Groncho Mars: "Dibujando la realidad todo se hace más fácil"
Ilustración: Leo Olivera
Por Groncho Mars
Que las noticias, en ciertas ocasiones, nos hagan acordar al accionar de aquellas animaciones que alimentaron nuestro espíritu por tantas horas en el pasado, es una cosa. Que logren superarlas, ya es preocupante. Y eso es lo que me ha pasado al revisarlas, en otra semana gronchesca, para encontrar las más relevantes.
Defenderse con la pelota
Reapareció Mauricio Macri y realizó declaraciones en su rol de presidente… de la Fundación FIFA. Quizás no estaban enterados de que ocupaba dicho cargo porque apenas asumió, pandemia mediante, casi no se jugó más al fútbol. Lo cierto es que había logrado mantener, por varios meses, ese perfil que lo caracteriza (no bajo, diría más bien “en reposo”) luego de su última y agitada intervención en Guatemala para un encuentro organizado por la Fundación Libertad y Desarrollo, algo así como la reunión anual de los espías de KAOS, donde dejó en claro cuáles son sus prioridades al asegurar que “el populismo es más peligroso que el coronavirus”. "Nuestro objetivo es desarrollar y apoyar a una sociedad que pueda ofrecer un equilibrio en cuanto a la prevención de este tipo de enfermedades y la vida futura, creando un entorno en el que la sostenibilidad pueda prosperar verdaderamente” dejó escrito, esta vez, en la página oficial del ente madre del balompié y debo decirles que les tengo una noticia buena y una mala. La mala es que, al ser un comunicado por escrito, no le pudimos preguntar si sabe qué quiso decir con todo eso. La buena es que nos ahorramos escucharlo trastabillar desde el intento de decir sostenibilidad hasta el final de la frase. Y si bien la visión de equilibrio de Mauricio, hasta ahora, se ha parecido mucho a la del profesor Neurus cuando repartía botín con Pucho bajo la simple lógica de “1 para ti, 5 para mí”, tuvo el tino de hacer el anuncio un día en el que "pasaron cosas". El primer detalle que olvidó fue que se cumplía un año de que Cristina pateara el tablero y rompiera la estrategia eleccionaria de Cambiemos con sólo un posteo. Puede fallar. Luego nos enteramos que el Fiscal Delgado hizo pública una denuncia al considerar que tiene pruebas suficientes para demostrar que la AFIP, bajo el mandato de Macri, ocultó las offshore. Esa, te la debo. La aparición, un rato más tarde, de un audio donde su ex vicepresidenta le exige al ex titular de la Unidad Especial Amia una pequeña ayudita para un amigo, algo así como pedirle que encubriera a los encubridores del atentado, con música de los Beatles de fondo, sólo vino a confirmar que Mauricio posee un olfato goleador para encontrar el momento justo sólo comparable al de Oliver Atón. Se clavó en el ángulo este remate.
Por suerte, en el puesto que ahora ocupa, no queda fuera de lugar disimular contando alguna anécdota de fútbol. Eso sí, espero que los funcionarios que estén bajo su mando, si llega a decir “cuidado que nos estamos yendo a la mierda”, esta vez le presten atención a su advertencia o nos consulten a nosotros, que de eso ya tenemos experiencia.
Yo me hice solito, a mí nadie me regaló nada
En estos días aumentaron los controles a las grandes empresas, lo que parece haber tensado la cuerda con el Estado. Mientras el gobierno planteó un par de exigencias para asegurar que la plata del programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción vaya directo al bolsillo de los trabajadores, desde la oposición y los grandes medios de comunicación se puso el grito en el cielo cuando Fernanda Vallejos cerró un hilo de tweets escribiendo “si el Estado decide subsidiar a grandes grupos, sería razonable, como lo han hecho antes y lo están haciendo ahora las economías más desarrolladas, que lo haga no como un regalo a esas empresas, sino a cambio de una participación en el capital de las compañías”. Ahí salió al cruce Cristian Ritondo, tildando el pensamiento de la diputada de “locura populista”. “Si se ayuda para sacar algo a cambio, no es una ayuda, sino una extorsión. El camino de salida es con esfuerzos del Estado, los trabajadores y los empresarios, juntos”, planteó el jefe del bloque PRO. Lo que le faltó aclarar fue por qué hizo la “gran Mister Magoo” en los años en que el Estado ayudó a que los esfuerzos de los trabajadores encontraran juntos el camino de salida hacia las cuentas offshore de algunos grandes empresarios que, valga la casualidad, son los mismos que solicitaron el ATP porque no podrían pagarle a sus empleados. Y no me refiero exactamente a los amigos de D´Alessio, empresarios que participaban de maniobras de lavado de dinero en distintos paraísos fiscales. O tal vez sí. Habrá que esperar un poco.
Operación Jaja
Si de operaciones hablamos, se encendieron decenas de alarmas por la posibilidad de “tener a un simpatizante de nazis” en un nuevo billete de $5000, situación contra la que se levantaron las “opiniones autorizadas” del Centro Weinsenthal y sobre ellas se montaron el ex secretario de Derechos Humanos macrista, Claudio Avruj, el embajador del Reino Unido, Mark Kent, y la embajadora de Israel, Galit Ronen. En apenas dos días y tras una reunión de la DAIA con el nieto de Ramón Carrillo, los mismos medios que levantaron las acusaciones tuvieron que reconocer no sólo que eran infundadas, sino que el famoso billete lejos estuvo de emitirse, ya que había sido descartado por el presidente desde el mismo momento que se le intentó dar entrada. Mientras miles de réplicas de la falsa noticia circularon por las redes sociales, pocos de estos usuarios se enteraron de que el nieto del ministro de Salud de Perón les preguntó a los del Centro Weinsenthal en qué documentos se basaron para realizar semejante acusación y le contestaron que en una película. A Goebbels le gusta esto.
"Esta infectocracia que nos gobierna nos va a volver locos", dice Marcelo Longobardi y debo opinar que tiene razón, aunque no creo que nos estemos refiriendo a lo mismo.
No sos vos, soy yo
Algo que me dejó reflexionando esta semana fue toparme con el anuncio de una disertación donde el legislador porteño por el Frente de Izquierda, Gabriel Solano, iba a profundizar este título: “¿Qué puede aprender el liberalismo de la izquierda?”. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue que hace más de 70 años que el liberalismo viene instruyéndose de lo que puede enseñar la izquierda, para luego usarlo en su contra. Eso me hizo acordar a una magnífica escena de Mi gran casamiento griego, donde la protagonista quiere dejar el negocio familiar para trabajar en la agencia de viajes de su tía, pero sabe que su progenitor recontrapatriarcal no la va a dejar. Ahí, madre y tía inventan un diálogo, en presencia de su padre, donde inducen al griego a que sea él quien proponga a su hija como auxiliar en la agencia, ofrecimiento que las mujeres aplauden como toda una novedad y él celebra repitiendo “¡hombre! ¡hombre!”, remarcando la “capacidad superior” de “su género” para hallar la adecuada solución. Cabría preguntarse si esta propuesta de Solano, del modo que está planteada, no ocupa el exacto lugar del padre. Una cosa más, amigo. Y que suene como deseo y no a consejo: si tiene un as bajo la manga que los liberales todavía no conocen, úselo; no lo malgaste avivando giles, como dicen en los arrabales.
La pregunta poderosa
En esto de avivados y de gente que te versea, déjenme ponerme serio y usar la forma poderosa, pues mi garganta no quiere otra cosa para hablar de esta treta, de tapar la pregunta de Ramona (con Luises y Olivanes hacen la opereta) y así olvidar que todavía no la han contestado ni Santilli, ni Larreta. Aquí sí que no va eso de lavarse las manos, cada uno sabe lo que dijo y aunque sea con barbijo, queremos que ambos pongan la jeta.
Música para pastillas
Metiéndonos en el plano internacional, el presidente Donald Trump reveló que toma una pastilla de hidroxicloroquina todos los días, una droga experimental contra el Covid-19 de dudoso efecto y que su propio gobierno no lo recomienda como tratamiento. “Él se las toma y a mí me pega”, debe haber pensado su asesor Peter Navarro (no, no es un personaje de Capusotto) luego de escucharse decir que China usó viajeros para propagar el virus enviándolos en aviones a Milán, Nueva York y otras ciudades importantes del planeta. Ni a Cerebro se le hubiese ocurrido un plan tan magistral para conquistar el mundo. Mientras tanto, Pinky… bueno, por ahora sigue jugando a ser presidente.
Mientras el paisito, la nueva vedette de Suramérica para los medios hegemónicos, parece haber encontrado una forma de tener pocos casos positivos del virus sin plantear un aislamiento obligatorio, la cosa no iría de la misma forma para el gigante del sur donde, envalentonado cual Leónidas con sus 300 de Brasilia, el presidente Jair Bolsonaro nuevamente se cargó a su ministro de Salud y ya hizo juramentar a un tercero. Los medios de prensa de Brasil le critican el haber puesto al mando de esa cartera a alguien sin experiencia para ocuparla. “La culpa es de los dos anteriores”, se le habría escuchado excusarse al mandatario, “si hubieran hecho caso en todo lo que digo como lo hace éste, nadie podría decir que mi ministro de Salud no sabe lo que está haciendo”.
Disis di end
A pesar de que a mi primo del norte, Bruno, le están buscando la vuelta para convertir a Michael Jackson en su padre, la noticia que se lleva el destacado de la semana es la que nos dice que, en cuarentena, los adolescentes prefieren quedarse despiertos. Podría cerrar esta nota preguntándole a la periodista si en su juventud y sin cuarentena, los adolescentes no se refugiaban en la nocturnidad, pero dejémosla descansar tranquila, todo sabemos que el teletrabajo, bajo ciertas patronales, suele agotar algo más que el cuerpo.