derechos tenemos que poder tener estabilidad laboral, tenemos que poder llevar un plato de comida a nuestra casa, sabiendo que al otro día vamos a seguir teniendo trabajo y eso se logra con un gobierno que tiene estabilidad laboral y nosotros apostamos a que Alberto Fernández lo haga.
Estamos trabajando en el abandono que están padeciendo los vecinos y vecinas de la ciudad de Buenos Aires, y desde ahí estamos tratando de colaborar. Hoy nos enteramos de que un paciente del Hospital Borda falleció al ser atacado por perros salvajes que están en el fondo del predio. Las autoridades llamaban regularmente al Instituto Pasteur para que los animales sean rescatados pero con la pandemia se han olvidado. El paciente salió a caminar y fue atacado imprevistamente. Sentimos mucho dolor, angustia y bronca, porque esta es otra muerte evitable de Horacio Rodríguez Larreta, a quien en estos días lo medios blindaron bastante. El caso de Ramón es el caso emblemático de la desidia de los barrios populares.
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