Javier Trímboli: “El fenómeno de la pobreza actual está enraizado en lo que produjo la dictadura”
APU Radio (La Palabra Justa, domingos de 10 a 12 hs por FM La Patriada) conversó con Javier Trímboli, Profesor de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, sobre el 24 de marzo y sus implicancias en nuestro presente.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué anclaje tienen las desigualdades sociales que existen hoy en la Argentina con el proyecto militar que impuso la dictadura?
Javier Trímboli: La relación es directa, cuando uno ve el fenómeno de la pobreza actual, sin duda, está enraizada en lo que produjo la dictadura. Fundamentalmente, por lo que significó en términos de desindustrialización de la Argentina. Los datos de la desindustrialización son pasmosos. Hay un libro que recomiendo muchísimo de un sociólogo joven, Jerónimo Pinedo, que se llama “Zona sur”. El nombre refiere a la zona sur de la Provincia de Buenos Aires que, originariamente, fue la zona industrial por excelencia. Durante los años de la dictadura, se produce una gran masa de desempleados a causa de una política que prioriza el capital financiero por encima del industrial, una reconversión industrial y económica fuertísima. Es decir, todo eso que se unía en el sindicato, en la fábrica y en el movimiento de masas, luego de la dictadura, empieza a desecarse. Y, además, nos encontramos con la novedad de que hay un nuevo sujeto: jóvenes pobres. Vamos a tener que esperar a los 90 para que este nuevo sujeto se transforme en un actor político. Pero, sin dudas, nuestra escena actual esta capturada por la dictadura.
Agencia Paco Urondo: ¿A qué te referís cuando decís que este nuevo sujeto recién se convertirá en un actor de preponderancia en los 90?
Javier Trímboli: Hubo un momento que tuvimos la impresión, en los primeros 80, que el movimiento popular todavía estaba representado por la CGT. En este sentido, el liderazgo genial de Saúl Ubaldini incluyó muchísimo a estos nuevos pobres. Hay crónicas maravillosas de esa época sobre las movilizaciones de Ubaldini, en donde la impresión es que están los sindicatos y al mismo tiempo estos nuevos pobres. Pero la irrupción política de estos trabajadores desocupados tiene lugar a partir de la década del 90. Al igual que la creación de los movimientos de trabajadores desocupados y la cuestión de los piquetes como nueva forma de lucha. En un punto estos hechos que acabo de mencionar son paralelos a la CGT, muchas veces enfrentados a la CGT. Esto nos coloca frente a la situación que sabemos, por un lado, trabajadores sindicalizados y, por el otro, los trabajadores precarizados.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué más dejó la dictadura?
Javier Trímboli: Está el tema del miedo, era una sociedad que vivía con normalidad el terror. Había una vida diurna que no tenía mayores accidentes o momentos trágicos. La dictadura produce el golpe pero su lengua es republicana, no es la lengua del terror como fue la de Pinochet. Es una lengua del orden, de la república, del entendimiento. Ahora, hay otra vida, la vida nocturna, la de los campos y la que comienza a existir cada noche con la cantidad de muertos que aparece cada mañana. Lo complejísimo de la dictadura es que mucho de esa vida nocturna sigue presente en la vida diurna, la atemoriza, la llena de terror y de miedo. Hay una suerte de convención, y por supuesto esto influyo muchísimo en las capas medias de las grandes ciudades, de no alertarse por esas noticias que llegaban de la vida nocturna. En algunos casos porque había algunas buenas noticias para ellas que tenían básicamente que ver con el consumo y con cierta tranquilidad recuperada, ya que esas clases nunca quisieron estar ligadas a la intensidad política de los 70. Por lo tanto, ahí la dictadura produjo un consenso. Ese momento diurno que quería expulsar las señales de lo que había ocurrido por la noche, produjo un consenso para la dictadura que empezó a desarmarse a partir de las grandes movilizaciones de la CGT y de los organismos de derechos humanos y, por supuesto, se precipita luego de Malvinas.
Agencia Paco Urondo: ¿Ese consenso al que te referís tiene raíz en los 74 y 75?
Javier Trímboli: Es un tema muy interesante para pensar. Salimos de la dictadura convencidos, y el radicalismo trabajo mucho a propósito de esto, de que la sociedad había sido víctima por entero de la dictadura y que había sido asaltada en sus buenas disposiciones, en sus buenas ilusiones, ¿no? Entonces, se coloca todo el peso del problema en los militares, liberando de culpa a algunas clases en particular y a toda la sociedad en general. Es decir, la sociedad no ha tenido nada que ver con esto que pasó. Pero si uno empieza a rasgar un poquito más, empieza a ver que hubo un grado de aceptación de una parte de la sociedad. Una parte de la sociedad efectivamente aceptó, y no fueron solamente las clases altas, sino que esa aceptación también derramó en las clases medias, cosa que no tendría que sorprendernos tanto. Días después del golpe del 55, Leonardi convoca a la Plaza de Mayo y consigue que vaya una multitud de gente, que no eran sólo los ricos de Buenos Aires. Una y otra vez se ha generado el consenso para con las dictaduras, incluso la más terrible como fue la del 76.
Agencia Paco Urondo: Entonces, ¿sacamos al temor como factor para este consenso?
Javier Trímboli: Hay lecturas que quieren exculpar o disculpar este consenso diciendo que fue producto del terror. Yo tiendo a pensarlo de otra manera, tiendo a pensar que hay clases— y que no fueron solamente las ricas— que se sintieron libres con la dictadura, porque se sintieron apañadas por un país en donde la inquietud, la molestia y la demanda por justicia social podía quedar de lado. Esto nos explica también la cantidad de votos que tiene Juntos por el Cambio asegurados. Es decir, nos marca cierta continuidad.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo crees que la cuestión propagandística de la dictadura influenció en la opinión pública?
Javier Trímboli: Sin dudas tuvo algún grado de eficacia. En el archivo de la TV Pública, encontramos un pequeño documental que se llamaba “Ganamos la paz”. Un documental concebido por la dictadura que tuvo su circulación. Había algo muy ligado a lo diurno ahí. Una familia que se reencontraba en Las Flores y el tema es la paz que la dictadura logró producir, después de años tan críticos— del 73 al 76— y dramáticos, sobre todo, por las disputas que se disparan al interior mismo del peronismo. Con esto quiero decir que ahí también hay algo para pensar, ¿no? Muchas personas están fascinadas con el libro “Conocer a Perón” de Juan Manuel Abal Medina y, ahí mismo, él dice “para mí la primavera camporista no tuvo nada de primavera” y ya ve que hay una guerra intestina al interior del peronismo, que era lo que decían los intelectuales de los 70, ligados a la Nueva Izquierda, a Montoneros y a la Tendencia. Sin dudas eso disparó las necesidades más brutales de orden en muchos sectores de la sociedad. Algunos los han llamado, en un trabajo para criticar, “la gente común”. La “gente común” se encuadró y fue muy receptiva a esta publicidad de la dictadura.
Agencia Paco Urondo: Denominarlos como “gente común” es escindirlos de alguna manera de la responsabilidad, ¿no?
Javier Trímboli: Totalmente. Decir “gente común” es una barbaridad, es una despolitización de la palabra que, aún hoy, se continúa utilizando. ¿De qué estamos hablando? Es una suerte de precarización del lenguaje político que ya no quiere hablar de clases ni se hace cargo de pensar una sociedad, sino que, simplemente, dice “gente común” y listo.