A 5 años del asesinato de Cristián Montecinos: “Luchar me da fuerza para seguir viviendo”
La madrugada del 25 de marzo de 2019 Cristian Ariel Montecinos y David Florentín, junto a otros amigos, se encontraban festejando el cumpleaños de uno del grupo en la localidad de Tortuguitas, Malvinas Argentinas. Ambos salieron a comprar algo pero, en el trayecto, se cruzaron con Antonio Enrique Eliezer Acosta, efectivo de Gendarmería Nacional, de civil, que comenzó a discutir con el segundo de ellos. Según testigos, el gendarme disparó e hirió, por la espalda, de muerte a Montecinos y Florentín tuvo que ser llevado al hospital.
Su madre, Mariana Vergara, lo encontró golpeado, ya fallecido, y recién a los cuatro días le entregaron el cuerpo. El impacto y la tristeza de tal noticia la llevó a perder mucho tiempo, según explica. Montecinos vivía en el Barrio Primaveral, junto a su mujer y cuatro hijos. En cambio, Acosta sigue en funciones y nunca fue llevado a indagatoria. Como suele suceder en casos de gatillo fácil, el poder judicial sostuvo la versión de la fuerza de seguridad, alegando la legítima defensa ante un supuesto robo, por lo que la fiscal María Carbonella ya pidió tanto el sobreseimiento del acusado como el archivo de la causa por falta de mérito.
A base de lucha en las calles, y también en el plano legal, el año pasado la familia consiguió que desde la Fiscalía General solicitaran su reapertura y la realización de pericias balísticas. Vergara sostenía que en el lugar de los hechos había cámaras que nunca fueron revisadas. En representación del Ministerio Público Fiscal intervino Gustavo Carracedo y el expediente se radicó en el Juzgado de Garantías N° 5 de Nicolás Schiavo. Sin embargo, la decisión volvió a ser la misma y el gendarme Antonio Enrique Eliezer Acosta quedó impune.
Al igual que todos los años, familiares, amistades y vecinos del barrio reclamarán que continúe la investigación para poder juzgar al gendarme Acosta. En 2022 estrenaron un cortometraje documental sobre el caso y la lucha que implica para ellos. A cinco años del asesinato de su hijo, AGENCIA PACO URONDO dialogó Mariana Vergara para conocer el estado de la causa.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué significa un nuevo aniversario del caso?
Mariana Vergara: El 25 de marzo de 2019 fue fusilado mi hijo por la espalda y David Florentín de un tiro en el mentón, por el que murió unas semanas después. Recuerdo que el primer aniversario, en 2020, fue desconsolador. Un dolor muy grande no saber qué hacer. Luego, gracias a los compañeros de lucha de Correpi, madres que perdieron sus hijos por las balas del Estado, pudimos llevar cuatro años en busca de justicia.
Nos archivaron la causa, el año pasado logramos desarchivarla dos veces gracias a la lucha en las calles y de los abogados encabezados por María del Carmen Verdú. Ahora son cinco años de luchas. No logramos tener justicia porque quedó impune. Siempre los jueces y los fiscales defendiendo a sus asesinos. Antonio Eliezer Acosta es un asesino.
APU: ¿En qué estado se encuentra a nivel judicial?
MV: A nivel judicial Acosta fue absuelto y quedó libre, no se pudo hacer justicia. La decisión fue tomada por el Juzgado de Garantías N°5 de Nicolás Schiavo en julio del año pasado.
APU: ¿Hay actividades pensadas o programadas para el 25?
MV: Son días, meses y años de lucha en las calles. Caminando y agitando las banderas de los nombres de los chicos asesinados, pidiendo justicia y gritando los nombres de los asesinos, pero también de ellos. Somos la voz de nuestros caídos. Con el paso de los años el cuerpo no te ayuda. Me estoy haciendo estudios ya que estoy pasando por un cáncer de garganta en las cuerdas vocales. A veces, la vida es tan injusta y no te ayuda a seguir. Sólo pido curarme y poder seguir luchando, saliendo a las calles, que es lo que me da fuerza para seguir viviendo para que la memoria de Coqui siga activa y que no le pase más a ningún pibe y piba.
Coqui tenía una vida por delante con 26 años, tres hijos y uno en camino. Nos enteramos cuando lo mataron. Era muy bueno trabajando, humilde y respetuoso. Gran hermano, hijo, padre. Buen vecino, siempre con su sonrisa caminando por todos lados. Sólo pedimos justicia, por Coqui y por todos los pibes asesinados por la represión policial, para que podamos salir tranquilos a la calle.