Stevia, piratería científica y geopolítica: entrevista a Santiago Liaudat
Por Juan Cruz Guido
Santiago Liaudat es investigador y docente de la Universidad Nacional de La Plata. Acaba de publicar el libro “Stevia: Conocimiento, propiedad intelectual y acumulación de capital”, que ganó el premio de la Asociación Latinoamericana de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología (ESOCITE), en la categoría autor joven. El trabajo toma como punto de partida la planta milenaria de la región del Amazonas para profundizar en la intersección entre patentes, propiedad intelectual y neocolonialismo científico. Desde la CIA a la ONU, el sinuoso camino (y en disputa) que deben atravesar los paises periféricos para lograr el desarrollo y la soberanía científica y tecnológica.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué es la stevia y cuándo es descubierta por los seres humanos?
Santiago Liaudat: La stevia es una planta con poder endulzante. Originaria de Paraguay, de una región específica del Paraguay, que es la Cordillera de Amambay, en la frontera con Brasil, y es una planta que fue descubierta por la ciencia occidental recién a fines del siglo XIX. Esto es una etapa muy tardía en la historia de la ciencia, teniendo en cuenta además que la conquista española de esa región data del siglo XVI. Recién a fines del siglo XIX la ciencia occidental toma contacto con esta planta, que hasta entonces era utilizada por los indígenas guaraníes. No se sabe por cuánto tiempo. Se suele decir ancestralmente. La verdad es que no se sabe. Sí se sabe que ellos tenían un manejo de la planta y tenían ciertos conocimientos básicos acerca de la extracción y el uso de la planta.
El primer científico que toma contacto con ella es Moisés Bertoni, a fines del siglo XIX, un científico suizo emigrado a Paraguay siguiendo ideales anarquistas de fundar una colonia igualitaria. Es un personaje muy interesante y es uno de los protagonistas. A partir de él, la stevia entra en contacto con la ciencia occidental y ahí comienza otra historia. La primera etapa es el valor de uso de una comunidad originaria vinculada a su cosmovisión, a sus creencias. Y la otra es cuando a través de la mediación científica la planta ingresa en conocimiento del mundo occidental, es decir, del mundo capitalista.
En la segunda etapa cambia todo. Comienza un segundo período extenso que yo denomino el pasaje de lo local a lo universal y de la periferia al centro, porque la planta va a pasar del conocimiento local de una comunidad indígena, muy circunscripto a una región, a una lengua periférica subalterna, a ser un conocimiento en lengua dominante. Las lenguas internacionalizadas de la ciencia, en el lenguaje técnico formal de la ciencia. En ese sentido, tenemos un pasaje de lo local a lo universal. Es un pasaje fuertemente asimétrico, condicionado históricamente, y un pasaje de la periferia al centro, porque la planta pasa, mediado por el conocimiento científico, desde una región sumamente periférica, como es el Paraguay profundo, a los grandes centros imperiales de la época: Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos. Y es un largo período en el que hay un intento de que la planta sea explotada comercialmente, pero esos intentos fracasan.
APU: ¿Por qué fracasa el intento de comercializar la planta en un contexto de expansión del capitalismo industrial?
SL: En parte por condicionamientos políticos, económicos, varios. Pero hoy mismo hay algunos datos de color muy interesantes de esta etapa. Por ejemplo, la stevia fue evaluada para ser utilizada en la Primera Guerra Mundial por las Fuerzas Armadas del Reich, del imperio alemán. Es un dato interesante porque iba a ser utilizada con yerba mate para las tropas en el frío nórdico, en las trincheras. Iban a ser provistos de mate con stevia, curiosidad que no prosperó, en buena medida porque el acceso a los cultivos en regiones subtropicales iba a ser difícil en ese contexto de guerra. Estos cultivos no crecen en climas fríos, ni la yerba ni la stevia.
En la Segunda Guerra Mundial, nuevamente en otro contexto bélico, la stevia fue evaluada para ser utilizada, pero en Gran Bretaña, en el contexto del bloqueo de los submarinos alemanes a la isla de Gran Bretaña, en la que había escasez de alimentos. La stevia fue vista como una solución para el rubro de edulcorantes. Tampoco prosperó porque había una serie de déficits tecnológicos, que sería más largo de detallar.
Finalmente, en la segunda posguerra, habiendo pasado ya 60 años de diversos intentos frustrados de comercialización y de uso de la planta, años en los cuales el conocimiento científico fue avanzando, comienza la explotación comercial. Primero en Paraguay, en una escala significativa, pero modesta. Y acá tenemos el primer proceso de privatización en sentido estricto de la planta y de los conocimientos: un empresario de la burguesía paraguaya que explota los conocimientos indígenas y privatiza una porción significativa de las de la especie en material vegetal de la planta. Esto también es un rasgo que destaco porque la planta hoy está en peligro de extinción en Paraguay. No sólo hubo una explotación de los conocimientos, sino una expropiación material de los especímenes, que sucesivamente van a ser extraídos por intereses comerciales mayormente extranjeros, pero también nacionales.
APU: ¿Cuándo se produce la difusión global de la stevia?
SL: Esta primera comercialización no revierte sustancialmente la historia de la planta, sigue mayormente en el ámbito científico hasta que ocurren dos grandes fenómenos en la década del 60 y 70 que tienen que ver con transformaciones del capitalismo, que son los objetos de estudio de este libro (Santiago Liaudat: “Stevia: Conocimiento, propiedad intelectual y acumulación de capital”, Ed. Prometeo, 2021).
Uno es la aparición de Japón. Una potencia que desde fines del siglo XIX es una potencia emergente, pasó por la Segunda Guerra Mundial intentando construirse como potencia consolidada en toda el área Pacífico y es derrotada por los Estados Unidos. En la segunda posguerra empieza ya nuevamente el despegue japonés, hasta que en los 80 amenaza la hegemonía norteamericana.
En la década del 60 y 70, Japón prohíbe el consumo de edulcorantes sintéticos. Los edulcorantes que hoy se consumen en Occidente están mayormente prohibidos en varios países orientales, entre ellos Japón. Entonces, se ve en la obligación de buscar un edulcorante sustitutivo a los productos químicos que venían mayormente de Estados Unidos. Y ahí aparece la stevia como opción. Es el primer país potencia que comienza un proceso de explotación de los conocimientos y de la materia vegetal de la planta. Esto va a significar que dé un salto de escala fenomenal. Es decir, las fuerzas productivas japonesas no son las fuerzas productivas paraguayas en cuanto a la escala, la magnitud de los capitales, la capacidad científica y tecnológica.
Cuando aparece Japón, todo cambia. Por un lado, la expropiación masiva de especies vegetales. Y acá tengo una nota al pie. Nosotros hacemos una distinción entre expropiación y explotación. Cuando hablamos de expropiación son relaciones de apropiación en materias y energías. En cambio, cuando hablamos de explotación hablamos de conocimientos.
Japón lo que hace es una expropiación masiva de especies vegetales hacia Japón, con fines de análisis tecnológico, desarrollo y explotación comercial. Y también es una explotación de conocimientos indígenas. Es el primer caso significativo porque el volumen de facturación japonesas es otro. Ya no es este empresario paraguayo, sino la gran manufactura japonesa que en poco tiempo instala el stevia en Japón, en Corea del Sur y en otros países de la región como un producto muy importante. Hasta hoy los principales mercados del mundo están en Oriente.
APU: En ese marco, ¿cuándo aparece la patente y la idea de propiedad intelectual para esta planta milenaria?
SL: Justamente, el otro gran cambio va a ser la aparición de la propiedad intelectual, que es un poco la gran protagonista de este libro. Entender cómo: para que ocurra la explotación del conocimiento, tiene que haber un proceso de titularización de esos conocimientos, de privatización, de la mano con la aparición de la propiedad intelectual en los años 60 y 70.
En el primer patentamiento de la stevia aparece un actor muy llamativo: la CIA. En esos años la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos tenía un programa que se llamó MK Ultra y MK Search, que duró casi 20 años, básicamente todo el período de la segunda posguerra, que esencialmente lo que hacían era experimentar en seres humanos de Estados Unidos con diferentes drogas alucinógenas y otros productos, evaluando probablemente su utilización en contextos de interrogatorios en el Tercer Mundo. Se utilizaron para eso personas sin hogar de los Estados Unidos, migrantes que estaban sin papeles, realmente un desastre lo que hicieron. Esto salió la luz en la década del 70, gracias a la investigación de un periodista. Fue uno de los grandes escándalos de la CIA. Fundamentalmente porque operó sobre territorio norteamericano y con población norteamericana. Entonces el presidente en ese momento, que ya venía golpeado porque había pasado el escándalo Nixon-Watergate, toma cartas en el asunto y designa una serie de comisiones de investigación. La Comisión del Senado, la Comisión de la Cámara de Representantes y la comisión del vicepresidente Nelson Rockefeller para investigar las acciones de la CIA. En esos informes, que son públicos, aparece una empresa que se llama Amazon Natural Drugs Company. Esta empresa tenía sede en la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia, en la ciudad de Leticia. Estaba a cargo de Joseph Caldwell King. Quien había sido el responsable de la CIA para todo el hemisferio occidental. Estuvo durante 20 años en ese cargo. Tuvo a su cargo el golpe de Estado en Brasil, la invasión a Cuba en Playa Girón, un peso pesado.
Anuncia su retiro de la CIA y al día siguiente aparece como presidente de esta compañía en medio del Amazonas. Una cosa muy sospechosa. Todos los miembros son supuestos retirados de la DEA, de la CIA, que deciden montar una pequeña pyme en esta ciudad del Amazonas…
Lo que estaba en juego acá obviamente es el acceso al Amazonas. Enviaban estas plantas con usos alucinógenos. Por ejemplo, el más conocido la ayahuasca. Y se enviaban también, en el mismo marco, plantas con fines económicos. Es decir, tenía una doble finalidad.
En ese contexto, la empresa patenta una serie de desarrollos en torno a plantas amazónica o peri-amazónicas, de la región subtropical. Ahí entra la primera patente alrededor de la stevia. Es registrada en los Estados Unidos. Estrictamente, la primera primera es una de Pfizer, la misma empresa de las vacunas. Pero esa no prospera y no tiene demasiado éxito. La primera patente que tiene una cierta importancia, es ésta que realiza la empresa pantalla de la CIA en el Amazonas.
APU: Ahí se empieza a vislumbrar la intersección entre piratería, patentes, geopolítica y desarrollo…
SL: Absolutamente. Es más, uno de los ejes es el papel, por ejemplo, de la diplomacia. Que es un papel muchas veces invisibilizado. En esta historia tuvieron un papel protagónico la diplomacia y las embajadas. Es el ámbito donde también se procesa el conocimiento local y se envía a los centros. Entonces vos tenés redes de ciencia y tecnología.
APU: ¿Qué cambios produce la aparición de las patentes en la stevia?
SL: En la década del 70 y 80 tenemos un inicio del proceso de propertización intelectual. La propiedad intelectual empieza a establecer regulaciones de acceso privativas sobre conocimiento que circulaban libremente en el ámbito de la comunidad originaria, donde no hay valores de cambio, sino valores de uso. No hay relaciones mercantiles, sino relaciones comunitarias de vida. No existe la idea de propiedad sobre el conocimiento, como no existe la idea de propiedad sobre la naturaleza. En el segundo momento extenso de investigación científica y tecnológica tampoco lo había. No había regulaciones explícitas. Sí, de alguna manera, hay regulaciones implícitas que impiden el acceso a cierto conocimiento científico. Porque tenés que tener cierto dominio del lenguaje técnico, conocer las lenguas dominantes. El inglés. El alemán. Pero más allá de eso, si uno puede tener acceso a esos conocimientos, puede acceder a ellos. Ahora, cuando aparece la propiedad intelectual, empieza a haber un cercamiento sobre lo común, que empieza a ser privado. Y esto es muy interesante porque es parte de la nueva lógica del capitalismo.
APU: ¿Cómo continúa la historia de la planta luego del ingreso de Estados Unidos, a través de la piratería científica de la CIA?
SA: Estados Unidos tiene un poderoso sector industrial asociado a los edulcorantes químicos. Escaló al primer lugar de la química mundial después de derrotar a Alemania en la Primera Guerra y quedarse con las patentes alemanas de química y farmacéutica en el Tratado de Versalles. Le roban todo el conocimiento científico tecnológico alemán, algo parecido pasó en la Segunda Guerra después, pero es más conocido porque se llevan a los científicos. En la Primera Guerra se quedan con las patentes, entonces Estados Unidos pasa a la vanguardia en la química mundial. En la década del 70 ya es un sector consolidado. Cuando la stevia intenta ingresar en los Estados Unidos, de la mano de algunas pequeñas empresas naturistas y demás, en paralelo estaba despegando el producto estrella de los edulcorantes sintéticos que es el aspartamo. El aspartamo es el producto de base del NutraSweet, que era por entonces una empresa de Monsanto, hasta el año 2000. Al mismo momento, a principios de los ochenta, la stevia intenta ingresar al mercado norteamericano. La FDA, que es el organismo de Sanidad de los Estados Unidos, que en la década del 70 había prohibido el aspartamo por considerarlo no saludable para el consumo humano, cuando cambia la administración en el gobierno norteamericano y asume Reagan la presidencia de los EEUU, Donald Rumsfeld que era miembro del gabinete y era el presidente de la compañía dueña del aspartamo, presiona sobre la FDA y la FDA cambia de postura. Luego de una década de rechazar su aprobación, lo aprueba.
La empresa de Rumsfeld pasa a tener un valor de mercado mucho más alto porque de repente tiene en su poder la patente sobre un producto muy codiciado. Con ese valor de venta más alto, vende su compañía a Monsanto. En ese momento, nace NutraSweet.
Fue un producto muy importante para Monsanto el aspartamo. En ese momento, la stevia intentó ingresar al mercado norteamericano. La FDA, jugando de aliado con los intereses que recién mencioné, prohíbe el consumo de la planta en Estados Unidos. Lo prohíbe por completo, como si fuera una planta ilegal, cómo podría haber sido la marihuana en otro momento. Tener una stevia era considerado delito. Era ridículo. Pero así funcionó.
APU: Es un ejemplo claro de el trasfondo político y de intereses, en este caso, económicos de las agencias de regulación…
SL: Es pavoroso. Y por eso está bueno abrir la caja negra de los organismos técnicos que vienen y te bajan una línea como si fueran neutrales. Es otro de los objetivos del libro. Y en verdad están fuertemente condicionados por la geopolítica.
APU: ¿Cuándo se aprueba finalmente la stevia a nivel global? Hace no mucho tiempo vimos una línea de la gaseosa mundialmente conocida endulzada con la planta.
SL: Durante las décadas de los 80 y 90, la stevia se está comercializando manufacturada con propiedad intelectual en el Oriente. Japón, Corea del Sur. Todo el sudeste asiático. China empieza a ser manufacturera, mientras Japón se queda con la tecnología. Paraguay, por su parte, no tiene posibilidades de exportación hasta el otro rincón del mundo. Por lo que Japón se pone a producir las plantas en el sur de China que tiene un clima parecido al de Paraguay.
Paraguay queda como abastecedor de la manufactura brasilera de stevia y esos son los dos circuitos que se van configurando. ¿Por qué? Porque los grandes mercados globales están cerrados: Europa y Estados Unidos. Ambos actúan como un bloque. Estados Unidos cierra, Europa cierra. Entonces no hay mucho margen para crecer.
Una serie de compañías intentan hacer lobbies para que abran el mercado de Estados Unidos, y ahí comienza la última historia, que es la lucha en los organismos internacionales de Sanidad por aprobar el consumo de stevia.
APU: ¿Cómo es esa historia?
SL: Hay un comité conjunto entre la FAO y la OMS que se llama Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA). Es un organismo al cual los diferentes países llevan las propuestas o inclusive empresas. Discuten los patrones de sanidad y establecen recomendaciones que luego las agencias nacionales generalmente aprueban siguiendo esa normativa. Todo muy técnico, muy formal. Sin embargo, uno de los objetivos del libro a partir del estudio de las actas y todo lo que ocurría en torno a la stevia es que, lejos de tratarse meramente de un discurso técnico y de una negociación científico tecnológica, lo que había ahí era una puja de poder. Lo que vamos a encontrar es que el JECFA rechaza inicialmente el pedido de permitir la comercialización de stevia para consumo humano y luego de varias reuniones a lo largo de diez años, entre 1998 y 2007, finalmente resuelve permitir el consumo del stevia para humanos, pero con un altísimo grado de refinamiento y purificación. ¿Qué quiere decir esto? Que del peso muerto de la planta, de la cantidad de compuestos que tiene, solamente se pueden utilizar algunos de ellos, los glucósidos de esteviol, que representan el 1 por ciento del peso. Y solo algunos de los muchos glucósidos que tiene la planta, especialmente el rebaudiósido, refinados al 95 por ciento de pureza.
Para alcanzar ese grado de pureza requerís una manufactura con alta tecnología y Paraguay no estaba en condiciones con su capacidad manufacturera. Tampoco lo estuvo Brasil. Una empresa importante de Brasil, que en ese momento era productora, no estuvo condiciones de alcanzar ese grado de pureza, lo que significó en los hechos que se colocó una barrera tecnológica muy alta que sólo podían satisfacer grandes compañías de los países centrales.
APU: ¿Pusieron la vara alta para beneficiar a las grandes empresas?
SL: Básicamente, la FAO y la OMS terminan jugando de la mano de los intereses concentrados internacionales y del sistema de la propiedad intelectual. Porque esa alta tecnología se protege, se titulariza mediante mecanismos de propiedad intelectual.
Entonces son como como dos patas que se complementan: el organismo técnico que supuestamente habla de salud y que establece una normativa sanitaria que garantiza la salud de la población mundial. Sin embargo, establece una barrera tecnológica, un patrón tecnológico tan alto que deja la manufactura de todo el mundo a merced de los pocos actores que tienen el monopolio sobre el conocimiento.
El organismo de Sanidad de Estados Unidos aprueba finalmente consumo, estableciendo los mismos patrones. Y una vez que la FDA en Estados Unidos aprueba el consumo de la stevia, se produce un efecto dominó donde los organismos del resto del mundo van atrás de la normativa norteamericana, mostrando la lógica del nuevo colonialismo científico. Todavía hoy la vigencia de eso es total.