“Milagro Sala está secuestrada”
Por Matias Busso (abogado de FIDELA)
Así lo determinaron el Fiscal General a cargo de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), Miguel Palazzani, y el Fiscal Ad Hoc, José Nebbia, al dictaminar sobre la denuncia recibida de la Fiscalía Nº 2 de San Salvador de Jujuy, formulada el 16 de febrero último, por los legisladores de Parlasur Julia Perié, Mario Metaza, Teresa Sellares, Ana María Corradi, Claudia Fernanda Gil Lozano y Eduardo Valdes, argumentando que Sala gozaba de fueros.
Allí sostuvieron que el Art. 16, de la Ley 27129, que reconoce la inmunidad de arresto para los legisladores, goza de plena vigencia y se debiera aplicar al caso de Milagro Sala. "Desde que fue electa el 25 de octubre de 2015 -Milagro Sala- posee inmunidad de arresto. No hay razones jurídicas ni fácticas para que la norma no sea aplicada estando vigente. Es obligación de los jueces y fiscales aplicarla", señalaron los fiscales en su resolución.
Por ello lo que sostienen los denunciantes y fiscales es que no solo estamos en presencia de una detención nula, sino de una serie de delitos cometidos por los jueces Raúl Gutiérrez, Gastón Mercau y la fiscal Liliana Fernández de Montiel. Los delitos serían privación ilegal de la libertad, incumplimiento de deberes de funcionarios público y prevaricato, se trata de un delito permanente que cada día que pasa se agrava aun más. “En este momento, a criterio de la PROCUVIN, se sigue cometiendo un delito", y "es obligacion de los funcionarios publicos de terminar con el delito" y "se comience la causa penal contra los dos jueces y la fiscal de Jujuy".
“Milagro sala está siendo víctima de la peor violencia: la violencia institucional" que "proviene precisamente del último refugio que puede encontrar un ciudadano frente al poder estatal: los jueces y fiscales".
Esas palabras parecen resumir la situación vivida desde hace casi dos meses, donde vemos como una dirigente política opositora se transformó en rehén de una justicia feudal y de los poderes fácticos de Jujuy. Una situación que solo podríamos imaginar en tiempos de dictadura. Ya casi no restan por pronunciarse organismos de derechos humanos, diputados nacionales e internacionales, referentes políticos, sociales y eclesiásticos en contra de la detención de la Diputada del Parlasur, sin embargo Milagro sigue presa. Víctima de una estigmatización mediática, que resulta único lugar donde se justifica la detención. Ya no hay eslogan contra la corrupción, que pueda salvar esta violación burda, no solo a la libertad individual de una persona, sino a las libertades políticas colectivas, ya que el encarcelamiento de una dirigente y diputada opositora significa un mensaje claro, no solo para ella sino para la sociedad en su conjunto. Milagro Sala es rehén de un dispositivo político que no le importa avasallar todos los derechos y garantías constitucionales establecidos. Su prisión es un secuestro y un mensaje para el resto.