Irene Ruth presenta “Fuga de Capitales”
Por Agustín Pisani
Irene Ruth Cornejo Maltz nació en Barcelona, España el 5 de mayo de 1990. Se crió en el barrio de Agronomía de la ciudad porteña de Buenos Aires. Estimulada por el mundo artístico familiar (madre y padre artistas plásticos) y su gusto en particular por la música, la vocación de Irene despertó a muy temprana edad y ya a los cinco años participaba de ensambles donde cantaba, tocaba flauta dulce e instrumentos de percusión.
Irene utiliza la canción como vehículo de metáforas y propone, con la singularidad de cada pieza, un itinerario alternativo en las formas de atravesar las nervaduras citadinas de nuestro cotidiano: las vivencias del tiempo, el espacio y el sentido íntimo de las cosas en tensión. En su álbum debut, la obra comprende un lenguaje transversal a los géneros rock, folklore argentino, pop, música contemporánea y jazz.
AGENCIA PACO URONDO: El nombre de tu flamante disco debut es intrigante, ¿en qué momento (personal o social) creaste las canciones de Fuga de Capitales? ¿Cómo fue el proceso de composición y la evolución hasta llegar a plasmarlas en el álbum?
Irene Ruth: Me agarré de las canciones en plena oleada neoliberal. Plantarme de canción a canción fue en cierta forma abrazar mis convicciones, mover las cosas de lugar y darle voz a mi propia historia creativa.
Gran parte de las canciones del disco fueron compuestas en el verano del 2018, pronto tuve en claro la imagen sonora de lo que quería, e incluso un concepto. Desde allí convoqué a los músicos que creía que podían continuar el juego. Y fue así, las canciones estaban compuestas: cerradas y abiertas hasta última instancia. Busqué una sonoridad grupal, y exploramos el abanico que esta instrumentación de sexteto (voz, teclas, bajo eléctrico, batería, sección de vientos) podía ofrecernos, entre mis propuestas y la del resto de los músicos. Cada canción ofrecía varias direcciones, e iba con arreglos para cada aventura, pero decantaba lo que escuchábamos más orgánico; aún así si eso significaba descartar lo anterior, variarla, o tomar alguna idea de otro o generada en conjunto en el ensayo.
Luego de varias presentaciones en vivo anticipando el material, nos metimos en el estudio. En jornada y media se grabó todo. El resto del proceso creativo me llevó el mismo tiempo. Fue tan intenso que necesité despegarme del material por un tiempo, para después organizar nuevamente lo que había hasta entonces, retomar cierta imagen sonora que dio origen al material, incorporar sonoridades, dimensiones y darle nuevamente forma. Esto fue el proceso de postproducción, mezcla y mastering.
APU: Trabajaste la postproducción del disco en dos partes, una mitad con Darío Jalfin y la otra con Andrés Marino, ¿qué le aportó cada uno de ellos?
I.R.: La postproducción tuvo una sola dirección y, como en todo el trayecto de la elaboración del disco, he ido encontrando a las personas que podían ayudarme en el camino. Con esto quiero decir que no fue en dos partes la postproducción: sí fue con dos personas distintas, con distintos encares, pero yo tenía en claro la dirección que quería darle. Creo que cada cual aportó de una forma muy diferente y enriquecedora: con Andrés Marino nos sumergimos en el mundo del diseño sonoro para darle dimensión y espacialidad a las canciones, y con Darío Jalfinn hubo un tratamiento más desde los synthes y el lenguaje musical.
APU: Las canciones del disco son todas de tu autoría excepto "El agua", donde pusiste música a un poema de Leopoldo Castilla, ¿cómo llegaste a su obra?
I.R.: Es curioso porque "El Agua" fue una de mis primeras canciones. Me acompaña desde los 18 años. Recuerdo la conmoción que me generó el poema, aún sin saber muy bien qué decía. Y entonces compuse una melodía para recordarlo y poder decirlo y decirlo, hasta alguna vez zambullirme.
APU: Al margen de las limitaciones que nos trajo la pandemia, ¿qué opinión tenés del vínculo entre el Estado y el sector de la cultura en los últimos años?
I.R.: Creo que en los últimos años hemos tenido gobiernos con idiosincrasias muy distintas.
No es lo mismo convertir el edificio histórico del correo en un Centro Cultural como es el CCK y generar un Ministerio de Cultura que cerrarlo, empapelar las calles con supuestas frases de Borges que nunca escribió, clausurar centros culturales autogestivos o usar teatros emblemáticos para fiestas privadas.
El Estado tiene un rol fundamental en darle el valor a la cultura para desarrollarse.
Tenemos un caudal cultural impresionante, por lo creativo, por el nivel, la cantidad y la diversidad. Pero todavía en condiciones muy precarias y con mucho por hacerse para que sea reconocida como tal.
Desde el espacio que tiene el arte en la currícula escolar a propulsar a la industria musical en el desarrollo del país, como el potencial productor económico que es, a expandir y fortalecer los espacios institucionales como el Ministerio de Cultura.
APU: Con el disco recién lanzado, ¿cómo sigue el camino de Fuga de Capitales?
I.R.: Ya pueden oír el disco Fuga de Capitales, que está publicado en todas las plataformas. Y esto continúa con una reformulación del grupo, giro estético, nuevas canciones y con una propuesta audiovisual y un concierto en vivo, que estoy elaborando. ¡Podrán enterarse de estas novedades, buscándome en las redes! Y ojalá pronto nos veamos en los recitales en vivo.
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