“Fuck you”: el documental sobre el último show de Sumo y Luca Prodan en Obras
AGENCIA PACO URONDO conversó con el director José Luis García y los productores Aníbal Esmoris y Marcelo Schapces sobre Fuck you, el último show, documental que retrata el último gran Obras de Sumo y su cantante, Luca Prodan.
Agencia Paco Urondo: No sé si ustedes coinciden, pero considero a este documental como un spin-off de la película Luca, donde también Aníbal y Marcelo colaboraron con el inolvidable Rodrigo Espina.
Marcelo Schapces: Sí, es una Espina off.
José Luis García: Yo era muy amigo de Rodrigo, lo conocí en el rodaje de La Historia oficial, en el año 84, y de ahí trabajamos juntos en nuestros cortometrajes. Rodrigo conoció a Luca, que actuó en un cortometraje suyo y yo hice la fotografía. Y está lo que cuenta la película, que Luca le sugirió que grabara los conciertos porque creía que no iba a llegar a fin de año. Así que el registro de ese material es supervalioso; Marcelo, Aníbal y Rodrigo usaron una parte en Luca, pero es una construcción mucho más compleja alrededor del personaje de Prodan que arranca en Europa, en Escocia. Esto (el documental) es el vivo del concierto, es más Sumo en escena, en el backstage y arriba del escenario en la noche esa, de Obras.
APU: “Fuck you” es el tema con el que abren ese recital en Obras Sanitarias, pero también es el grito primal del rock ¿Fue fácil encontrar el título o dieron un poquito de vueltas con eso?
Aníbal Esmoris: No fue tan difícil porque, como vos decís, es muy ligado al rock, pero sobre todo a lo que fue Sumo. Es como un icono. El último show fue una decisión artística, en parte es algo que rondaba en la cabeza de Rodrigo y tratamos medianamente de respetar eso. Después, es el último gran show de Sumo.
APU: Dos meses después, está el show de Los Andes y luego la partida física de Luca ¿Se podía percibir en ese gran show que era el final de Prodan?
J.L.G.: En rigor, hubo otros conciertos entre esos dos, entre Obras y Los Andes (de los cuales hay registros) que fueron en Cemento, en Airport, en Taiwán. Éste tiene el valor de ser el último gran show y carga un carácter más simbólico de lo que fue esa escena sobre el morbo de si fue o no el último show justo antes de morir. Siguiendo alrededor de la palabra show, esa famosa frase de show must go on, el show debe seguir, predomina bastante en nuestro mundo de entretenimiento audiovisual y, sobre todo, del rock.
Creo que no había una gran conciencia de que había una degradación física de Luca, quizás él era quien más la tenía y por eso hizo este pedido a Rodrigo.
Recuerdo algo de (Roberto) Pettinato, hacer algún comentario al respecto, después no más. Está esa imagen de que los ídolos, como también pasó con Diego, son inmortales, puede venir degradándose físicamente, pero la idea de que van a morir no entra en la cabeza y finalmente pasa.
APU: Vos, José Luis, podés atestiguar de la manera particular con que Luca Prodan se manejaba en la cotidianeidad, ya que lo fuiste a buscar a la casa, se tomaron el 29 hacia Obras junto con el cantante de la banda que horas después iba a estar subido un escenario adelante de miles de personas.
J.L.G.: Sin dudas, y era un tipo muy dulce, muy buena persona. Era muy llano y muy real, no era una impostura, no era un careta que decía “voy a salir por la calle para que…”, realmente él era eso. Y con la misma remera con la que salió de la casa, hizo la prueba de sonido, estuvo en el backstage y salió a cantar en el escenario. No sólo él, Sumo era eso, es por eso que sigue y seguirá sonando una cosa que sale de las vísceras y del corazón. Por eso perdura.
APU: ¿Ustedes estuvieron presentes esa noche? ¿Qué recuerdan de todo aquello?
M.S.: Yo, por lo menos, no estuve. Sí estaba vinculado al rock en aquella época, porque más o menos desde el 82 al 88 fui manager de grupos de rock. Laburé mucho con Lito Nebbia, Fito Páez, con Baglietto, Silvina Garré, con Alejandro Del Prado y lo crucé a Luca con Sumo en un par de festivales que coincidíamos. Era como una tribu muy particular para aquella época, porque todavía estaban los resabios de un rock muy serio, del rock sinfónico, habían ya pasado los Abuelos de la Nada, estaban Los Redondos sonando, las cosas estaban cambiando, pero Sumo había hecho un quiebre bastante importante.
A.E.: Yo tampoco, ya que estaba como refugiado político en Francia y volví dos meses después de la muerte de Luca. Pero sí, donde yo estaba, me llegaban cassettes. De Los Redondos, de Sumo. Hoy estaba recordando que en esos años, específicamente 1985, salieron los primeros discos de Los Redondos, de Sumo, de Virus, un montón de música muy grosa que mostraba cómo lo que estaba sucediendo en Argentina se reflejaba mucho en la música.
APU: El primer Obras de Los Redondos, a dos años de la muerte de Prodan, mostró mucho público con remeras de Sumo y cánticos dedicándole ese concierto, lo cual pareciera indicar que de alguna forma buscaron refugio en la banda del Indio Solari.
A.E.: Inclusive una colaboración con un tema entre ellos.
M.S.: Ese concepto de tribu funcionó mucho con Sumo y continuó funcionando también con Los Redondos. Todo ese público de Sumo siguió el recorrido de lo que después fueron las misas ricoteras, los conciertos más masivos. Básicamente por esa cosa de comunidad que generaban, que no era solamente un grupo musical sino una actitud arriba y abajo del escenario. Toda esta historia de Sumo de bajarse del pedestal del rock and roll, esa cosa que se ve en la película, incluso en el backstage donde Luca lo persigue a Pettinato cargándolo con esta historia del periodista de El expreso imaginario y esa cosa de de historia del rock que llevaba encima Roberto, que era como parte del sistema del rock nacional.
Luca se reía de todo eso. Pero después, cuando hablaba de música lo hacía muy en serio, con mucho respeto por las distintas variantes. Por ahí, queda esa cosa aparentemente más pendenciera de Luca, pero en realidad, como decía José Luis, era un tipo muy dulce, muy culto, respetuoso y que conocía muchísimo de la historia musical inglesa, que es como hablar de la cuna de la música de rock del mundo..
APU: Ese artista extremadamente sensible después se convertía en una bestia escénica, aunque por lo que cuentan ustedes era sólo una parte porque no dejaba de ser lo primero tanto arriba como abajo del escenario.
J.L.G.: Bueno, eso queda expuesto en el documental porque se ve mucho tiempo de backstage antes de subirse al escenario y después se ve toda la fuerza que tiene arriba, aún más disminuido físicamente como estaba en este concierto.
"Cuando (Luca) hablaba de música lo hacía muy en serio, con mucho respeto por las distintas variantes".
APU: ¿Cómo fue que empezaron a pensar el trabajo y cómo se llevan con el recuerdo perpetuo de Rodrigo, quien tiene mucho que ver con esto?
A.E.: No fue un encuentro muy alegre porque José Luis iba a presentar este material en bruto en la muestra que se hizo del Rock de los 80 en el Museo Histórico Nacional. Rodrigo lo llama a Marcelo para pedirle los cassettes, para componer eso y justo unos días antes de la presentación, fallece de un ACV. Inclusive, para poder hacer esa presentación, fue un poco difícil recuperar los tapes porque era un momento delicado. A partir de ahí, José nos convoca y nos dice que quería armar este material, un pendiente de todos y de Rodrigo en particular. Hace dos años, empezamos a trabajar para que esto pueda ver la luz.
APU: Qué interesante, también, que se pueda ver este material en un contexto de tanto ataque a la Cultura donde uno termina afirmando lo necesario que serían Luca Prodan y Sumo, hoy, cuánto podrían aportar tocando en vivo.
A.E.: Estaría bueno. Por lo pronto, lo vemos en la película de José Luis, que genera una sensación como si fuera la cuarta pared, es como estar en el concierto. El espectador está en el concierto, en el back y eso es un poco traerlo de nuevo. Para nosotros desde luego, es un acto de resistencia.
APU: ¿Se han contactado con los ex-Sumo, han tenido alguna devolución de ellos?
J.L.G.: Siempre fueron músicos extraordinarios y que han hecho grandes bandas después de Sumo, que no se han quedado ahí en esa nostalgia, pero para quienes Sumo es una parte siempre trascendente de sus vidas. Cualquier cosa que se haga alrededor de su historia, es lógico que ellos puedan tener una sensibilidad especial para estar atentos a qué se puede hacer. De todas maneras, hay una premisa en la que coincidimos los músicos y nosotros, que este material lo consideramos como un patrimonio cultural, a esta altura y no va a tener una exhibición comercial.
Es decir, nadie va estar lucrando con esto. Se va a exhibir en festivales, en centros culturales, universidades, y finalmente se difundirá en Youtube o donde fuese. No hay una especulación que no sea algo vinculado al hecho artístico de lo que fue Sumo y el legado que dejó, a la importancia de que las nuevas generaciones también puedan tener contacto con un material.
APU: ¿Cómo viviste, José Luis, el tener que ir a filmar a Sumo a Obras?
J.L.G.: Me acuerdo que le pregunté a Rodrigo ¿qué hago? Y me dice “vos seguilo a Luca”. Un poco es lo que hice y él fue abriendo puertas y en el camarín todos los músicos se prendieron a joder con la cámara y a participar del registro. Algunos más, otros menos, pero todos seguían el juego de estar registrando ese evento. Luca guiaba. Para mí fue muy impresionante, en ese momento tenía 22 años y estar en camarines, subir con ellos al escenario a oscuras y que de repente se encienda la luz, el sonido, y ver toda una marea humana ahí abajo, fue algo inolvidable.
Me marcó mucho el registro de este material y nunca lo he olvidado. A Rodrigo, todos estos años, le decía por qué no haces algo con esto. Lo intentaron hacer, pero era un material que de ninguna manera podía quedar guardado. Aníbal y Marcelo se prendieron a que hagamos este intento de sacarlo a la luz, se alinearon los planetas, de alguna manera, con todos los músicos, y finalmente se exhibió.
APU: ¿Eras cercano a la obra de Sumo o te fuiste acercando a partir de este trabajo?
J.L.G.: Me fui acercando más a partir de Rodrigo, la verdad. Escuchaba, pero no era un fan de Sumo. Rodrigo era muy fan, al punto de que lo fue a buscar a Luca para que actúe en un corto de él, del cual yo hice la fotografía y ahí me volví loco, me enamoré de Sumo. Podría decir que soy un fan más de última hora. Tuve la suerte de estar en esa situación de poder registrarlo en ese concierto.
APU: ¿Cómo ha sido el trabajo para los productores, cómo se han complementado y dividido los roles?
M.S.: Es bastante sencillo porque nos conocemos con Aníbal desde hace muchísimo tiempo, ya habíamos tenido todo un laburo previo cuando hicimos Luca, que había sido un trabajo para cada quién, sobre todo para Anibal. Nos llevó muchos años y mucha tarea, con viajes a Europa incluidos. Yo había vivido en Europa, había craneado un proyecto que tenía que ver con esa mirada que finalmente tuvo la película, que se decidió hacer al mostrar a Luca como ese desplazado inmigrante que terminaba llegando a la Sierras de Córdoba escapando de la heroína y que prácticamente terminaba cuando empezaba Sumo.
Fueron bastantes años organizando todo aquello que cada quien venía llevando adelante, creo que resultó bastante rápido, operativo. Ya nos conocíamos, conocíamos el material de memoria y sabíamos los problemas que íbamos a tener, así que las soluciones a esos problemas los tratamos de resolver con practicidad y rápidamente, no tropezar dos veces con las mismas piedras que, ya está altura, con la edad que tenemos, sería como una torpeza irremediable.
A.E.: Como todo trabajo audiovisual, en la producción, la dirección y demás, siempre pasan cosas, pero lo hemos llevado muy rápido, muy bien, todos teníamos claro cuál era el objetivo final. A partir de un momento dado, decidimos sobre todas las cosas que no podía quedar en un cajón, que era un pecado muy grande, que nuestros hijos tenían que poder ver eso también, no solo las generaciones pasadas que lo habían visto, sino las futuras. Tiramos todos del carro para eso y llegamos a la conclusión.
Sentía desde hacía mucho tiempo que ya no era nuestro ni de nadie, era patrimonio cultural de los argentinos, había que mostrarlo. Por ende hicimos esta experiencia, por lo menos para mí como productor, de poner mucho esfuerzo, recursos, a sabiendas de que solamente se iba a mostrar de manera gratuita. Eso es algo que también reconforta, sobre todo en los momentos en que vivimos.
APU: ¿Qué les pasa con las nuevas generaciones, cómo las ven con respecto a la música de Sumo?
A.E.: Voy a decir algo que vengo repitiendo: “los jóvenes siempre tienen la razón”. Es algo que me enseñó el señor que, de alguna manera, descubrió, apadrinó, produjo e hizo posible el rock nacional, que fue Jorge Álvarez, un gran gestor cultural. Por eso estoy muy esperanzado. Después, bueno, por cuestiones generacionales escucho al Duki y no me produce lo mismo que cuando escucho al Flaco. Hay cortes generacionales. De la misma manera que yo abrevé el tango con mis padres, era algo que estaba terminando, de alguna manera. Si bien hay tango, hoy y muy bueno, lo que era ya no es. Creo que con el rock pasa algo parecido, estamos entrando en otra época de la música popular y demás, creo que el punk fue el fin de ese ciclo que empezó cuando nosotros éramos muy jóvenes. Sumo ha tenido mucha importancia porque fue quien trajo ese punk a esta tierra que todavía no lo habían conocido.