Gabriel Lombardo Quinteto presenta "Cuerpos de miel", su nuevo álbum
*Gabriel Lombardo es un compositor, guitarrista y docente argentino, residente en la actualidad en la Ciudad de Buenos Aires. Compuso música para diferentes formaciones instrumentales, música para películas - como "La cáscara rota" de Florencia Mujica, entre otros - y obras de teatro - "Cenestesia" de Gustavo Sternischia, "Shooting Back", de Jesús Gómez. Cuenta con seis discos editados con obras de su autoría: ¨Cuerpos de miel¨ (2022) y ¨La Estafa¨ (2018) con el Gabriel Lombardo Quinteto, ¨Respira¨ (2020) como solista, ¨El sonido de los durmientes¨(2010), ¨Danza entre Todxs¨(2014) y ¨Mancha arena¨(2016), con la Orquesta El Sonido de los Durmientes.
AGENCIA PACO URONDO: Los nombres de los temas de su nuevo álbum hablan de despertares, de ausencias y presencias, de sed, de soledades. Resulta inevitable asociar esta obra a lo vivido a partir de la pandemia. ¿Cuándo se gestó este trabajo y qué se propuso abordar en él?
Gabriel Lombardo: La mayoría de las piezas se compusieron en 2019, salvo la introducción "Despierta", que es de 2021, cuando comenzábamos a salir del encierro. Por eso, si bien la obra no se gestó en pandemia, creo que esta la resignificó. Porque no sólo la titulación de las obras sugiere ahora otras interpretaciones, sino que esta idea de renacer y despertar que expresa la introducción, fue el criterio que usamos para ordenar las piezas del disco. Esto explica por qué comienza con ¨Ausencias¨ y termina con ¨Presencias¨, por ejemplo.
“Esta idea de renacer y despertar que expresa la introducción, fue el criterio que usamos para ordenar las piezas del disco”.
APU: Estos tiempos nos obligaron a adaptarnos a nuevas maneras de vincularnos: con las otras personas, con los trabajos, con el medio en el que vivimos en general y hasta con nosotros mismos. ¿En qué percibe estos cambios, en particular desde su lugar de músico?
G.L.: En lo primero que pienso es en la virtualidad: creo que nos atraviesa de diferentes maneras, en lo vincular, en lo emocional y forma de alguna manera nuestra subjetividad. Algo concreto, como músico, por ejemplo, es la aparición del ¨Streaming¨ como opción para compartir un concierto no presencial. Un formato que nos sirvió en el momento de mayor aislamiento.
Por otro lado, hay una serie de factores que me preocupan particularmente y que caracterizan estos tiempos: el déficit de atención, los ¨me gusta ̈ y las reproducciones como mecanismos de legitimación de una obra, y el imaginario social que genera ese recorte, casi compulsivo, que se hace de las vidas en las redes sociales.
Todo esto genera estereotipos estéticos y modelos de éxito que muchas veces no tienen un sustento emocional y vivencial profundo. Son tiempos de mucha ansiedad y dispersión, donde casi no vale ningún desarrollo. Creo que hay un riesgo constante de pérdida de sentido.
Tampoco sé si somos conscientes de cuánto influye este contexto cuando pensamos nuestros proyectos personales y artísticos, por ejemplo. Por eso creo que es imprescindible juntarse y generar encuentros con excusas culturales. Como músico me parece importante cultivar la costumbre del ensayo y jerarquizar la música en vivo. Todo esto me preocupa y es un desafío constante, no sólo como músico (compositor), sino también, como docente y principalmente, como padre.
APU: Hace unos años investigó sobre la raíz afro en la música de nuestro continente. ¿Cómo surgió esa motivación y qué reflexiones trajo? ¿En qué rasgos de su propia obra encuentra esa influencia?
G.L.: La motivación surgió a partir de una charla con el Chango Farías Gómez, en la cual él me dijo ¨la chacarera es negra, ese golpe acentuado en el 3 es afro¨. Eso me llamó la atención y busqué información al respecto, pero no encontré mucho. A los meses fui a Perú porque me habían hablado de un pueblo de afrodescendientes, El Carmen, en el Departamento de Chincha, al sur de Lima. Además de esa inquietud antropológica, quería mamar un poco el ritmo de las músicas afroperuanas, vivenciar de primera mano esas polirritmias que también tenemos en nuestro folklore.
Luego, en el censo de 2010, se registró un pueblo de afrodescendientes en Santiago del Estero, ¨San Félix¨. Entonces fui a Santiago unos meses después y me puse en contacto con gente que se había interesado en el tema.
Los relatos históricos que se hicieron de nuestro país invisibilizaron sistemáticamente la influencia africana que tenemos. Es decir, tanto la historia ¨oficial¨ de Mitre como el revisionismo histórico, que incluyó a los pueblos originarios, omitieron nuestra negritud. Hay datos fuertes que nos hacen pensar que nuestra cultura es más negra de lo que creemos: por ejemplo, en el censo de 1778 más de la mitad de la población en Santiago del Estero era africana. Tengamos en cuenta que de ahí es la chacarera, la conclusión evidente es que es imposible que esta música no tenga influencia africana. Estoy tentado a decir que la chacarera, por ejemplo, es música afroargentina. Pero esta hipótesis, que suena con evidencia musical, es difícil comprobarla porque hasta donde llegué falta documentación que la respalde.
En mi música esto formó parte de una etapa en la que estuve muy interesado en conocer los diferentes ritmos folklóricos. En el segundo disco que hicimos con la Orquesta ¨El Sonido de los Durmientes¨ (2014) hay dos obras que trabajan estas rítmicas afroperuanas. En la música del Quinteto que encabezo actualmente, me parece que esta experiencia está, pero no hay una referencia afro tan literal. Tal vez hoy me quede un poco de madurez en ese aspecto rítmico, que tengo en la manga para cuando la música lo necesite.
APU: Los jueves 16 y 23 de marzo presentará frente al público "Cuerpos de miel" en Pista Urbana. ¿Qué expectativas comparte con el Quinteto para esas dos noches?
G.L.: Estamos con muchas ganas, la música en vivo siempre se renueva y es lo que más nos gusta. Relacionado con lo que hablábamos antes, en este tipo de conciertos se permiten silencios y desarrollos que la virtualidad de algún modo niega. Me han llegado a decir por ejemplo, que escuchan en Spotify mucho un tema, pero que en vivo les gusta más otro, que es mucho más largo. La pieza ̈Cuerpos de miel¨ dura 12 minutos en el disco, pero en vivo debe durar 15 minutos aproximadamente. Esto se aprecia de una manera muy distinta en forma presencial.
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