Instrucciones para no adjudicar firmas a cualquiera

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Instrucciones para no adjudicar firmas a cualquiera

31 Diciembre 2016

 

Por Boris Katunaric

Ante la perplejidad con que nos encontramos siempre que recibimos por las redes sociales este poema adjudicado erroneamente a Paco Urondo, no podemos hacer otra cosa que tratar de aclarar el mal entendido.

El texto de Alejandro Robino empezó a circular a finales de 2015 con el título “Instrucciones para capear el mal tiempo”, adjudicado al poeta, periodista y militante político Francisco Paco Urondo.

Por lo menos, ante el cambio de gobierno, supusimos que se trataba de un mensaje de esperanza y resistencia. Hoy, sin el título, también está circulando por las redes sociales como un mensaje de fin de año, con el mismo tono... y el mismo error.

Como le ha pasado a otros escritores como Borges, Galeano, Benedetti y García Márquez, Paco Urondo también fue víctima de estas adjudicaciones erróneas, no sabemos si con una intencionalidad particular (el hecho de que necesite algún tipo de validez para circular) o de un error genético e, inexplicablemente, risomático.

La cuestión es simplemente contribuir a que el autor, Alejandro Robino (al que no estamos en posición de juzgar ni acusar de nada) conserve los créditos, por lo menos simbólicos, que le correspondan y preservar su obra de confusiones innecesarias. Así lo mismo con la obra poética de Paco Urondo.

Sí se puede destacar que la belleza del poema es muy valiosa, un poema enumerativo que evade lugares comunes con fuerza y ternura. Con ustedes la materia de la confusión.

Alejandro Robino*

Instrucciones para capear el mal tiempo

En primer lugar, no se desespere y en caso de zafarrancho no siga las reglas que el huracán querrá imponerle.
Refúgiese en la casa y asegure los postigos una vez que todos los suyos estén a salvo.
Comparta el mate y la charla con los compañeros, los besos furtivos y las noches clandestinas, con quien le asegure ternura.
No deje que la estupidez se imponga.
Defiéndase.
A la estética, ética.
Esté siempre atento.
No les bastará empobrecerlo y lo querrán someter con su propia tristeza.
Ríase estentóreamente.
Mófese: la derecha está mal cogida.
Será imprescindible cenar juntos cada día hasta que la tormenta pase.
Son cosas simples, sencillas, pero no por ello, menos eficaces.
Diga hacia el costado buen día, por favor y gracias.
Y la concha de tu madre cuando lo soliciten desde arriba.
Tírele con lo que tenga, pero nunca solo.
Ellos saben cómo emboscarlo en la desprevenida soledad de una tarde.
Recuerde que los artistas serán siempre nuestros.
Y el olvido será feroz con la comparsa de impostores que los acompaña.
Todo va a estar bien si me hace caso.
Sobreviviremos nuevamente, estamos curtidos.
Cuidemos a los pibes que querrán podarlos.
Solo es menester bien pertrecharse y no escatimarnos amabilidades.
Deberemos dejar a mano los poemas indispensables, el vino tinto y la guitarra.
Sonreírles a nuestros viejos como vacuna contra la angustia diaria.
Ser piadosos con los amigos.
No confundir a los ingenuos con los traidores.
Y aún con estos, tener el perdón fácil para cuando vuelvan con las ilusiones forreadas.
Aquí nadie sobra.
Y eso sí, ser perseverantes y tenaces, escribir religiosamente todos los días, todas las tardes, todas las noches.
Aún sostenidos en terquedades si la fe se desmorona.
En eso, no habrá tregua para nadie.
La poesía les duele a estos hijos de puta.

* Dramaturgo, Director Teatral, Docente, ha escrito desde 1991 más de diez obras teatrales y dirigido más de veinte entre propias y ajenas. Sus piezas han sido estrenadas y publicadas tanto en Argentina como en el exterior, así como obtenido Premios en la especialidad. Ejerce la docencia en la Universidad de Buenos Aires, en el Teatro del Pasillo y en su taller particular. De continua actividad pedagógica itinerante en su país y en el exterior, ha dictado numerosos cursos, talleres y seminarios en las disciplinas: actuación, dirección, dramaturgia y análisis de texto.