Debemos reconstruir el sueño de una salud para todos/as
Por Matías Gallastegui*
Fue al principio de 2016 cuando Cambiemos decidió avanzar sobre la salud, con la misma virulencia que arremetió sobre el conjunto de derechos que hacen a la vida de los y las argentinas. La estrategia para el sector se llamó Cobertura Universal en Salud (CUS), un título seductor -como fueron también reparación histórica o secundaria del futuro- verdaderos caballos de Troya para el desguace del sistema público nacional.
La CUS se planteó como una estrategia para darle cobertura a todos aquellos que no la tenían, lo cual parte de una falsa y oscura premisa. Falsa porque desconoce que en la Argentina ya existe una cobertura universal que se llama sistema público. Oscura porque ese desconocimiento venía adjunto a la voluntad de reducir al Estado a su mínima expresión en función de facilitar negocios.
La Salud se ha transformado en un bien muy codiciado por los mercados bajo la concepción de que la enfermedad genera consumidores cautivos, demandas inelásticas que le permiten a la industria farmacéutica, prepagas y aseguradoras extraer ganancias extraordinarias. Estas ideas tienen, al igual que la CUS, una matriz en el Banco Mundial, que en la década de los 90 impulsó el Libro “Invertir en Salud” para estimular el desarrollo de las inversiones privadas en el sector.
Algunos ejemplos del desguacé detrás de la CUS.
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Degradación del Ministerio a Secretaria. Esto solo había pasa en las Dictaduras del 55 y 66
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Desfinanciamiento del programa Remediar que garantizaba 74 medicamentos esenciales a más de 1.7 millones de Personas por mes. Con la reducción de medicamentos gratuitos para la población y la desregulación del mercado, los medicamentos subieron en promedio un 400 porciento.
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Desarme del Programa de Salud Sexual y Reproductiva. Lo cual implico faltantes de Métodos anticonceptivos en todos los centros de salud del país, con el consecuente aumento de los embarazos no deseados.
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El(ex) Ministerio de Salud paso de distribuir 3 millones de preservativos mensuales a 400 mil. Hubo crecimiento de las Enfermedades de Transmisión Sexual, como sífilis y VIH.
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Se ajustó el Calendario Nacional de Vacunas. En muchos casos se compraron la mitad de dosis necesarias para cubrir a nuestra población. Tras 20 años de que no suceda, volvieron a aparecer casos de sarampión autóctonos -40 casos confirmados- por falta de vacunación.
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Desterritorialización del Estado, retiraron buena parte de las políticas nacionales que implicaban una presencia barrial para prevención, promoción y participación comunitaria.
Reconstruir nuestros horizontes por una Salud para Todos/as
El pacto social que se viene impulsando debe encontrar en el sector salud una enorme caja de herramientas, para que mediante el trabajo intersectorial y en red podamos aportar a la salida de esta crisis neoliberal. Para empezar necesitamos de un enorme trabajo colectivo para terminar con el hambre en la Argentina. Es inadmisible que tengamos 14 millones de personas con inseguridad alimentaria.
Con la misma urgencia vemos la necesidad de recuperar una política activa en la producción, distribución y acceso a los medicamentos y vacunas. Jerarquizar el rol de Estado en materia de medicamentos no solo garantiza el tratamiento gratuito y la cobertura en términos de vacunas, sino que además funciona como regulador de los precios.
Para tener políticas que tiendan a recuperar la equidad en salud, y que sean eficaces en la resolución de los verdaderos problemas de nuestra población, es necesaria una política de reterritorialización del Estado, con dispositivos que tiendan a favorecer la participación y organización comunitaria en salud.
Es necesario fortalecer el Primer Nivel de Atención, todos esos servicios que están en contacto directo con la comunidad, en sus diversas dimensiones. Es urgente la revalorizar el rol de los equipos de salud en el marco de la estrategia de Atención Primaria, garantizar las mejores condiciones laborales para quienes van a tener un papel protagónico en la etapa que se viene.
Entendemos que los Promotores de salud deben ser incorporados con mayor firmeza dentro de los equipos. Para esto tenemos que impulsar una Ley nacional de Promotores que funcione como un marco para garantizar sus derechos. Esta figura se vuelve una prioridad por sus conocimientos de la comunidad, para desarrollar diagnósticos e intervenciones más contundentes sobre los determinantes y conectar a la comunidad con los servicios de salud.
Es necesario revitalizar el horizonte del derecho a la salud, hacer de esta perspectiva una política de estado para construir un modelo sanitario activo en el desarrollo del bien común, con políticas de prevención y promoción, para que de manera progresiva desarrollemos un sistema accesible para toda la población, integrado y de calidad.
*Matías Gallastegui, médico generalista, Coordinador de la Escuela Popular de Salud Comunitaria / Caba.