Esa mujer
Por Estela Díaz
Así tituló Rodolfo Walsh un cuento –ineludible– sobre Eva Perón. Cuando me invitaron a escribir sobre el fenómeno que produjo el libro Sinceramente, fue la primera frase que vino a mi memoria y pensé que así debía empezar. Otra vez esa mujer, que en verdad es otra, pero que es heredera de la misma estirpe. La de esas mujeres que despiertan pasiones, no hay indiferencia posible, ni neutralidad.
Escribo desde la 108 Conferencia Internacional de Trabajo, oportunidad en la que se conmemoran los cien años de la OIT y se está discutiendo la adopción de un Convenio sobre violencia y acoso en el mundo laboral. Me muestran una imagen de la sala de asambleas, donde se podía ver al presidente de un país europeo hablando en medio de una sala prácticamente vacía. Lo contrario a lo ocurrido en junio de 2009 cuando estuvo Cristina aquí, convocando a una sala llena y auditorio atento. Varias imágenes de estas pueden repetirse en sesiones del Senado, donde su voz nunca pasa desapercibida, ni para amigos ni oponentes. Algo de esto fue el acontecimiento del libro, que la propia editorial presentó como un hecho inédito en su historia, que cuenta con una vasta trayectoria mundial.
Por la brevedad de esta reflexión voy a referirme a la comparación entre Evita y Perón, que Cristina describe en uno de los capítulos del libro. Ella señala que, a diferencia de Perón, Evita la emociona, la conmueve. Destaca que gusta de leer a Perón por su enorme capacidad intelectual, pero con Eva le pasa otra cosa. Una lectura lineal da cuenta de que se reproduce una división sexual entre la emoción-femenina y la razón-masculina. Si releemos aparecen otros significados en el texto.
El feminismo vino a ocupar y reclamar una presencia igualitaria en el espacio público y político para las mujeres y disidencias, pero ocurre algo más que eso: se pretende redefinir el contrato social de la modernidad capitalista y patriarcal. Se trata de poner en cuestión también la noción histórica del conocimiento, los saberes y la propia racionalidad occidental.
Si pensamos el acercamiento a la política de las mujeres vamos a encontrar la institución de otros campos temáticos y otros modos de acercamiento al mundo de “lo político”. La experiencia histórica –no hay esencia en esto– hizo que los saberes femeninos se conformen de recorridos por los senderos del cuidado de los otrxs, la emoción, los afectos, lo comunitario, el cuerpo, el territorio, la practicidad. Así es que a partir de que las mujeres poblaron los parlamentos y otros sectores del Estado y las organizaciones, las tramas de lo público comenzaron a cargar de otros sentidos la política y ampliar el horizonte democrático.
Cuando se hizo la presentación del libro de Cristina se planteó que era su lanzamiento a la carrera presidencial. Como siempre, esa mujer hizo mucho más que eso. Propuso una fórmula presidencial que movió todo el tablero de la política, pero además convocó a redefinir un nuevo contrato social. Esta invitación tiene a las y los actores sociales como parte ineludible para poner en marcha una reconstrucción de la Patria, que ha sido arrasada por la voracidad neoliberal.
El protagonismo en estos años de resistencia del movimiento sindical, las organizaciones sociales y el feminismo popular es parte central de esta convocatoria, que requerirá creatividad, audacia y fortalecimiento de la organización popular. Los temas de la economía, la seguridad, la inflación y la institucionalidad democrática (en profunda crisis) van a requerir de territorialidad, reconstrucción de redes, recuperación de lo público y la política en un sentido del interés común y colectivo. Esto es justamente lo que aportan estos actores sociales y las mujeres como protagonistas, que lograron avances en tiempos de retrocesos y resistencias.
Hablábamos de emoción y de razón. Sinceramente, considero que es el liderazgo de Cristina el que nos convoca desde la posibilidad de que estos territorios dejen de estar disociados, y sobre todo, a abandonar la jerarquización histórica que devino en desigualdades, discriminaciones y violencias.
Estela Díaz, Secretaria de Género de CTA Nacional.