Basta de gatillo fácil: el pedido de justicia por Leonel Sotelo
Carta de Neomí Robelli*
1º de diciembre de 2016. Mi hijo, Leonel Sotelo, tenía 19 años. Las balas policiales le arrebataron la vida, y con ello, sus sueños. El policía Giuliano Armando Fattori lo asesinó por la espalda, sin darle la oportunidad de que sea juzgado como correspondía si hubiera cometido un delito. Fattori decidió quitarle la vida.
Yo le digo a la señora justicia que vea el lado correcto, que eso no fue justo. Mi hijo no merecía morir como un perro, tenía el derecho a vivir. Le exijo que a la hora de juzgar diga que un policía no tiene derecho a decidir por la vida de los demás. Se lo dice una madre que perdió un hijo y con eso una parte de su corazón, pero decidió dar batalla para que se haga justicia.
El caso de Leonel
Leonel Sotelo, un joven de 19 años, fue asesinado el 1 de diciembre del 2016 en Burzaco, a manos del efectivo de la policía local Giulano Armando Tano Fattori. El 13 de junio iniciará ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 el juicio contra Armando Fattori. En declaraciones a La Retaguardia, Noemí relataba nueve meses despues del asesinato:
“El 30 de noviembre a la noche, en realidad ya era 1 de diciembre, mi hijo estaba en la puerta de casa y a las tres de la mañana se fue a llevar a un amigo que vivía en José Mármol. Por Burzaco un ‘pitufo’ pensó supuestamente que lo iban a robar y le disparó en el pecho tres tiros. El ‘pitufo’ dijo que mi hijo lo fue a robar y es todo mentira porque mi hijo trabajaba con su papá y sus hermanos en un lavadero, no era ningún motochorro”
“Leo y Alan entraban en el estereotipo de pibes chorros. El polícia sin mediar palabras, les disparo por la espalda, vació su cargador”
“Dicen que le intentó robar, que el compañero que iba con él sacó un arma de fuego, que nunca apareció (el arma). Yo no entiendo cómo lo pueden culpar, es todo mentira. Según las pericias mi hijo no tenía ningún arma de fuego y el otro muchacho tampoco”
“Ni el fiscal Pablo Rossi, titular de la fiscalía 8 de Lomas de Zamora, pudo probar que Leo y Alan tengan arma o hayan disparado, tampoco asegurar que la vida de Fattori corría peligro, pero aún el sigue en libertad. Sigue formando parte de la fuerza y es uno de los tantos efectivos que el Estado saca a las calles todos los días para vendernos ´seguridad´”
*Este texto fue publicado por Correpi en su sitio web