Ediciones Choripán: ¡Que vivan los escritores!
Mientras que en Ediciones Choripán organizan un concurso y ganan autores, inéditos; y en la entrega de los premios se animan a un chori; ambientan con letras el Centro Cultural La Ringo; y las esperanzas de que, como en el Corazón Delator de Edgar Alan Poe, los autores latan para siempre, donde sea, incluso dentro de las paredes o en los sótanos, es más que esperanza una realidad deseada y tangible, hay otro mundo. Germán Echeverría, director en Editorial Autores de Argentina, en un posteo en /Linkedin sostiene que la Inteligencia Artificial (IA) GPT3 es lo que se viene para escribir novelas. Tienen un “¡Altísimo potencial!”, dice, y el optimismo lo lleva a pensar que “El futuro ya llegó o está muy cerca”.
Les voy a contar la historia desde ese instante en el que dijeron: “Se me ocurrió una idea” “¿y si hiciéramos una editorial?”. Ese instante en el que la inteligencia artificial no cuenta, cuenta la inteligencia humana, la emocional, el corazón, las ganas.
“Estábamos en plena pandemia juntando fideos y “demases”, para dar una mano. Hasta que a los pocos meses, el Estado fue llegando con esa ayuda que necesitábamos, y pensamos… cómo aprovechar el impulso.
Ya habíamos organizado algún que otro evento: Día del Niño, Navidad, Inicio de clases y veíamos como la solidaridad se limitaba, a veces, a compartir el “descarte” (lo digo sin maldad), de juguetes y útiles escolares.
Justo en ese momento, una conocida nos pide que si podemos ayudarla con unos folletos sobre “violencia de género”, ya que la situación de encierro complicaba mucho más. Así empezamos. Y en una semana estábamos editando Cuentos de la Selva y al mes haciendo cuadernos.
Hoy se me ha dado por las historias. Roald Dahl, espía durante la segunda guerra mundial y autor de libros infantiles como Charlie y la fábrica de chocolate (¿Se acuerdan de la película Johnny Depp?) tuvo una idea similar a la del director en Editorial Autores de Argentina. O tal vez fue al revés.
El cuento de Dahl empieza con el señor Bohlen, director de la empresa de ingeniería eléctrica, felicitando a Adolph Kinipe por haber creado una máquina que “En tres minutos puede realizar un cálculo que, a mano (y en el caso de que fuera posible), llevaría medio millón de hojas de papel tamaño folio”. Kinipe parece tener el entusiasmo aletargado, a pesar de que su jefe le ofrece vacaciones para reponerse. Hasta que, ya en su casa, le sobreviene una idea: crear otra máquina “Una que tenga memoria pero no cerebro” y pueda escribir cuentos y novelas. (Verán que dije escribir que no es lo mismo que crear)
A Mariana y a Emiliano se les ocurrió algo también, convocar a un Premio Internacional, pero con otro tipo de máquinas: 2 impresoras láser y una abrochadora.
Dice Emiliano “los cuadernos que hacíamos para donar nos fueron consumiendo mucho tiempo y recursos, y nos dimos cuenta que hacía rato no publicábamos algo. De eso, pasamos al segundo aspecto (el más importante) “qué imprimir”. Libros hay millones, pero el tema es hacer una publicación y pensar en su distribución.
Entonces se nos ocurrió avanzar y fomentar escritores nóveles y vincularlos y con la distribución. Parte del premio era darles copias de los libros, que ellos hicieran propio lo del reparto, lo que implicaba, además, que lleváramos la editorial a mucha gente. Luego, charlamos el tema con dos amigas de Colombia y Uruguay, y así se lanzó.
En cuando al jurado… A Micaela Vinay (Uruguay) Lic de la UDELAR; Glenda Ross (Argentina), de la UBA y Hernán Lakner (Arg) Lic. en Letras también de la UBA, se les entregaron los cuentos de forma anónima. Ellos eligieron los ganadores y la editorial no tuvo ninguna injerencia, por supuesto.
Y mientras Kinipe introduce en su máquina verbos, nombres, adjetivos y pronombres; que se almacenan en la sección de memoria a modo de vocabulario, para extraerlos cuando sea necesario. Y carga argumentos, y su máquina escribe frases, el 16 de diciembre a una cuadra de la Cancha de Huracán, se entregaron los premios en “La Ringo” (Nombre que nos recuerda al boxeador tan querido por el pueblo que fue asesinado muy joven en Estados Unidos). Sus anfitrionas Romi, Mica y Carla hasta hicieron Choripanes para todos y todas.
Se entregaron tres premios y varias menciones.
El 1° premio fue para Matar al Diablo con un cuchillo, de Martín Espinosa; el 2° para Basura, de Alejandro Marsico; y el 3°, para Espía la tía, de quien escribe esta nota.
Cristina Marchese, una de las personas que le agregó mística al encuentro contó que desde hace treinta años vive en Parque Patricios, y puso énfasis en la importancia de rescatar la cultura barrial. Hizo un recorrido por los distintos hitos del barrio y de la comuna, y se refirió, a este premio y a los libros y cuadernos que imprime la editorial, como “un valor que se imbrica dentro del saber y sentir popular”.
Parque de los Patricios, fue el lugar elegido por el Adelantado Don Pedro de Mendoza, en 1536, para levantar el poblado de lo que se instituyó como la Primera Fundación de Buenos Aires, según teoría del historiador Guillermo Furlong Cardiff, SJ.
Rosario Vera Peñaloza, “La maestra de la Patria” (Nacida en 1873 en Atiles, La Rioja, y fallecida en1950), trabajó su obra en Parque de los Patricios, entre 1929 y 1948, “dejando en nuestro barrio un inmejorable legado para la educación pública”.
“Clemente Onelli siendo Director del Jardín Zoológico de Buenos Aires, crea en nuestro barrio sus obras más amadas el Jardín Zoológico del Sud, “Obra de la Patria”, “Las Escuelas Patrias” y el “Patronato de la Infancia”. Fue además fundador de la Revista del Zoológico”.
“Somos del barrio, del barrio de La Quema, somos del barrio de Ringo Bonavena”, cantan en cada partido los hinchas del Club Atlético Huracán, en homenaje a uno de sus mayores ídolos, el más mediático de los campeones sin corona que tuvo el boxeo argentino”. (https://izquierdazo.com)
En cuanto a cómo se eligen los lugares a donde llegan sus cuadernos, lápices, lapiceras y cómo se financian Emiliano nos cuenta: “No elegimos a donde llevar las donaciones. Normalmente nos contactan por las redes sociales y ahí acudimos. También, cuando hacemos un viaje, (incluso de vacaciones) nos fijamos que entidades o colegios hay cerca y organizamos algo.
Siempre hay alguien que nos da una mano, desde DUOGRAPH que nos regala cartulinas, amigos que nos traen alguna resmas, etc.
Pero la realidad es que sale de nuestro bolsillo, no obstante, el mayor aporte que hacemos es de tiempo y trabajo, ya que al ser todo producción artesanal nos requiere mucha atención. Como todo proyecto cultural autogestivo, nos ayuda mucha gente, Inés, Melina, Glenda y Pablo que son los diseñadores que colaboran con sus ideas.
Adrian Dick Preston, director de “Paseos Imaginarios” nos da una mano con la gestión cultural.
El proyecto lo sostenemos Mariana, y yo que la ayudo más que nada en mis ratos libres.
Kinipe toda su vida ambicionó ser escritor, pero nadie quería comprarle sus cuentos. “Esta máquina puede producir un relato de cinco mil palabras, mecanografiarlo y terminarlo en treinta segundos. ¿Cómo pueden competir con ella los escritores? Dígamelo, señor Bohlen. ¿Quién diablos va a comprar relatos artesanales si los otros cuestan la mitad? Es lógico, ¿no?” Kinepe cree que los escritores son como el resto, que no hay una necesidad de escribir sino de dinero y les propone que nunca más deberán hacerlo, que la maquina escribirá por ellos, que su trabajo se reducirá a solo poner su nombre.
Mientras en el cuento de Dalh se quiere montar una empresa. En Ediciones Choripán están:
“Muy, muy contentos. Más allá de la satisfacción que nos da una nueva publicación, haber organizado la fiesta de premiación, ver como cada uno de los premiados fue aplaudido al recibir su premio y ver la alegría de los participantes fue súper gratificante.”
¿Será el premio un impulso para nuevas ideas y proyectos?
En principio es para consolidar el camino. Las nuevas ideas siempre están y hoy seguimos sembrando.
Sería posible para una máquina captar la emoción, el cansancio, el embelesamiento, la felicidad de un corazón latiendo. Los sentimientos de los corazones delatores. Captar el olor a libro, el olor del papel. Si ni siquiera nos terminamos de acostumbrar a los e-book, porque es como una traición a las fuentes. Sería esto posible cuando la mayor virtud del escritor es encontrar lo que nadie más encuentra y ponerlo en palabras.
Mientras nos proponen una máquina para escribir historias, los escritores, la mayoría de nosotros llenamos hojas y hojas, a veces sin destino claro, pero con una pasión, amigo, que no la reflejarían ni millones de algoritmos. Muchas veces las ideas, las pasiones anidadas en una historia se animan solo a habitar en la memoria de las PCS. Nada más que a habitarlas. Nunca a ser manipuladas por ellas.
Supongamos que el primer relator de una historia fue Adan, de acá para allá necesitamos de la escritura para comunicarnos, pero también para amar, y hasta para odiar, y hemos mantenido esa necesidad vital a través de los siglos utilizando un elemento cortante, o una piedra sobre otra piedra, o un pincel, o un lápiz, o una lapicera que le pedimos a alguien que pasaba por ahí, para anotar algo, que creemos mágico, en una boleta o detrás del ticket de una compra, o un pedazo de papel que la envolvía. Y antes de haber escrito hemos leído todo un libro, un cuento, un poema, las señales viales, los carteles, los pasacalles, los prospectos de los remedios, los avisos clasificados lo obituarios y los anuncios fúnebres. Eso es escribir, (algo que ninguna “IA“, entendería) Eso hacemos los escribas empedernidos. Como Ediciones Choripan, todo a puro pulmón y pasión.
Por eso, estos luchadores de la “pluma y la Palabra” —parafraseando a Sarmiento— los invitan a pasar por Instagram y gritar en la publicación de la antología: “quiero la tercera edición de @edicioneschoripan. Van a sortear diez ejemplares.