Arte sobre el apocalipsis
Por Gabriela Margarita Canteros
Todas las formas del arte se han ocupado de la tesis paranoica colectiva del fin de los tiempos, la pintura y las artes visuales en general no son la excepción. Desde El Bosco y Miguel Ángel, hasta Carlos Alonso y León Ferrari, los artistas representaron el apocalipsis desde las artes plásticas.
En Occidente, monumentales obras que anunciaban el fin del mundo fueron el tema favorito desde la Edad Media hasta el período barroco. Entre las más grandes obras de la cultura universal se encuentra El Jardín de las Delicias de El Bosco, que representa el Juicio Final de una manera particularmente onírica, forma que será rescatada en el futuro por los surrealistas, donde una serie de plantas y animales cobran vida para azotar, quemar, o comer a los seres humanos.
Foto: El Jardín de las Delicias
También Miguel Ángel Buonarotti nos regaló su gran pieza manierista: El Juicio Final (1541), en el altar de la Capilla Sixtina, con la cuota de humor y sarcasmo que caracterizaba el arte de su madurez. Esta obra, aunque respetaba las estructuras de los salvos, los condenados y las divinidades presentes, fue un escándalo visual de desnudez para la Iglesia de entonces, y para algunos feligreses aún ahora.
A menudo en la pintura medieval, que tiene pocos nombres propios, surgieron representaciones basadas en el libro del Apocalipsis; de esta forma advertían a los fieles y conversos que no tenían acceso a la lectura, con pedagógicas imágenes de cuerpos decapitados y multitudes retorciéndose en el fuego del infierno, acerca de las consecuencias de una “vida pecaminosa” a los ojos de la Iglesia.
Más acá en el tiempo Augusto Rodin, en Francia del 1800, realizó su obra cumbre, inconclusa, basada en el infierno que el Dante describe en la Divina Comedia, donde los condenados no parecen estar pasándola tan mal. Un ejemplo de ello es El Beso, pieza pensada para formar parte de las puertas del infierno en el sector de los condenados, que representa la historia de dos amantes sentenciados a morir por cometer adulterio.
Otro artista más cercano y más significativo para nosotros es Carlos Alonso, que inspirado también en la lectura del Dante realizó su serie en los años 90, “El infierno según Alonso”, donde los personajes que se presentan aluden menos al final religioso que a la inmediata historia reciente sobre las desapariciones y torturas realizadas por la última dictadura cívico militar argentina de 1976, de la que Alonso no sólo es testigo sino también víctima debido a la desaparición forzada de su hija Paloma Alonso, militante de la juventud peronista y alfabetizadora en villas de emergencia.
Foto: El infierno según Alonso
Para cerrar este recorrido apocalíptico llegamos al indiscutible artista transgresor León Ferrari, emparentado con El Juicio Final de Miguel Ángel por la temática apocalíptica, en su obra Palomas y Juicio Final, que tal vez sea considerada este año para su exposición en una muestra del Museo Nacional de Bellas Artes. Ferrari utiliza de soporte una reproducción de El Juicio Final de Miguel Ángel, dentro de una especie de caja de vidrio, donde unas palomas literalmente defecan sobre la obra, tema que lo complicó no sóIo con fieles devotos de la Iglesia católica, sino también con ambientalistas y animalistas. Esta obra se puede visitar en el Taller de Ferrari, ubicado en una antigua casona del barrio de San Cristóbal, donde funcionó el lugar de trabajo del artista durante sus últimos años de vida.
El arte se ha ocupado muchas veces y de manera variada de describir el final de la raza humana, la conciencia de nuestra muerte es una certeza, la de todos en una especie de agonía finita y ha inspirado innumerables obras de arte, como Jirafa en llamas de Salvador Dalí, Visión del Apocalipsis de El Greco, Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Alberto Durero, El triunfo de la muerte de Pieter Brueghel, y El Viejo y el Infierno de Luca Signorelli, entre otras.