Jorge Hardmeier: “El deseo de hacer es el gran motor”
Por Gito Minore
Por decisión del entrevistador y del entrevistado el artículo contiene lenguaje inclusivo.
El pasado agosto, la editorial independiente Textos intrusos lanzó a la venta el nuevo libro de Jorge Hardmeier: Entrevista a la música argentina. El mismo recoge veintisiete reportajes realizados desde 1999 a la actualidad y que han sido publicados en diferentes medios. Palo Pandolfo, Walter Malosetti, Mariana Baraj, Paula Maffia y un generoso etcétera, comparten sus pensamientos en las páginas de este título, donde la variedad musical es la gran convidada.
En oportunidad de su reciente salida AGENCIA PACO URONDO conversó con su autor sobre los pormenores de este trabajo.
AGENCIA PACO URONDO: Tu último libro Entrevistas a la música argentina recopila un gran número de reportajes que realizaste a músicxs durante estos últimos 20 años. ¿Cuál fue tu criterio de selección?
Jorge Hardmeier: Hay distintas capas en lo que será mi respuesta. En principio, siempre, tanto en lo que es la música como en otros ámbitos –literatura, teatro, cine, etcétera– entrevisto a gente que me resulta interesante en el desarrollo de su actividad. Esa es la ventaja y la libertad de no trabajar por encargo. Como ya me había ocurrido con 16 entrevistas a escritores, del 2015, por una cuestión editorial y de espacio debí hacer una selección, que no deja de ser dolorosa. En el caso de Entrevista a la música argentina tuve que hacer ese ejercicio para cumplir con los parámetros de extensión del libro en cuestión. Quedó fuera gente que admiro como Jorge Stojan, la banda Los Barriletes Cósmicos, (que además uno de sus integrantes es un amigo, Sebastián Pandolfelli, gran escritor por otra parte), y la banda de chicas Todos los Problemas, entre otras. Todo criterio de selección es molesto y conlleva una pérdida. Pero, digámoslo así, mi selección ya es previa pues jamás entrevisto a alguien cuya labor no me movilice en menor o mayor grado.
APU: Las bandas y solistas que entrevistaste representan una variedad de estilos musicales que van desde Palo Pandolfo de la época de Los Visitantes a Las Taradas, de Walter Malossetti a Los Rusos Hijos de Puta ¿Qué es lo que te lleva a entrevistar con esa pluralidad de elección?
J.H.: Tanto en el ámbito de la música, como en el de la literatura y otras artes, entrevisto a gente que me interesa y creo que eso lleva, en mi caso, a la pluralidad, porque soy sumamente curioso. Ejemplo gráfico: soy spinetteano y me formé también en el ámbito del rock, con la escucha de Charly, Miguel Abuelo y tantos otros y otras, pero hay un camino sinuoso en las búsquedas que se bifurca. Por Spinetta empecé a escuchar jazz, y de cada banda de ese género, investigaba otras actividades de cada instrumentista, y entonces la investigación se vuelve rizomática. Con la literatura y el cine me ocurre lo mismo. Y, en el ámbito musical, disfruto ir a recitales, ver qué hay de nuevo en la movida y así conocí a varias de las bandas o solistas que están incluidxs en el libro. Además, por otra parte, me gusta entrevistar, la charla, el contexto del reportaje, las miradas, la conexión personal con quien hablo, lo que deviene en una suerte de periodismo gonzo. Mi primera entrevista, en el aspecto cronológico, de las incluidas en este libro, fue a Palo Pandolfo. Yo estaba nervioso, era el cantante que había visto en los shows de Don Cornelio y la Zona. Fue un gran aprendizaje. Comencé a darme cuenta que mucha de la gente más encumbrada es la más accesible y la más generosa. Eso fue hace veinte años. Y lo sigo corroborando. De hecho, a muchos y muchas de lxs entrevistadxs, los sigo viendo o estando en contacto. Es la mejor paga. En cuanto a la variedad musical, como decía, también responde a que escucho e investigo una diversidad de músicas y bastante de lo que ocurre con la producción argentina, o tal vez porteña –eso es una falta típica de porteñocentrismo con la cual lucho– actual.
APU: Entre los seleccionados se encuentran varios autores de letras, incluso algunos considerados de culto ¿Qué peso tiene para vos la poética dentro de una propuesta musical?
J.H.: Esto me retrotrae a mi adolescencia, las letras para mi eran fundamentales, Spinetta, García, Miguel Abuelo, Soulé, el mismo Palo, Gabriela. Y, como me crié escuchando vinilos, el arte de tapa y los sobres internos eran preciosos y analizaba todas las letras. Escuchar un disco era un acto de suma importancia. Me interesan mucho las letras. Hay grandes letristas en el llamado rock argentino, no sé si tanto en la actualidad, pero Spinetta fundamentalmente, el Indio Solari, y Charly que no es tan tenido en cuenta al respecto, son grandes letristas. No sé si decirles poetas. De todos modos, hay otros, creo, cuya música no me seduce. Pero sí, la poética me interesa, por tal motivo soy un spinettiano empedernido. Pero también porque su música me parece cósmica. Después, hay letras de canciones que evidentemente forman parte de la estructura musical, como apoyatura, y está muy bien, caso Los Twists, Bubú, etc.
APU: Desde 1998 en adelante escribiste y publicaste distintos libros en los que incursionaste en diversos géneros: poesía, narrativa, ensayo, entrevista y guiones cinematográficos, entre otros. ¿Cómo creés que dialogan estos géneros en tu obra? ¿Hay una retroalimentación entre uno y otro?
J.H.: Creo que toda acción se retroalimenta con otras. En mi caso, cuando surge un tema o intento de experiencia de escritura, incluye de por sí el género. De todos modos creo que los géneros han comenzado a diluirse, por ejemplo con la narrativa poemática de Néstor Sánchez, el periodismo gonzo de Hunter Thompson que es una forma de la narrativa, etc. Me gusta mucho escribir ensayos porque me fascina indagar un tema, un objeto, una literatura, una obra. También dibujo, y creo que, de uno u otro modo, está asociado a todos esos géneros y es una forma de poetizar y narrar. Lo importante es el hacer, el deseo de hacer es el gran motor. En lo que tuve que hurgar más trabajosamente es en las estructuras de la dramaturgia –ítem en el cual me ayudó enormemente Adrián Murga, actor y cantante– y en las del guión cinematográfico y en ese aspecto le debo mucho a la actriz Gabriela Cánaves, con la cual hemos escrito a cuatro manos, cuatro varios guiones que luego ella dirigió.
APU: En estos últimos tiempos junto a Hernán Casabella, estuviste trabajando en varios libros que están saliendo en el sello El jardín de la casa de Román ¿Cómo surge este proyecto?
J.H.: Hernán me entrevistó para una serie de entrevistas muy interesantes que realiza que se titula: Camorreros. Evidentemente equivocado, le parecí un tipo con cierto dejo de lucidez. Me propuso, en este contexto de pandemia y cuarentena, realizar una serie de libros virtuales y congeniamos mucho en la dinámica de trabajo. El nombre de la editorial también responde a un amor en común: Juan Román Riquelme. Ya hemos hecho cuatro libros virtuales que deseamos que, cuando esta época se normalice, lleguen al formato físico. Fue una gran experiencia junto a Casabella y también un modo de sobrellevar los efectos del encierro.
APU: ¿Cuáles son tus proyectos futuros? ¿Se puede pensar en un segundo tomo de Entrevista a la música argentina?
J.H.: Sí, me gustaría, pero en realidad creo que el próximo es un libro de entrevistas a otrxs personajxs de la cultura, del teatro, la pintura y otros ámbitos y también entrevistas callejeras, digamos, que realicé en alguna época: linyeras, trabajadorxs callejerxs, prostitutas, etc. También estoy en proceso de escritura de un libro sobre Antonio Di Benedetto, basado, claro, en entrevistas; hice varios viajes a Mendoza y contacté a sus compañeros de secundario, gente que trabajó con él en el diario Los Andes cuando era subdirector, un par de periodistas que presenciaron su secuestro el mismo 24 de marzo de 1976, amigxs. También estoy dibujando bastante, ilustrando un tango, y terminé un dibujo que será la portada un libro. Si no tengo proyectos me siento huérfano y si no los tengo, trato de inventármelos, es la continua significación fingida de la que hablaba el escritor Thomas Bernhard. Hay que hacer para expulsar el fantasma de que la muerte todo lo anula.