“En el momento histórico que vivimos, inventar algo nuevo es tomar lo anterior y fusionarlo”
Por Juan Cruz Guido
Mercedes Ianniello es una artista rosarina que, habiendo vivido y sido parte de la escena de los ’90 y los 2000 en Rosario y Buenos Aires, buscó ampliar los límites de los géneros musicales. Cambiar, para lo que ella denomina, no quedarse. Sin prejuicios. En los ’90 recorrió los bares de Rosario y Buenos Aires con El Lado, una banda dark gótica con la que cantaba junto a otra cantante.
Luego pasó por proyectos de banda como Amarilla y Cautiva, mientras vivía en Buenos Aires. En la metrópolis porteña fundó bares míticos de la contracultura de la ciudad como Sarajevo, Campamento Huno o El cisne. Unió San Telmo, Abasto y Almagro en una cartografía donde el rock, se pierde con el tango y la poesía.
Tras la vuelta de Buenos Aires, se instaló y comenzó con un proyecto solista en Rosario: Mercedes en un millón, que mutó a Mercedes y los un Millón con banda. El sábado 19 de marzo pasado, presentó su nuevo material compuesto por 6 canciones, Temporal, en la terraza del histórico teatro Lavardén en Rosario.
AGENCIA PACO URONDO: Has pasado por varios géneros, de un rock más pesado a un pop que prioriza las canciones, ¿cómo fue ese viaje por un amplio espectro musical y dónde encuentra a Mercedes y los un millón?
Mercedes Ianniello: Si bien es cierto que hice rock, nunca estuve en el rock tan pesado. A mí sí me debería definir la canción pop, en el sentido de que me gustan las canciones, como más hitera, más de estribillo contundente. Que se pueda quedar cantando, me gusta mucho en ese sentido pop. Después el rock también está en mí, pero no soy muy amante de demasiadas guitarras al frente. Pero este disco lo tiene. Fue un experimento distinto, porque el proyecto empezó siendo un poquito más tirando a electropop, si se quiere y acá hay más mezcla. Si bien hay pop, también hay un rock medio hecho con sintetizadores, si se quiere. Es un poco una cruza, es como un pop medio viajero, medio trippero. Hay un género que es muy lindo, que es el trip hop, que es un género que es lento, como por ejemplo te puedo nombrar a Portishead, que es una banda muy emblemática del trip hop, y nosotros jodemos y decimos que esto es trip pop porque es muy pop, pero te meten en un viajecito.
También el hecho de querer ir cambiando un poco porque si no como que te quedás en una onda. Es ecléctico. Hay varias cositas, algunos dicen que tiene como una cosa medio de post-punk en algunos momentos, algo medio jazzerito. Obviamente, como podríamos leer jazz, quienes no estamos en el jazz. Animarnos a pequeños juegos.
APU: El nombre original de la banda era Mercedes en un millón, cuando era un proyecto solista, y luego mutó a los Mercedes y los un millón, ya con banda. ¿Cómo fue ese recorrido?
MI: A mí me gusta mucho la banda. Yo soy de banda, siempre tuve bandas, pero hete aquí que me encontré sola viviendo en Rosario después de muchos años, y dije tengo que animarme a andar sola con la viola porque garpa, pero nunca lo había hecho, lo hice muy avanzada la trayectoria. Entonces no quería usar mi apellido porque mi apellido es un moño. Siempre me lo escriben mal, está todo mal con mi apellido. Entonces en una tormenta de ideas familiar una noche, yo quería buscar un nombre que pudiera tomarse como que era un nombre de fantasía de una solista, pero también como de una banda. ¿Viste que hay ciertos nombres que son así? Y bueno, mi hija que era chica en ese momento, de sus ocho o nueve años, tiró esa y a mí me gustó el "en un millón". Porque la explicación es la siguiente: cada uno o una, cada uno de nosotros, tiene una voz única, el dicho uno en 1 millón. Somos uno en 1 millón. Es como una manera de entender que, si no nos expresamos a nuestra manera, el mundo se pierde una expresión única, por ese lado venía.
APU: Y, musicalmente, ¿cómo fue ese proceso de solista a una banda conformada? En cuanto a la composición, por ejemplo.
MI: En este disco compartimos más. Pero en el comienzo fue que yo tenía temas nuevos y que andaba buscando un productor, no es que quería armar una banda, todo se dio solo. Conocía a Fede Baronio, que es productor artístico y guitarrista. Armamos el primer disco Despierta y a partir de eso y de pensar en tocarlo, dijimos "no, esto tiene que ser tocado por una banda" y se armó la banda.
APU: En toda tu carrera, con los distintos proyectos desde El Lado, Amarilla o Cautiva (bandas) a tus proyectos solistas, siempre está presente lo conceptual, estético, ¿fue buscado?
MI: A full, total. A mí siempre me gustó ponerme como un traje un poco sofisticado, si se quiere, estéticamente. Amo a Bjork, gente así. Que siempre está como un poquito más arriba en la búsqueda, por así decirlo. Amo las vanguardias artísticas y todas esas rupturas. Ahora estaba más tranquilo, pero qué sé yo, nombraste El lado. En esa época nos encantaba poner escenografías, gente que hiciera cosas, performática, o sea, como que viene un poco por ahí y ojalá pudiera con recursos mayores desplegar más eso. Pero me gusta, me gusta experimentar.
APU: De hecho, en el video del corte de difusión del nuevo disco de Mercedes y los un millón está presente…
MI: Sí, buscamos que fuera más o menos sencillo de hacer, pero con un aire ida y un poco surrealista en algunos momentos. O sea, yo soy de esa escuela. Porque a los 18 años empecé a leer el surrealismo, ¿entendés? También eso te marca, esa educación sentimental.
APU: Viviste y fuiste parte de la escena musical de los ’90 y los 2000 en Rosario y luego en Buenos Aires. ¿Cómo caracterizarías esa época? Y, ¿cuánto influyó en tu carrera?
MI: En Rosario eran años muy complicado, en el sentido de que era muy rocanrolera la ciudad. A comienzos de los '90, que es cuando armamos esta banda dark, realmente éramos dos mujeres y un bajista, un hombre, y una máquina de ritmos. La verdad es nos miraban como bicho raro y el circuito era muy chiquito. Por eso también me fui a Buenos Aires buscando cruzarme con gente más afín. Entonces eso sentí yo en Buenos Aires, como una fascinación en el sentido de que había de todo y para todos los gustos. Aunque estábamos siempre en un lugar medio de minoría, éramos más. Entonces eso me alimentaba más. Después, bueno, el recorrido se fue haciendo por diferentes caminos y puse bares, etcétera. No siempre estuve haciendo música. También me gusta mucho gestionar. Me gusta eso de unir gente y ver qué pasa. Es interesante, porque me parece que esas uniones hacen las cosas más más divertidas, ¿no? Y después la escena fue cambiando, vino en Cromañón, era un lío, no se podía ni tocar. Fueron cambiando las cosas. Hasta que me volví y perdí un poco el contacto con Buenos Aires.
APU: En una época, particularmente en los ‘90, había mucho subgénero y una defensa cerrada del mismo. Al contrario, has ido variando y cambiando. Pareciera que no tenés muchos prejuicios en cuanto a lo musical, ¿es así?
MI: Justamente me parece que hay que fusionar. Me parece que en el momento histórico que vivimos, inventar algo nuevo es para mí tomar lo anterior y ver cómo lo metes adentro de una ensalada y lo mezclas de nuevo. Me parece que va por ahí, porque los Beatles ya existieron. Pienso eso. Aparte escucho de todo y me gusta escuchar de todo. Sí, tengo mi corazón en algún cierto tipo de música, pero me gusta de todo y me gustan las fusiones, no tengo prejuicios.
APU: ¿Qué expectativas tenés para este nuevo disco?
MI: Un disco nuevo te abre nuevas puertas, nuevas oportunidades de tocar. Pido eso, pido conectar y aparte llegarle a alguien. Como siempre digo, a una persona que le llegas con una canción, ya eso es todo. Y me parece que eso pasa en general, porque a mí me gusta mucho el escenario, mucho más que el estudio de grabación. Entonces es un momento en donde busco conectar. Nunca sabes con quién ni cómo, pero la conexión está. Yo siento que es una especie de don y un canal que nos atraviesa a los que hacemos arte. Y por ahí va la cosa. Todos podemos ser uno en 1 millón y todos podemos ser creadores y creadoras. Es un ritual lindo el de estar en el escenario.