Tragedia de los Andes: la historia de supervivencia de 70 días de Carlos Páez en primera persona
Por Camilo Carbonelli
APU:¿Cómo fue su historia en la tragedia en Los Andes?
Carlos Páez: Participé de aquel vuelo en el año 1972, aquel momento tenía 18 años, éramos un equipo de Rugby que iba a jugar un partido en Chile. El avión cayó en los Andes y tuvimos que permanecer durante 70 días, es la historia más increíble de supervivencia protagonizada por gente del común, salimos en avión con 45 personas.
Yo iba sentado del lado de la ventanilla del avión, mi compañero de asiento durante el viaje me dice; “Carlitos déjame la ventanilla que quiero sacar fotos para llevarle a mi novia”, me costó darle la ventanilla por caprichoso, pero siendo el más chico de los que íbamos en el avión, le dije: “Sí, sentate del lado de la ventanilla”.
Me hice como que había viajado mucho, él se sentó a sacar fotos y yo, del lado del pasillo, tratando de que nadie se diera cuenta de la rabia que tenía, ese hecho hizo que yo esté vivo y él no, porque unos minutos después desde las cabinas nos dijeron: “señores pónganse los cinturones porque el avión va a bailar un rato”.
Nos pusimos los cinturones y el avión comienza a sacudirse, y de pronto bajamos a 600 metros de golpe, luego el avión retomó altura inmediatamente caímos por segunda vez y ahí sentimos el miedo cuando el avión levanta la nariz y nos da el golpe más brutal, se parte al medio y vuela la parte delantera y cae sobre la nieve. Fue un impacto que chocamos a 400 kilómetros por hora.
En ese momento me vinieron muchos recuerdos, y empecé a rezar el Avemaría en el momento donde el avión choca y termino de rezar cuando el avión se detiene, todos los asientos se van para delante y quedamos apretados entre los fierros, me costó tiempo en sacar las piernas de entre los asientos. Me dije si yo estoy vivo tienen que estar vivos todos los demás, cuando salgo me encuentro con Roberto Canessa, le pregunto ingenuamente “Roberto, no pasó nada, ¿no? Y Roberto me dice; “Carlitos esto es un desastre” y realmente era un desastre.
Habíamos caído a 4.200 metros de altura donde la nieve era eterna y hacia muchísimo frio en la cual no teníamos ropa adecuada y no sabíamos nada sobre el comportamiento de la nieve. Queríamos hablar con los pilotos por adentro era imposible ir y fuimos por afuera donde la nieve nos llegaba hasta la cintura y cuando llegamos a la cabina, el comandante estaba muerto y el copiloto se estaba muriendo, lo único que alcanzo a decir es que habíamos pasado Curicó, pidió agua y al rato murió. Luego comienza la otra historia, que es de la supervivencia.
APU: La experiencia de Víctor Frankl sobreviviente en los campos de concentración nazi, en donde vivió situaciones extremas, relata que la clave de la supervivencia consistía en asumir el sufrimiento como un reto a superar y encontrarle un sentido, es decir la lucha por encontrarle sentido a la vida. ¿En tu experiencia cómo fue el proceso de supervivencia y en esa búsqueda de sentido por cada día que pasaba?
CP: Nosotros luchábamos por cosas muy simple, para volver a mi casa y ver a mi papa con mis hermanas con mi perro, no peleábamos por Hollywood, peleábamos por cosas muy simples, yo no peleaba por fama, por libros o películas. Nosotros salimos como chicos normales y volvimos como tipos hermosos que donde vas, el mundo entero te quiere conocer: el Papa, el presidente, el banquero, hasta el que trabaja haciendo papas fritas. Porque es una historia de gente del común en donde tuvimos una historia netamente grupal, una de las más notables de trabajo en equipo, que fue lo que nos hizo salir adelante cada día.
Yo en ese momento no servía para nada. Tenía 18 años y con el pasar de los días y la supervivencia con más de 70 días, surgió un significado para hablar de la evolución y transformación del ser humano, comparado con otras historias grandes como fue el Titanic o como fueron las Torres Gemelas.
En estos más de 70 días vimos como fuimos cambiando y yo realmente empecé como un inútil y me fui transformando en un tipo que podía hacer cosas por las necesidades, empezás a darte cuenta todos los recursos que tenés.
APU: ¿En Argentina seguimos en cuarentena por la pandemia que comparación se puede realizar con lo sucedido en Los Andes?
CP: Si te pones a ver quién vivió la cuarentena, tenés que referirte a la tragedia de los Andes o los mineros en Chile. Nosotros vivimos una cuarentena muy durísima mucho más dura que la actual, en ánimos de comparar porque nosotros pasamos más 70 días, con mucho frio bajo cero sin recursos a cuatro mil metros de altura, rodeados de 29 muertos y no sabíamos de lo que nos iba a pasar. El trabajo en equipo nos hizo salir adelante. En aquel momento nosotros hicimos historia, creo que ahora la estamos haciendo todos juntos, porque agarró a los ricos, a los pobres, a todos. Ahora estamos peleando contra un enemigo intangible, en aquel momento en Los Andes peleábamos contra algo tangible, la montaña y la nieve. Era algo que podíamos tocar. Pasamos 72 días con 29 muertos a dos metros de distancia. Sabíamos la incertidumbre que teníamos, era impresionante. Lo más probable que muriéramos.
Por este motivo la tragedia es patrimonio del ser humano, no es mérito de los uruguayos ni de los rugbiers. Yo intento resaltar eso, a nosotros nos tiraron en la Cordillera a protagonizar esta historia alucinante, que yo soy apasionado porque tiene todos los ingredientes: trabajo en equipo, toma de decisiones, tolerancia a la frustración, adaptación al cambio, solidaridad, que es lo que necesitamos ahora en estos momentos de la cuarentena y la pandemia.
APU: Hay un debate de diferentes sectores que están de acuerdo con seguir con el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio y otros que no. ¿Qué piensa al respecto?
CP: Esta historia, la que estamos viviendo ahora, es más pasiva, porque es de poca acción, porque sólo tenemos que lavarnos las manos y quedarnos en casa. Pero creo que tenemos la obligación de encontrarle lo positivo a todo esto, a los vínculos que puedas tener. Yo, por ejemplo, me he vinculado con amigos que hace tiempo no veía. Creo que tenés que ganar en afectos. Yo tengo dos hijos y cinco nietos, que no puedo estar con ellos, el vínculo lo tenés que fortalecer.
Al principio de todo esto me sentía como los violinistas del Titanic, que seguían tocando pese a que se hundían. Yo me voy adaptando, también hay que cultivar la paciencia para poder ver el sol, así como lo vimos en Los Andes en aquel momento, ahora tenemos la obligación de encontrar el sol.
En este caso tenemos una cuarentena más cómoda porque tenemos WhatsApp, tenemos Netflix, tenemos televisión, la cama calentita y con un enemigo invisible que no sabes por donde te puede atacar, eso es la realidad tenemos que tener mucha paciencia y sobre todo yo creo que la historia nuestra es un homenaje a la vida y nosotros también de alguna manera tenemos que homenajear a la vida y cuidarnos para que exista más vidas después de esta cuarentena. En mi caso personal hoy somos más de los que salimos en el avión están mis hijas y mis ñietos y en esta tenemos que hacer lo mismo tenemos que cuidarnos para que haya más vida. Soy pro argentina y sé que tienen problemas graves, me da mucha pena que le pase algo a la Argentina porque la siento como amiga.