Crisis santiraria en Brasil: “Bolsonaro tomó la decisión estratégica de no vacunar”
Por Santiago Gómez
Desde San Pablo
Más de 265.000 personas murieron por Covid-19 en Brasil y el presidente Jair Messias Bolsonar cuestiona el uso de barbijos en redes sociales. En la última semana murieron más de 10.000 personas. Ayer fueron 1.498 muertes en un día, diez veces el número de muertos diarios en Argentina, cuando la población de Brasil sólo es cinco veces mayor que la argentina. Durante la última semana del genocidio que estamos viviendo, el presidente dijo “vamos a combatir el virus pero no de forma burra, ignorante”. Luego reprochó que la prensa le dice que no compra vacunas, “sólo si fuese en la casa de tu madre”, agregó. También se burló de las víctimas diciendo que había que parar de llorar. Felizmente Brasil tiene al Instituto Butantan que produce vacunas y por eso se pudo comenzar la vacunación, porque Bolsonaro sólo pone trabas para ello. Bolsonaro decretó sigilo de cien años sobre su cartilla de vacunación. Gobernadores e intendentes debieron recurrir al parlamento y al Supremo Tribunal Federal para que les garanticen que pueden comprar vacunas.
En este contexto AGENCIA PACO URONDO conversó con Alexandre Padilha, diputado nacional por el Partido de los Trabajadores, exministro de Salud de Luis Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, reconocido sanitarista y doctorado en la Universidad Unicamp, reconocida internacionalmente. Padilha nos describió la trágica situación que vive el país, las razones estratégicas de por qué Bolsonaro no vacuna y se opone a la vacunación, los pocos días que quedan para que sature por completo el sistema de salud y por qué se opone a la vuelta a clases.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuáles son los diversos obstáculos que el gobierno federal está colocando para evitar la vacunación?
Alexandre Padilha: Bolsonaro tomó una decisión estrategia que es no vacunar a la población brasilera en un tiempo adecuado. Esa decisión está motivada por tres grandes motivos: primero porque es negacionista, dialoga con los movimientos antivacunas, no hacer un plan nacional amplio de vacunación, rápido, no hacer campañas públicas, no aparecer en cadena nacional, hasta la cartilla de vacunación suya él escondió y la puso como secreta por cien años. Bolsonaro alimenta el movimiento negacionista y antivacunas, cuestiona las vacunas, las coloca en dudas, para dialogar con ese movimiento.
El segundo motivo es porque con un país del tamaño de Brasil, que tiene cerca de ciento setenta millones de personas en condiciones de recibir la vacuna, se necesita compartir información, trabajo de coordinación con los gobernadores e intendentes, con la ciencia, con los centros de investigación y con otros países. Los grandes planes de vacunaciones hechos en Brasil fueron realizado en cooperación con los países del Mercosur, en coordinación con la Organización Mundial de Salud, la Organización Panamericana de Salud. En el caso particular del COVID’19 necesariamente hay que tener coordinación con China e India, que son dos grandes productores de vacunas, con Rusia, que tiene la vacuna Sputnic V que está despuntando como la vacuna más efectiva. Se necesita coordinar con Argentina y México que lidera el grupo de acceso a las vacunas en América, coordinación con Cuba que tiene cuatro vacunas en desarrollo y Bolsonaro simplemente no quiere nada de eso. Por el contrario, desde junio del año pasado creó obstáculos para establecer una buena relación con esos actores.
Por ejemplo, el mecanismo Covax facility que es un mecanismo construido por la OMS que ofreció en el primer momento que los países pudieran reservar dosis para el 50% de la población, después para el 30%, Bolsonaro se negó a participar de ese mecanismo y firmó en la recta final solicitando apenas el mínimo, el 10% de la población. Otro ejemplo es la negativa del gobierno brasilero de participar del grupo liderado por México, Costa Rica y Argentina, de acceso a vacunas de América Latina, otro ejemplo es el juicio internacional que Bolsonaro hizo con China, en torno de la vacuna desarrollada por el Instituto Butantan. Desde el comienzo Bolsonaro destruyó todos los puentes posibles, nacionales como internacionales, que son necesario para hacer un plan de vacunación, rápido, robusto, amplio para vacunar ciento setenta millones de brasileros durante este año, como es necesario y posible hacer.
El tercer motivo es político, en mi opinión Bolsonaro tiene una estrategia de no vacunar rápidamente el pueblo brasilero porque sabe que el pueblo vacunado se sentirá más protegido para salir a la calle para protestar contra él. El hecho de no haber vacunado a los profesores, a los estudiantes, hace que las universidades estén sin clases presenciales y Bolsonaro sabe que ante los cortes en educación, en ciencia y tecnología, las actitudes anti ciencia de él, su autoritarismo, sabe que el primer día que las universidades vuelvan a funcionar alimentarán muchas manifestaciones en el país. Creo que es una estrategia política de mantener a la población con recelo de ir a la calle, de aglomerarse, de manifestarse, por eso no vacuna.
APU: ¿Cuál es la capacidad de producción del Instituto Butantan?
AP: El Instituto Butanta hizo un acuerdo con la empresa Sinovac de China y tiene la posibilidad de producir 100 millones de vacunas durante este año, serán 46 millones de dosis hasta el final del primer semestre y 54 millones a fin de año. En este momento el Instituto está negociando la posibilidad de importar directamente de Sinovac, anticipando 20 millones de dosis más.
APU: ¿Cómo están resolviendo los gobernadores la compra de vacunas?
AP: Bolsonaro estableció un conflicto político en el país, por un lado no compra vacunas, niega las ofertas hechas desde el año pasado. Pfizer ofreció 70 millones de dosis, más 10 millones de dosis de Jhonson & Jhonson, rechazó la oferta por la Sputnik V. Por un lado no compra vacunas y por otro lado impide a los gobernadores e intendentes a que compren vacunas, lo que los obligó a ir al Congreso para que votáramos una ley que los autoriza a comprar vacunas. Ellos también fueron a la Suprema Corte brasilera para conseguir esa autorización y ya están buscando hacer contratos importantes, el principal es el que está siendo firmando por el Consorcio de Gobernadores del Nordeste (N.E: grupo de trabajo y articulación que establecieron los gobernadores de las nueve provincias de la región nordeste, en su mayoría petistas, para coordinar acciones en la pandemia) con el Fondo Ruso para comprar 50 millones de dosis de la Sputinik V.
APU: En once meses fallecieron 200.000 personas, en los últimos cuarenta y cinco días más de 50.000. Comenzó el traslado de pacientes entre provincias, doce capitales están sin camas de UTI. ¿Cuánto cree que va a demorar el sistema de salud para saturar por completo?
AP: Puedo afirmar que en los próximos quince días vamos a tener el colapso del sistema de salud en varias de las grandes ciudades de Brasil. Ya tenemos muchas ciudades con cientos de personas necesitando camas de UTI y no lo tienen. San Pablo tiene 280 personas internadas en camas normales y necesitan una cama de terapia intensiva. Tenemos que los hospitales privados también se van a saturar, aún los de la elite brasilera están con fila para terapia intensiva.
Vuelta a clases
APU: Por último, qué piensa del retorno a clases.
AP: Todos estamos preocupados con que los estudiantes de jardín, primaria, sobretodo de la red pública, que no tienen acceso a internet adecuado, no tienen condiciones de apoyo de los padres dentro de casa para desarrollar el proceso de aprendizaje dentro de casa, estamos preocupados con el hecho de que perdieron oportunidades de aprendizaje a lo largo de todo el año pasado y están perdiendo en el 2021. Infelizmente ni el gobierno federal, ni la gran mayoría de los gobiernos provinciales y municipales hicieron inversiones para garantizar condiciones estructurales y contratación de más profesores y trabajadores de la educación para que los chicos pudieran volver con un mínimo grado de protección a la escuela. Tampoco vacunaron a los profesores y trabajadores de la educación, por eso estoy en contra de la vuelta de las clases presenciales hasta que no haya vacunación y condiciones estructurales en las escuelas. Hasta que eso no exista, los gobiernos deben desarrollar acciones para garantizar apoyo a los chicos en situación de vulnerabilidad social, que garanticen la alimentación escolar, y vigilar los riesgo de aumento de violencia doméstica contra los chicos.