Ciclo Emergentes: un espacio poético, participativo y popular en Bahía Blanca
Por Lourdes López
Un micrófono encendido es capaz de hacer magia. El 10 de noviembre de 2018 comenzó la primera edición del Ciclo Emergentes, de la cual participaron cuatro poetas y dos cantantes. Desde ese día, este proyecto no dejó nunca de expandirse. Más de 40 artistas ya son parte de esta propuesta poética, participativa y popular. Pero: ¿Qué significa realmente eso?
En primer lugar es resignificar el papel del artista en las sociedades posmodernas. Si todavía existe una concepción de artista arraigada en nuestro insconsciente, es en principal una visión homogénea que impide la diversidad de sujetos que participan del arte. Ya no existe el artista, ya no se puede hablar de un modelo hegemónico de poeta o músico, porque el mismo concepto de arte también se ramificó y amplió sus horizontes.
La individualidad caracteriza cada evento de Ciclo Emergentes. Desde la franja etaria hasta el lugar de trabajo o estudio, desde el estilo hasta el formato: todos los participantes son diversos entre sí, y lo reivindican con cada poema y cada canción que muestran al público. Considero que eso es lo popular que tiene el evento. Cualquier persona gesta en sí misma la posibilidad de ser artista. Es una situación común que se acerquen poetas a contarme que escribían pero que nunca se animaron a leer lo que hacían porque no se consideraban a sí mismas como artistas.
Lo participativo se vincula, principalmente, al buzón poético y al micrófono abierto. Estos dos momentos son significativos, porque en ellos las fronteras entre público y artista se difuminan. Este diálogo constante entre espectadores y productores es parte de ese quiebre en la concepción de los trabajadores de la cultura. El arte se vuelve una práctica, como la docencia, y no es casualidad que ambos trabajos estén atravesados por el fantasma de la vocación.
Otra característica es la conformación de grupos. ¿Qué más político y necesario que el afecto? Cada edición está unida a la otra, como en una especie de red poética que nos abraza y nos protege del mundo exterior que intentamos reparar a través de las palabras. Cuando alguien lee o canta, se crea un ambiente de apoyo y de incentivación, en especial con artistas que recién empiezan. Se quiebra esa lógica de grupo de poesía que se encierra en sí mismo y que imposibilita el acceso a cualquier persona que no tenga ciertas condiciones (subjetivas, obviamente). Al ser entrada libre y gratuita, al tener espacios donde se le dé importancia a los espectadores y al público, entonces es imposible que suceda ese encierro. Al contrario, se expande, se multiplica, se diversifica en todo: sujetos, materiales, temáticas, conexiones.
El buzón poético es, literalmente, un buzón dónde las personas que no se animan todavía a pasar al micrófono envían sus producciones poéticas para ser leídas de manera anónima por otra persona. Si pensamos en la individualidad, también tenemos que pensar en términos de accesibilidad. Para muchos, leer en público significa experimentar nervios, comezón, taquicardia… ¿Son menos artistas por no exponer lo que hacen? Definitivamente, no. La individualidad implica también diversidad física y mental. Es por esta razón que existe el buzón poético: para los que padecen ansiedad, esquizofrenia, depresión, para los que mental y físicamente no están preparados para situarse frente a un público espectador.
Por otro lado, el micrófono abierto es un espacio donde el micrófono queda encendido para que cualquier persona lo utilice a su manera. Normalmente suelen pasar poetas, pero también han pasado artistas circenses, músicos experimentales y denuncias por violencia de género en los espacios de arte.
El feminismo también atraviesa este espacio. Si bien hay artistas varones, se les da prioridad a las artistas mujeres, lesbianas, travestis, trans o no binaries. Es una cuestión de brindar oportunidades: porque si cuesta ingresar a los espacios de arte siendo emergente, cuesta el doble ser mujer o disidencia y emergente. Es un modo de visibilizar las distintas formas de violencia que se ejercen por quienes tienen el poder en estos ámbitos. La situación mencionada anteriormente es un ejemplo de las tantas circunstancias a las que estamos expuestas constantemente. Al mismo tiempo, en el 5º Ciclo Emergentes se realizó una feria con emprendimientos de mujeres y disidencias del cual todo lo recaudado fue para Silvia Martínez, mamá de Leonela Costa, víctima de femicidio en Bahía Blanca por parte de Cristian Puebla.
Es muy difícil plasmar en resumidas palabras lo que significa este evento. Por esto, te invitamos este sábado 1 de junio a las 16 horas en la Casa de la Cultura de la Universidad Nacional del Sur, avenida Alem 925 de Bahía Blanca, para experimentar una nueva edición de Ciclo Emergentes. En la misma participarán con poesía y música:
- Rene Ren
- Lara Nurie Cañón
- Mariana Moller Poulsen
- Marisol Rodríguez
- Pilar Alderete
- Macarena Colares
- Rosario Franzante
- Libres Libras
- Ningunas
Al mismo tiempo, habrá micrófono abierto, buzón poético y actividades previas al 3 de junio, con una nueva convocatoria “Ni Una Menos”. El evento estará organizado por Ciclo Emergentes, Furias Feria e Independientes con Cardumen.
Galería fotográfica:
Foto central: convocatoria a una de las ediciones anteriores del Ciclo Emergentes.
Foto 1: Ezequiel Santamaría, leyendo por primera vez en el 1º Ciclo Emergentes.
Foto 2: Lorena Valderrama (Universidad Nacional del Sur) y Pilar Martínez D’Oroz Pieroni (Escuela de Artes Visuales) a punto de leer en el 4º Ciclo Emergentes.
Foto 3: Texto anónimo enviado al buzón poético en el 2º Ciclo Emergentes.
Foto 4: Promoción a la sexta edición del Ciclo.