Danza: "Frontera”, un repertorio de bordes y límites
APU entrevistó a los creadores de la obra Frontera: Patricio Suárez (director y coreógrafo) y Rhea Volij (intérprete y coreógrafa). Patricio es artista interdisciplinario, director, actor, músico y docente. Su trabajo se sitúa entre la filosofía y las artes vivas, donde investiga relaciones entre estética y política. Sus obras combinan danza, performance y teatro, con la investigación sobre materiales y dispositivos tecnológicos, el diseño sonoro y la instalación audiovisual. Rhea es bailarina, coreógrafa, docente y directora. Se formó en danza contemporánea y clásica con prestigiosas maestras en Argentina y Francia, donde estudió butoh cinco años.
AGENCIA PACO URONDO: En la sinopsis de la obra ustedes dicen: "Frontera atraviesa un repertorio de bordes y límites, hay un espesor de la línea entre el afuera y el adentro”. ¿Qué alcances, qué repercusión poética tiene esta imagen para cada uno?
Rhea Volij: A lo largo de nuestro trabajo en común nos interesa especialmente romper dicotomías y simplificaciones binarias. Considero que la experiencia del cuerpo es única en su multiplicidad y permite abarcar muchas sensaciones, a veces contradictorias. Desde ese punto de partida, un cuerpo expuesto a la experiencia, sin preconceptos, se entrega al espesor de un borde habitándolo y abrazando sus entusiasmos y horrores, sus riesgos y perplejidades.
En la afirmación de una vitalidad fronteriza se hace visible cómo puede convivir una memoria ancestral con un afuera completamente distinto, o cómo los bordes son invisibles fronteras subjetivas o de clase. Nuestra apuesta es entrar en esos mundos y no juzgarlos justamente desde "la vereda de enfrente."
Patricio Suárez: Como dice la sinopsis de la obra, no nos interesaba tanto pensar la frontera como afirmación de las dicotomías, como línea que divide lo obvio, sino como espacio en sí mismo, con un espesor hacia adentro. Un entre territorios, definiciones, propiedades, identidades, sin nombre propio. Cómo se habita ese espacio de tensiones, diferencias, sin el automatismo del prejuicio, la racialización, la estigmatización. Cómo se elabora una vida en el espacio común que queda disponible entre los alambres de púas, los muros, los límites conceptuales e ideológicos que definen quiénes somos reconocidos como seres humanos con pleno derecho, y quiénes no.
Las fronteras entre la locura y la cordura, la seguridad y el peligro, la vida, la sobrevida y la muerte, fueron moldeando distintas zonas de la coreografía y la dramaturgia espacial. Pensamos un espacio al estilo de las cámaras Gesell, un interior vigilado, donde un cuerpo está esperando poder pasar hacia otra zona deseada, pero en la cual pareciera no estar siendo aceptado. Es esa espera termina construyendo su madriguera existencial.
APU: ¿Cómo conviven - en el rol de director y de intérprete creadora- las imágenes, mundos, inspiraciones y disonancias de uno y otro en el proceso de creación de obra?
R.V.: Creo que a esta altura de convivencia creativa, habiendo sido los dos codirectores de una obra, el vínculo es muy aceitado y fluido. Hay también, un soporte común de lecturas y visiones estéticas y políticas que sostienen una mirada muy cómplice. La alquimia del trabajo es la apertura de propuestas y la de la improvisación en un grado semejante. Con esto quiero decir que hay un respeto y un gusto por lo que aporta cada uno como creador. Esta obra nos está dando mucho trabajo hermenéutico, y es apasionante. La coreografía se ha vuelto un texto a descifrar y seguir modificando abriendo nuevos sentidos.
P.S.: Tenemos la suerte de compartir una amistad profunda, esa es la base. Por lo tanto, incluso cuando tenemos diferencias y saltan chispas, terminamos por reírnos y volver a escuchar qué quiso decir el otro. En este proceso en particular, el trabajo fue súper intuitivo, fluido y basado en la confianza, porque ambos queríamos meternos en lugares de no-saber, en momentos de búsqueda sin referencias nítidas.
El proceso creativo había comenzado por otras latitudes, hasta que le acerqué a Rhea el libro Borderlands de Gloria Anzaldúa, y ambos coincidimos en que lo que estábamos tratando de pensar estaba ahí. Una vez que el concepto central del trabajo emerge, la obra comienza a desarrollarse es un proceso similar al de los organismos unicelulares: ese núcleo atrae elementos dispares para construir su casa y comienza un proceso de montaje muy abierto.
Para mí es un regalo dirigir a Rhea, además de haber sido una de mis maestras, es una bailarina que potencia continuamente las ideas que uno lleva a los ensayos y que se involucra a fondo con el proceso de creación. Somos dos personas muy laboriosas, que encuentran placer en el espacio de ensayo, y en ese sentido, fue interesante para ambos darnos el tiempo de producir una mixtura de lenguajes, entre su especificidad que es la danza butoh, y mi interés en un tipo de obra más instalativa, entre el teatro y la danza, donde los elementos sonoros, lumínicos y de imagen tienen tanta jerarquía como el cuerpo.
Ficha técnica
Intérprete: Rhea Volij.
Coreografía: Patricio Suárez y Rhea Volij.
Asistencia de dirección: Priscila Favre.
Escenografía: Melanie Waingarten.
Vestuario: Ro Lamas.
Diseño de iluminación: Matías Sendón.
Diseño sonoro: Patricio Suárez.
Fotografía: Carolina Nicora.
Diseño gráfico: Diego Posadas.
Asistencia técnica y VJ: Lucas Urribarri.
Asistencia general: Carolina Ramírez, Micaela Hidalgo, Clara Kirchhoff.
Dirección: Patricio Suárez.
Funciones: todos los viernes hasta el 6 de octubre. Teatro Espacio Callejón (Humahuaca 3759, CABA).