Femicidio de Natalia Melmann: “Cuando los jueces legitiman la impunidad”
Por Raquel y Jorge Witis (Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte)
El Tribunal Oral 4 de Mar del Plata absolvió al policía Panadero, uno de los perpetradores del secuestro, tortura, violación y asesinato de Natalia Melman en febrero de 2001. Cuando en justicia se habla de absolución están seguros de su inocencia, sin embargo, en el juicio hubo testigos que lo vieron en el lugar, en el cuerpo de Natalia fue hallado ADN perteneciente al imputado.
El Estado, mediante esta sentencia, incumple la obligación de garantizar a las víctimas el acceso a la justicia, identificar y sancionar a los responsables. Esta gente deleznable libra de culpa a un funcionario imputado de delitos aberrantes.
Estas resoluciones tan reñidas con la justicia, con tantos vicios que desvirtúan el debido proceso son polvorines que estallan cuando la paciencia de los que las sufren se acaba. Se asombran e indignan cuando el pueblo descarga la furia contra un tribunal o comisaría, algo reñido con la conducta ciudadana.
Llaman violentos a quienes hartos responden, pero no hablan de la violencia y hostigamiento que reciben los familiares de las víctimas por parte de la corporación policial, de los obstáculos, las dilaciones y los maltratatos en sede judicial.
Violencia es llegar a juicio 17 años después del femicidio de Natalia, una niña de 15 años.
Violencia es reprimir a sus familiares después de una sentencia aberrante y a los que solidariamente se acercaron acompañar y hacer el aguante a Laura y Gustavo Melmann que lucharon y luchan exigiendo verdad y justicia desde el primer día.
Violencia será si frente a esta absolución, habiendo la fiscal de juicio pedido condena, la fiscalía general no apela esta sentencia, cuando el Estado acusa tiene la obligación de apelar. Exigimos que la fiscalía general la presente en tiempo y forma.
Desde el principio acompañamos a Laura y Gustavo Melmann en esta búsqueda de justicia por Naty. Nos duele que tengan que soportar esta afrenta porque en cada juicio uno revive los últimos momentos vividos por nuestra/o hija/o y cuando no hay condena sentimos que nuevamente han sido asesinadas/os.
Hemos conocido ya demasiados veredictos impresentables, vemos con tristeza e impotencia cuánto camino falta recorrer para poder construir un poder judicial acorde con los derechos consagrados en la Constitución y los pactos internacionales que la complementan, con menos privilegios y más obligaciones como las de cualquier hijo de vecino.
Seguiremos luchando contra la violencia institucional, litigando porque lo que no se sanciona se repite, concientizando para influir en la opinión pública y apoyando a los medios y periodistas que transmiten las voces de los familiares de víctimas.
Nuestro abrazo para la familia Melmann y nuestro enérgico repudio a este fallo oprobioso.