La pesadilla de Pablo Fernández, la Policía y la Justicia bonaerense
Por Ezequiel Arauz*
Como pasa con todo aquello que es filmado y llama la atención, el video se viralizó inmediatamente. Tres efectivos de la bonaerense aparecían pateando varias veces en la cara y estando incluso en el piso e indefenso a un joven. Como también suele pasar, una vez perdido el efecto "viral" la cuestión pasa al olvido. No para Pablo Fernández y su familia. Además de sufrir el acoso de los policías del barrio, todavía sufren las idas y vueltas de la "justicia".
Pablo, que entonces tenía diecisiete años, caminaba la mañana del 17 de octubre de 2018 por el barrio en el que nació, villa La Iapi en Bernal Oeste, plena herradura pobre de Quilmes, cuando se topó con un grupo de policías del comando de patrullas que aparentemente venían persiguiendo a quienes horas antes habían robado un auto en Bernal centro.
No hay en la causa una sola prueba que ligue a Pablo con ese robo. Los policías que lo golpearon jamás pudieron acreditar que el joven estuviera armado. Fernández, que por entonces trabajaba en una estación de servicio, no tenía ningún tipo de antecedentes y la descripción de la víctima de robo automotor no coincide con la ropa que se ve en el video llevaba puesta Pablo esa mañana.
A pesar de algunas dilaciones y ante la presión de familiares amigos y organizaciones sociales y de Derechos Humanos, la justicia bonaerense ordenó tras aquel fin de semana de finales de 2018 liberar al joven y desestimar los cargos en su contra.
Fernández denunció posteriormente a Marcelo Ampuero y Ezequiel Guzmán, los policías que lo golpearon salvajemente. La forma de actuar de la justicia desde entonces lo llevó a dudar seriamente de hacerlo. Citaciones apócrifas a su casa, hostigamiento de parte de los efectivos de su barrio (comisaría Quilmes 7ma) a él y su núcleo familiar. Amenazas más o menos veladas de esos efectivos.
Todas cuestiones que fueron públicamente denunciadas en marzo de este año en una conferencia de prensa junto a concejales de Quilmes, el secretario de DDHH del gobierno de Cambiemos José Estevao, y diversos organismos del distrito.
En lo legal, las abogadas Sofía Caravelos y Gabriela Carpineti hicieron el mismo reclamo además de denunciar la dilación en la recolección de pruebas por ejemplo la desgrabación y el peritaje de las comunicaciones policiales de esa noche en Bernal Oeste.
La causa por "apremios ilegales" contra los efectivos bonaerenses ya pasó a la instancia oral y espera que el tribunal 1 ponga fecha de inicio de las audiencias. "No podemos dejar de pensar que todo lo que pasa en torno a Pablo y su familia son mensajes por su firme decisión de continuar con la denuncia de los policías que lo golpearon" , sostuvo el letrado Nicolás Rechanick, quien también colabora con Fernández en la causa.
Mientras, el próximo jueves 17 de octubre, a un año exacto de los hechos, el golpeado Fernández deberá presentarse ante la UFI 1 de responsabilidad penal juvenil de Quilmes a cargo de la Dr. María Julia Bottaso para declarar una vez más su inocencia a pesar de que, sorpresivamente, en la citación aparece acusado de "robo agravado por el uso de armas".
Ni Pablo ni sus allegados quieren imaginar cuál sería su situación si no hubiera aparecido ese video que alguien subió a You Tube. De que lo hubieran acusado los policías, donde estaría ahora, a casi un año de aquella mañana.
Mientras, ninguno de nosotros quiere imaginarse ni por un minuto en el lugar de Pablo, un pibe extremadamente tímido que no termina de comprender por qué lo golpearon, que no consigue recordar tramos de la pesadilla que vivió esa noche y que no entiende porqué la justicia lejos de escucharlo y intentar al menos reparar parte del daño, lo sigue poniendo una y otra vez del lado de los sospechosos.
La respuesta más simple y más compleja de aceptar es que, tal y como son las cosas, tal y como funciona el poder judicial, estas son las cosas que le pasan a los pobres.
*Integrante de Tres Banderas Quilmes del Frente Patria Grande