Héctor Larrea, una vida en la radio
Por Analía Ávila | Foto: Gourmet Musical
Es la mañana fresca y temprana como una rosa
un duendecito frágil, chiquito, salió a pasear.
Lleva un sueño lindo y pequeño en un bolsillito
que cada día con alegría quiere estrenar.
Héctor Larrea
Los desayunos familiares de los años ochenta, antes de ir al colegio, tenían el fondo musical del programa Rapidísimo del locutor, conductor y actor Héctor Larrea, que sintonizaba religiosamente mi viejo. El día arrancaba con el jingle “Es la mañana fresca y temprana como una rosa…”, y el timbre de voz tan característico de “Hetitor”, con esa modulación impecable y vitalidad, nos sacudía la modorra matutina. Son inolvidables las voces y carcajadas de Rina Morán y Beba Vignola, la publicidad de aceite Marolio (¡mmm, qué óleo!), Luis Landriscina con los relatos de “Don Verídico” y el humor desopilante de Mario Sánchez con sus "pajaritos y florcitas". Gracias a Larrea escuché mis primeros tangos, él también tenía en su programa una columna dedicada a Carlos Gardel.
En el marco de los 100 años de la radio argentina que se cumplieron el pasado 27 de agosto y cerca del 30 de octubre, día en que Larrea cumplirá 82 años, el libro Héctor Larrea, una vida en la radio es un gran homenaje; se trata de una biografía escrita por el periodista Martín Giménez que publicó este mes Gourmet Musical Ediciones y que ya está a la venta. El locutor actualmente conduce El carromato de la farsa todos los días por Radio Nacional (AM 870) de 14:00 a 16:00 h. También los domingos en La Folklórica en el mismo horario, comenta la obra de Carlos Gardel en Gardel por Larrea. Debido a la pandemia este año Larrea está haciendo el programa desde su casa; en una entrevista confesó que le parecía “un espanto” hacer radio por teléfono, porque se pierde algo del encanto de la radio y la sorpresa, pero que se adaptó al nuevo formato.
Larrea nació en Bragado, Buenos Aires, y reconoce como su maestro a Antonio Carrizo, otra leyenda de la radio. Dentro de su vasta trayectoria de más de medio siglo que abarca la radio y la TV, siempre que le consultan nombra como favorito a su programa Rapidísimo que empezó en 1969 y estuvo más de 30 años al aire (pasó por las radios El Mundo, Continental y Rivadavia), donde se revalorizaron géneros musicales como el tango, el folklore y el bolero. Gran lector, con una vasta cultura general, melómano, también tiene el don de entretener y de convocar al show. En sus programas siempre hay poesía, tango, noticias y mucho humor. El popular “Hetitor” traspasó el corazón de varias generaciones, hoy los más jóvenes del medio lo consideran un maestro, por eso también, se lo sigue mencionando y consultando como referente.
El autor del libro, Martín Giménez, conoce de manera profesional a Larrea desde el 2008 ya que desde ese año es el responsable artístico de Radio Nacional. Nació en Buenos Aires en 1980, es periodista graduado de TEA, Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UNSAM y tiene un Posgrado en Gestión Cultural y Comunicación de FLACSO. Trabaja en distintas radios desde 1998 y se define como “cebador de mate, productor, coordinador y conductor”.
La contratapa de la biografía está escrita por el periodista Carlos Ulanovsky: “Desde niño, Héctor Larrea vivió una vida a la medida de la radio. Esa caja de madera, que para algunos es únicamente una disparadora de sonidos, para él fue su inicial mundo fantástico, su avenida asfaltada hacia la imaginación desde las calles de tierra de Bragado. Él comprobó, desde chico, que la radio era, entre otras cosas, capaz de poner felices a las personas.
Fue escuchado e imitado, y mientras tanto creció y se dejó impregnar de múltiples sensibilidades culturales y sociales hasta lo que es hoy en que, a veces, parece un buen pastor de palabras. Estuvo en Radio El Mundo, pasó por Continental, pero fue en Rivadavia cuando su programa Rapidísimo empezó a escucharse como si saliese en cadena a partir de 1973 (…) El libro será una nueva manera de escucharlo. Leerlo será, también, llevarlo en nuestros oídos”.
Héctor Larrea, una vida en la radio tiene un formato muy original ya que es radiofónico; hay una “Apertura” a modo de prólogo escrita por el propio Larrea, donde manifiesta: “Me considero una persona sencilla que tuvo la dicha de realizar lo que soñó en su infancia, cuando escuchaba la radio en la cocina de su casa. Tal vez ahí radique el secreto: los que me siguen siempre han sido los de la base de la pirámide, ese es mi lugar, trabajadores de overol. Sé lo que buscan: ni más ni menos que alguien les hable directo y los acompañe con humor y música”.
Siguiendo con este criterio radial, en lugar de tener capítulos el libro tiene 10 “Bloques” y cada uno abarca una época dentro de la trayectoria de Larrea, tanto en la radio como en la TV. También tiene una sección llamada “Mensajes de oyentes” con una gran cantidad de testimonios de colegas de la radio, artistas, escritores, periodistas, que se identifican como en la radio, con su barrio. Así desfilan Juan Sasturain de Monserrat, Felipe Pigna de Caballito y Mariana Enriquez de Parque Chacabuco. También Eduardo Aliverti, Pedro Saborido, Alejandro Dolina, Elizabeth Vernacci, entre muchos y muchas más le dedican unas palabras al maestro Larrea. En la sección “Música, maestro”, dan su testimonio artistas como Fito Páez, Teresa Parodi, Jairo, Lidia Borda y Juan Falú. Por último hay un “Cierre” a cargo de Giménez, el autor del libro.
La biografía también tiene numerosas fotos, tanto familiares como de la carrera del conductor en radio y TV, muchas con Sandro ya que presenció su debut en 1963 en el programa Sábados circulares de Pipo Mancera, cuando “el Gitano” vestido de cuero negro hizo una furiosa versión de “Música de rock & roll”, tema de Chuck Berry que habían popularizado Los Beatles. “Che, a este no lo paran ni con bolsas mojadas”, le pronosticó Larrea a Mancera cuando fueron al corte. Más adelante presentó los shows por todo el país de los primeros años de la carrera de Sandro y forjaron una gran amistad. Además el libro tiene publicidades, afiches, la partitura del “Tango para Carlos Gardel” que Larrea escribió en 1957 y mucha documentación más.
“Su palabra es la de la cultura popular un segundo previo a que lo popular sea apropiado por el mercado. Lo popular así, a secas, más allá de ideologías. Con firmeza y con ternura. Su oído es radial y absoluto. Hubo un tiempo en que Rapidísimo fue la contraseña del laburante, del ama de casa, del oficinista, del pibe al que no le gustaba el tango pero que, a través de la radio, conocía y se emocionaba con Carlos Gardel”, expresa Giménez al final del libro. Coincido y aplaudo al maestro de la radio: “Larrea nos pertenece. ¿Y la barra? Completamente agradecida”.