El cierre de Clásica y Moderna
Foto: Pablo Alfredo Brian
Por Analía Ávila
El 19 de febrero pasado se conoció la noticia del cierre de la tradicional librería Clásica y Moderna, que funcionaba también como espacio cultural y restorán en Callao 892, en la Ciudad de Buenos Aires. El desalojo dejó a 10 trabajadores desempleados y un vacío en el ambiente cultural porteño.
Historia de Clásica
Clásica y Moderna fue fundada en 1938 por Francisco Poblet. En la década del 50 se consolidó como una de las librerías más importantes por su catálogo de libros de humanidades, y era visitada por escritores y políticos de la época. En los años 70, durante la última dictadura militar, Poblet protegió los libros prohibidos en el fondo del local. A fines de los 80 después de la muerte de Francisco, sus hijos Natalia (Natu) y Paco Poblet se hicieron cargo de la empresa familiar. Con la primavera democrática la librería se colmó de intelectuales y artistas que regresaban del exilio, y se programaban numerosos cursos y conferencias.
En 1988 Clásica comenzó una nueva etapa y gracias a la visión innovadora de Natu, se convirtió en la primera librería porteña con café. También incorporaron espectáculos musicales y muestras de pintura. La primera presentación fue del libro El cruce del Aqueronte, de Abelardo Castillo. En 2013 fue declarada de Interés Cultural por la Legislatura porteña. También fue reconocida por la Comisión de Bares Notables del Gobierno porteño e incluida en el grupo de Librerías Notables.
Algunas de las personalidades que pasaron por Clásica durante sus 80 años de actividad cultural fueron: Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, Jorge Luis Borges, Alfredo Palacios, Beatriz Sarlo, Liza Minelli, Felipe González, Marta Minujín, Cipe Lincovsky, Norma Aleandro, Mercedes Sosa, Adriana Varela, Alberto Favero, Raúl Carnota, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Sandro, Maria Elena Walsh, Susana Rinaldi, Amelita Baltar y Horacio Ferrer. En los últimos años escritoras y escritores hoy muy reconocidos que Natu había promovido en sus programas de radio, como Selva Almada, Gabriela Cabezón Cámara y Julián López, también participaron de los ciclos de la librería.
Natu y el piano de Sandro
Natu Poblet, arquitecta, gestora cultural y apasionada lectora fue el alma de Clásica y Moderna. En una entrevista realizada en 2015, en el programa “Atando cabos” de Radio Cooperativa, le preguntaron sobre su amistad con Sandro. Ella reveló que conoció al artista hacia 1996 porque se hizo habitué de las madrugadas del lugar, y que iba a veces con su amigo, el cantante Jean Franco Pagliaro. “El día anterior a alguna presentación Roberto iba con toda su compañía a Clásica”, agregó Natu. Con los años se hicieron grandes amigos. También recordó la historia del piano de cola que durante años estuvo en el centro del local; como Sandro notó que el instrumento del lugar sonaba muy mal les donó uno suyo. “Mañana les mando uno”, anunció. Al otro día a las once de la mañana bajaron de un camión un piano y su afilador. Desde 2014 ese piano fue puesto en exposición en la galería Santa Fe, a pocas cuadras de Callao y Paraguay.
Natu también contó que “el Gitano” era un exquisito conversador y un gran lector. “Roberto sabía un montón de literatura”, manifestó. Una vez les encargó como pedido especial los seis tomos del Diccionario de Corominas, y pidió dos obras completas. Cuando los fue a buscar les dijo: “Uno es mío, el otro es para Alejandro (pareja de Natu) de regalo”.
La crisis y el cierre
Cuando Natu murió el 8 de junio de 2017, la librería quedó a cargo de su pareja Alejandro Monod que luego enfermó; ese fue el principio del fin. Fernando Monod, hermano de Alejandro y actual administrador de Clásica, contó en una entrevista publicada en Página 12 que cuando se encargó de la librería se encontró con una deuda que no pudo cancelar: “Ofrecimos propiedades para pagar la deuda, pero el desalojo ya estaba avanzado. Además, todo sucede en el mes de feria judicial, por lo que en ese sentido no pudimos hacer nada”. También detalló que los actuales dueños del local le dieron un mes para pagar lo adeudado (que según algunos medios supera los 700 mil pesos, entre alquileres, expensas y servicios del local), pero que su búsqueda de socios aún no dio resultados.
Debido a la gran repercusión que el cierre tuvo en las redes y en el ambiente literario, Enrique Avogadro, ministro de Cultura porteño, se reunió con Monod y prometió, según lo que publicó el 19 de febrero en su Twitter, “ayudar para mantener en marcha a un espacio central para la cultura de nuestra Ciudad”. Por su parte Daniel Filmus, presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de la Nación, transmitió a Monod la posibilidad de declarar al sitio Patrimonio Cultural, para asegurar su permanencia. Como triste corolario, la biblioteca personal de Natu que después de su muerte había sido donada al Gobierno de la Ciudad, hace más de un año que espera catalogación; un valioso patrimonio cultural que aún no fue puesto a disposición de los vecinos de la ciudad.