Silvia Balbuena: “A las mujeres negras nos retiraron de la historia, pero volvimos organizadas y empoderadas”
Agencia Paco Urondo dialogó con la actriz y militante afroargentina Silvia “Pocha” Balbuena en el Espacio teatral Tole-Tole, como parte de las conmemoraciones del 8 noviembre por el Día Nacional de lxs afro argentinos y la Cultura afro.
Agencia Paco Urondo: ¿Como vivenciás la llegada de No es país para negras al circuito teatral de Buenos Aires?
Silvia Balbuena: Es una muy buena noticia para les artistas afrodescendientes y para toda la comunidad que haya en Buenos Aires un circuito de teatro por la identidad que incorpore obras que visibilicen la temática afro, desde amplias perspectivas. Desde hace años, varias actrices venimos trabajando está propuesta con la directora teatral afrocubana Alejandra Egido, que dio su inicio con la obra Afrolatinoamericanas de voces, susurros y gritos. Es así que, a través de esta puesta en escena, nos encontramos con la necesidad de expresar en diferentes obras las experiencias de las mujeres negras que fueron y son atravesadas por la colonialidad y el racismo, que muchas veces lamentablemente nos tiene como protagonistas.
APU: En este sentido ¿cuáles son las repercusiones del público al encontrarse con estas obras?
S.B.: El impacto que generamos las actrices, las cuerpas de las mujeres negras arriba del escenario dando todo en escena, es movilizante y genera cierta conmoción. Sinceramente, no esperan que las mujeres negras actúen, nos esperan con los tambores para bailar. Sin embargo nosotras también estamos para comunicar historias de vida que hacen que las personas se vayan del teatro haciéndose preguntas, con la cabeza loca de información.
Nuestro aporte, a través de la obra, es sensibilizar y llamar la atención sobre esos temas que las personas quizás nunca se detuvieron a pensar, como de qué época estamos hablando, qué pasaba con la mujeres esclavizadas cuando volvieron de luchar, cómo puede ser que muchas de ellas siguieron en la misma condición social y tantas otras injusticias propias del sistema esclavista, y que sucede con la mujeres negras y afrodescendientes hoy. Este también es el desafío que traemos con las actrices que interpretamos la obra No es país para negras.
APU: Por cierto, el título de la obra ¿es una afirmación?
S.B.: Es parte de la realidad que muchas veces transitamos y vivimos. No es país para negras nos muestra una problemática social muy presente en la comunidad afrodescendiente, que son las dificultades para el acceso al trabajo. La obra presenta, a través de tres monólogos que llevamos adelante junto a la actriz afroargentina Carmen Yannone y la actriz afrovenezolana Sahira Velázquez, las vicisitudes que enfrentan tres mujeres afrodescendientes que tienen trabajos precarizados, cómo les cuesta llegar a fin de mes y cubrir los gastos necesarios para mantener su vivienda en alquiler.
Dicho así podría ser la realidad de muchas personas en nuestro país, pero en esta obra profundizamos como influye la falta de oportunidades en las personas racializadas y, particularmente, en las mujeres negras y disidencias con la doble o triple discriminación que agrava nuestras vidas en función de la exclusión que sufrimos por nuestro color de piel, el género y la clase.
APU: ¿Consideras que la ley 26.852 del Día Nacional de lxs afroargentinxs contribuyó en acciones para ampliar derechos políticos para la comunidad afrodescendiente?
S.B.: Desde el año 2013 que logramos este paso… sin duda celebro la existencia de la ley, pero próximos a cumplirse 10 años nos faltan políticas públicas que cambien la realidad por fuera de los gestos simbólicos que significan la conmemoración del 8 de Noviembre, que nos emociona y reconoce a nuestra Madre de la Patria, la Capitana María Remedios del Valle. Es urgente, ya estamos necesitando políticas de inclusión laboral, leyes de cupo, trabajo registrado que se reconozca. Está difícil la situación, los afrodescendientes venimos desde muy atrás para alcanzar las oportunidades reales de inclusión. Nuestras familias, que tienen una educación elemental, nos mandaban al colegio porque tenían la convicción de que íbamos a sobresalir en algo. No en el activismo, eso no se imaginaron que podía suceder, pero si en mejorar nuestras condiciones de vida, y eso no está pasando.
APU: En este presente de lucha por el reconocimiento como sujetos de derechos ¿Cómo consideras que es necesario visibilizar esos reclamos?
S.B.: Hay muchas maneras, quiero la unidad del movimiento afroargentino para seguir avanzando. Por mi parte, como artista junto a mis hermanas afrodescendientes, llevamos adelante esta obra con mucho orgullo que muestra la necesidad de que las cosas mejoren, con inclusión para las mujeres negras en esta sociedad. El personaje que interpreto, Rosa, está con miedo por su precariedad laboral, pensando estrategias para pagar sus deudas. Todas esas mujeres están empobrecidas y con la estigmatización que la sociedad nos da al llamarnos “negras de mierda” por nuestro color de piel, viviendo en un barrio popular y, a veces, también migrantes. Puro racismo.
APU: ¿Y como resuena la palabra “negra” en tu propia historia?
S.B.: Yo me reconozco como mujer negra argentina. Mi familia es afrodescendiente histórica, son muchas generaciones de afroargentinidad presente. Estoy feliz y orgullosa de lo que soy, al punto de que si existe la reencarnación lo volvería a elegir.
Por supuesto que el sentido de la palabra negro para nuestra comunidad es colonial, negativo y despectivo, pero como símbolo de lucha lo convertimos empoderante.
APU: Este empoderamiento, como actriz afroargentina ¿cuando se fue gestando?
S.B.: Yo empecé a diferencia de otrxs activistas un poco más tarde, a trabajar en la visibilización afro. Desde el 2009 que vengo avanzando, tanto que me llevó al divorcio de mi compañero de muchos años. Me empoderé y empecé a ver un montón de cuestiones, a interpelar todo, salir de la vida dependiente en mi matrimonio y empezar a recorrer un camino distinto, con ensayos, viajes, otros horarios y también reconocer violencias que habitaban en mi vida personal. En mi familia pensaban que estaba fanatizada, se preguntaban ¿qué quieres? ¿qué quieren? me apoyaban pero hasta ahí, quizás pensando que me iba a cansar. Pero yo seguí y eso resquebrajó todo. Hoy puedo decir con orgullo que me gusta lo que estoy haciendo. No solamente por lo laboral, sino por salir al frente y visibilizar mi afrodescendencia. Lo que decimos y hacemos en el escenario es muy importante.
“Sinceramente, no esperan que las mujeres negras actúen, nos esperan con los tambores para bailar”.
APU: ¿Este conflicto en lo personal que comentas, tiene eco en otras historias que conoces?
S.B.: Si, por supuesto, le pasa a muchas mujeres negras que se reconocen. Creo que durante muchos años naturalicé una visión blanca y patriarcal. Yo era una negra en una sociedad blanca que no cuestionaba, casi que algunas cosas las pensaba igual, creo que me funcionó como coraza durante mucho tiempo. Pero cuando descubrí el activismo empecé a ver a mis congéneres desde otro lugar, conocer historias de otras familias, conocer otras mujeres negras y compartir vivencias me ayudo a ser mas fuerte en la vida.
APU: Y en No es país para negras ¿como se manifiesta esta experiencia?
S.B.: La obra recorre de diferentes maneras lo que nos pasa. Un día me junté con su directora Alejandra Egido, que es presidenta de TES (Teatro en Sepia) y le dije “basta de llorar y usar grilletes, estoy podrida de que solo se hable de lo colonial”. Si observamos todas las obras que están en cartelera son de evocación colonial, cuentan nuestra historia en esa clave, que es necesaria pero no la única para mostrar. En ese sentido trabajamos sobre esta obra para que reflejara las vivencias de mujeres afrodescendientes de hoy, con problemáticas de hoy, la vida misma. No es país para negras es una propuesta cargada de situaciones, metáforas con humor y tragedia, que te ayudan a reflexionar y visibilizar el racismo.
APU: Desde el año 2013 cada vez toma más fuerza la conmemoración de noviembre como mes de la afroargentinidad y la cultura afro…
S.B.: Totalmente, y quiero ver al movimiento afroargentino unido. Pero faltan más reconocimientos a las luchas de las mujeres negras. A las mujeres negras nos retiraron de la historia, pero volvimos por nosotras mismas, organizadas y empoderadas para luchar por los derechos de nuestra comunidad. Y acá estamos, con una cartelera teatral creada y protagonizada por mujeres, con un movimiento político afroargentino generado por las matrias Pocha Lamadrid, Maria Elena Lamadrid, Lucía Dominga Molina, Adriana Izquierdo, entre otras, pero el Estado llama a los hombres para la representatividad, no se porque. O si, el patriarcado.
APU - Pensando en las matrias afroargentinas que nombras, la ley del 8 de noviembre destaca a la capitana María Remedios del Valle como símbolo de toda la comunidad afrodescendiente ¿Como llega a tu corazón su historia?
S.B.: La historia de María Remedios me llena de emoción. Es increíble como se olvidaron de la Madre de la Patria por tanto tiempo, aun cuando Belgrano la nombró capitana, con todo un Ejército a su favor, y que a pesar de todo lo que lucho murió pobre, mendigando y a la espera de una pensión que no llegó a usar. En su honor, los afros seguiremos luchando y, por mi parte, además de mi trabajo de actriz con TES (Teatro en Sepia), continuaré visibilizando su legado y el de toda la comunidad afroargentina a través de la Biblioteca Juana Azurduy y María Remedios del Valle, que forma parte del Centro Cultural Eladia Blázquez, en el corazón de Palermo, en el cual proponemos un espacio que se suma a la visibilidad de nuestra comunidad afroargentina, labor que me hace sentir súper orgullosa.