“El narcotráfico va a seguir existiendo mientras siga habiendo lavado de dinero que involucre a escribanos, abogados, constructoras e inmobiliarias"
Rosario vuelve a ser noticia por una nueva oleada de asesinatos perpetrados por parte de bandas criminales. Cuatro personas murieron en estos días, dos taxistas, un colectivero y un playero. En este escenario, el discurso punitivo se fortalece en la figura de la ministra Patricia Bullrich, que no duda en montar un espectáculo militarizado para intentar replicar el modelo de seguridad y orden de El Salvador.
Mientras tanto, el presidente Javier Milei elige declarar la guerra contra las bandas diciendo “son ellos o nosotros” y de esta manera subirse a una actitud belicosa que no ha funcionado en otros países con este tipo de problemáticas. En su “guerra contra el narcotráfico”, México ha cosechado un saldo de 350 mil muertos en su lucha contra el narcotráfico desde 2006 y Colombia acumula 450 mil muertos en la sumatoria de sus conflictos armados/políticos hacia adentro y la expansión de los narcos en el territorio.
El periodista rosarino Lisandro Leoni dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre la situación en Rosario: “Mientras siga habiendo lavado de dinero que involucre a delincuentes de cuello blanco como escribanos, abogados, contadores, constructoras, inmobiliarias, no vamos a tener un cese del hostigamiento de parte de las bandas criminales.”
APU: ¿Cómo está Rosario hoy?
LL: Volviendo a una tensa normalidad, todavía no hay servicio de transporte urbano de pasajeros porque es el sepelio de Marcos Daloia, el colectivero asesinado. Si bien falleció el domingo al mediodía, el ataque a balazos fue el jueves a la tarde. Hay angustia, temor, una ciudad paralizada sin clases en la escuela pública. Solamente se retomaron las clases en las privadas, pero todos están a la espera de que haya alguna respuesta de parte de las fuerzas de seguridad. Ayer empezó a funcionar el Comité de Crisis que tiene la particularidad que va a contar con el apoyo logístico del ejército amparado en la Ley de Seguridad Interior, veremos.
Aquí hay una situación clara, no es la primera vez que se envían fuerzas de seguridad a Rosario en esto de la lucha contra el delito. Llegaron durante el gobierno de Cristina Kirchner, de Mauricio Macri, de Alberto Fernández y ahora en el gobierno de Javier Milei. Porque llegaron durante la tarde y se pusieron en funcionamiento. No hay una solución de fondo. Mientras se sigan autofinanciando las bandas, mientras siga habiendo lavado de dinero que involucre a delincuentes de cuello blanco como escribanos, abogados, contadores, constructoras, inmobiliarias, no vamos a tener un cese del hostigamiento de parte de las bandas criminales.
APU: Cuando mencionas este entramado y lo que se hizo en otras gestiones, ¿qué pasa a nivel provincial respecto al abordaje del problema? Porque nos enteramos cuando se vuelve noticia nacional pero cómo es la gestión de la seguridad en el día a día.
LL: Rosario es una ciudad que se acostumbró a la muerte, que naturalizó las muertes. El año pasado tuvimos 300 asesinatos durante todo el año. Salvo algunos casos resonantes donde los muertos son niños o un grupo de personas vinculadas por algo, no tenemos el termómetro del seguimiento de cada caso. Porque son muchos y porque son víctimas que están vinculadas al narcotráfico y la disputa de bandas. Eso genera una negación en amplios sectores de la sociedad y nadie se hace cargo de esa muerte, se las naturaliza. Los hechos pasan. Aquí estamos hablando de la muerte de cuatro laburantes, muertes planificadas para esparcir el terror en la sociedad. Entonces ahí es cuando estamos ante un hecho excepcional que necesita de medidas excepcionales pero que no se reduce a una mayor cantidad de fuerzas federales en los barrios, son necesarias porque han sido completamente desvalorizadas. Pero la policía de Santa Fe es parte del problema, son conniventes con el narcotráfico y ese es el saldo que tenemos hoy en las calles de Rosario.
APU: ¿Qué pasó con los proyectos de saneamiento de la policía provincial? ¿Eso no ha sido suficiente?
LL: No. No hubo tal saneamiento, no digo que todos los policías sean malos pero los que son malos son muy malos. Ponen su logística y sus armas al servicio de los delitos. No hay saneamiento posible hasta que no haya una reforma estructural de la policía en Santa Fe.
APU: ¿Hay algún tipo de consenso de parte de las fuerzas políticas para abordar el problema?
Ayer circuló una foto de la unidad de los tres niveles del Estado. Presidencia, provincia y municipio. Hubiera sido necesaria una foto de unidad de los legisladores de la provincia de Santa Fe, de los que tienen representación en la legislatura nacional, provincial. Sería interesante ver cuáles son las herramientas que pueden brindar o facilitarle a los ejecutivos para colaborar. Medidas concretas de intervención en los barrios. El narcotráfico no es solamente la venta de estupefacientes, es la falta de infraestructura de los barrios, el no acceso al agua potable, el no acceso a una cloaca, la falta de oportunidades laborales. Todo lo que el Estado deje al descubierto lo va a ocupar el narcotráfico.
APU: Estamos ante una situación extrema y una cobertura mediática en ese sentido. En estos días fueron hasta allá medios porteños a cubrir la crisis y algunos periodistas recibieron amenazas de muerte, ¿cómo ven la cobertura mediática que se ha sostenido en estos días?
LL: Antes que nada quiero repudiar y solidarizarme con cualquier periodista de cualquier parte del país que venga a Rosario y sufra una amenaza. Dicho esto, me parece un desastre la cobertura que hacen los medios de Buenos Aires y muchos de aquí también. No se piensa en las víctimas, se las utiliza para ganar un like o tener más rating. En vez de pensar políticas públicas que intervengan están rosqueando en el chiquitaje de qué se puede generar y qué beneficios pueden sacar. Que se haya viralizado el video del playero asesinado me parece de una falta de sensibilidad absoluta. Ayer me llamaron de un canal de televisión de Buenos Aires para salir al aire, les pregunté si iban a pasar las imágenes del playero, dijeron que sí y les dije que no, que no iba a ser parte del circo que se quiere montar. Como comunicadores tenemos una responsabilidad mayor sobre qué decimos. Detrás de esa muerte hay un hijo, una madre, un padre, un tío, una amiga, un primo que tiene que ver en loop durante horas y horas cómo mataron a un ser querido y esa no es una búsqueda del periodismo.