Hebe Liz Schweistein: el alto vuelo de una soñadora

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    Hebe Liz Schweistein
HOMENAJE

Hebe Liz Schweistein: el alto vuelo de una soñadora

22 Enero 2023

Mamá está volando alto. Pero no desde el jueves 12 de enero que cerró sus ojos por última vez. Desde siempre. Y para siempre.

Fue hija y hermana de una familia judía de Avellaneda. Tuvo una infancia feliz pero una pérdida absurda e irreparable en la adolescencia. En un incidente vial perdió a su madre, hermano, cuñada y sobrina cuando tan sólo tenía 15 años. El resto fue caer, levantarse, reinventarse, sobrevivir, vivir. Con tanta intensidad que da vértigo asomarse a su biografía. Mamá inventó la resiliencia antes que se llamará así.

Mamá. Idishe. Comerciante. Productora de mega eventos de moda. Viajante. Soñadora. Bohemia. Escritora. Vendedora de libros en plaza Dorrego. Conductora de tele. Artista. Ciudadana ilustre de nuestras vidas. Guerrera de mil guerras. Loca en todas sus facetas. Tan loca como para creer que podía cambiar la historia y, efectivamente, hacerlo.

Publicó cinco libros donde abordó temas como el amor, el desamor, la locura y la muerte. Con los años dejó de escribir y se convirtió en lo que la prensa nacional llamó "La Gaudí del conurbano" o "la Gaudí de Quilmes". Su colorido arte, hegemonizado por la técnica del mosaico, alegra la vista y el espíritu en diversos lugares emblemáticos principalmente de la ciudad que la cobijó hasta sus últimos días. Además de la estética, en sus composiciones resalta su ética. Memoria, compromiso y esperanza por un mundo mejor. Por ello, el Concejo Deliberante de Quilmes la declaró Ciudadana Ilustre en 2020 por unanimidad. 

La calle, fundamentalmente, ha sido su escenario. Plazas o frentes de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela consagran su obra. Pero, también, su arte colectivo se enclava en el frente de un centro cultural de la villa de Retiro.

La Universidad de Quilmes, la sede del club Quilmes, la Casa de la Cultura de Quilmes, el Museo Almirante Brown de Bernal se engalanan con sus obras. Sin embargo, la calle, fundamentalmente, ha sido su escenario. Plazas o frentes de Quilmes, Berazategui y Florencio Varela consagran su obra. Pero, también, ha cruzado las fronteras del Riachuelo y su arte colectivo se enclava en el frente de un centro cultural de la villa de Retiro. Aunque el lugar emblemático que ha hecho brillar sus diseños y murales es el interior y exterior de su casa en Quilmes Oeste, "El castillo de los sueños". 

Mamá supo de asunciones honorables y también de renunciamientos dignos. Nos enseñó que lo material no era lo más importante y que lo humano era lo divino. Fue inspiración y ejemplo para todos quienes la conocimos y nos alumbramos con sólo asistir a sus pestañeos. Con mis hermanes Jonatan y Brenda tuvimos mucha suerte. Pero, sabemos, su referencia y su legado nos trasciende holgadamente.

En lo personal le agradezco, claro, la vida. Los cuentos de "Guyiver", como lo pronunciaba ella cuando inventaba las hazañas del gigante en el país de los enanos. Le agradezco los sueños y las canciones. Por María Elena Walsh, la Negra, Silvio y Pablo. Le agradezco la cultura, los libros y el oficio de escribir. Le agradezco que haya sido. Fundamentalmente le agradezco que haya creado, creído y luchado. Y que haya logrado correr la valla de lo posible. Y de lo imposible.

Ojalá que la luna pueda salir sin ella. Ojalá que el sol no pierda brillo. Y ojalá que el arco iris no resigne colores.