La doctrina Pertusi
Nuestra vida nacional está sujeta a los vaivenes (o sacudones) de los diversos cambios políticos que afectan y nos recuerdan que estamos siempre inmersos dentro de una dicotomía antológica: civilización y barbarie. Quienes ya pertenecemos a la década favorita de Ricardo Arjona, si bien seguimos su consejo de ponerle vida a los años por otro lado, vemos esta nueva era libertaria como un viejo revival. Corsi e Ricorsi, decía Vico aunque Ciro Pertusi (más modesto) consideraba que esto no es más que una cuestión de suerte que va y que viene.
“Ahora me toca ganar a mí
Ahora te toca perder a vos
Entonces, cuando me encuentro en una buena emoción
Le pido a Dios se apiade y me llevé ahí, en lo mejor”
Con esos versos de una vieja canción de Attaque 77 llamada “Numancia” iba al reencuentro de ver un nuevo recital de Ciro Pertusi, ahora y desde hace más de diez años con su conjunto Jauría. Hacía bastante que no iba, no porque fueran muchos años sino porque la pandemia nos dejó un sabor de una era pasada, como una percepción similar a dividir la historia en a.C/ d. C. No obstante, cuando entramos con mi amigo a Vorterix el pasado sábado 6 de abril podíamos afirmar robándole la consigna a La Renga de que eramos “los mismos de siempre”. El publico había envejecido junto a Ciro Pertusi, aquel héroe callejero que haría popular a fines de los ochenta. En 1990, Ciro tomaba la posta de Attaque 77, no solo se haría cargo de la voz (a partir del alejamiento de su hermano Fede Pertusi) sino que abandonaba el bajo para pasarle la posta a otro legendario del punk rock barrial: Adrián Chino Vera.
Ambos se harían cargo de las composiciones del álbum de punk rock más exitoso en la historia nacional: “El cielo puede esperar”. Dentro de ese álbum glorioso, donde la pluma de Ciro empezaba a dar que hablar (el disco anterior “Dulce Navidad” era una timida imitación del estilo Ramones con letras básicas y fuertes reminiscencias a los primeros álbumes del conjunto neoyorkino) nacía el hit que se convertiría en una pesada mochila durante varios años: “Hacelo por mí”. El éxito fue de tal magnitud que hasta un programa musical en horario prime time comandado por Mario Pergolini se llamaría así, mientras que Ciro (un pibe que hasta no hace mucho trabajó en diversas fabricas y vivía en unos barrios más proletarios de Capital Federal) empezaba a incomodarle el precio de la fama donde ni siquiera podía darse el gusto de ir a la popu para ver a Boca debido al atosigamiento.
A Attaque 77 le costaría mucho desprenderse de ese éxito de una simple pero efectiva canción. Las exigencias contractuales, la masividad generarían los primeros cortocircuitos a tal punto que el Chino Vera decide irse al no soportar tanto frenesí. A partir de 1993 empezaría el arduo trabajo de buscar ser autentico y genuino. Aunque ya contaban con un sello y una calidad artística incuestionable, anhelaban reencontrarse con sus orígenes: una banda que buscaba confrontar ante la realidad política y social. “Todo está el revés” sería un álbum trascendental, tan sincero que provocó el alejamiento de los seguidores ocasionales y con ellos del éxito comercial.
Demián “Ciro” Pertusi se constituiría en uno de las plumas de la resistencia del rock ante el menemismo. Junto a Ciro Martínez de Los Piojos y Ricardo Iorio de Hermetica y luego Almafuerte, cada uno desde su respectivo género, pincelaban la realidad que vivian en los barrios plegada de pobreza, marginalidad, injusticia social, producto de un Estado cada vez más ausente y de una sociedad hipócrita y cínica.
Los que somos de aquella generación, que no somos “niños de cristal”, podemos decir no precisamente con orgullo que “ya la vivimos” y por eso sentimos ese “revival” a partir del ascenso del gobierno “libertario”. Por dichas cuestiones, y porque amamos a Ciro, nos sobraban los motivos para el reencuentro. No nos defraudó.
Sus letras tienen una actualidad notable, naufragan entre la crítica social y la crisis del ser. Un Discepolo del punk rock, podríamos llamarlo. Puede que Jauría musicalmente se presente más agresivo pero el contenido de sus letras mantiene su ADN, una doctrina. La doctrina Pertusi.
El comienzo del recital no podía ser más elocuente, arrancando con el clásico llamado “Perfección”
“Vamos a celebrar la estupidez humana,
La estupidez de todas las naciones
A mi país y a su corte de asesinos,
Cobardes, estupradores y ladrones.
Vamos a celebrar la estupidez del pueblo,
La policía y la televisión.
Vamos a celebrar nuestro gobierno
y nuestro estado que no es nación,
celebrar las juventudes sin escuela,
las crianzas muertas.
Celebremos nuestra desunión”
Según cuenta la leyenda, el seudónimo Ciro proviene de Ciro, el rey de los persas, la única vez que había estudiado en el colegio secundario fue para exponer sobre esa figura mitica y por dichos motivos en el curso y luego en el barrio lo llamarían así. Ciro “el Grande”, rey de Persia, liberó a los esclavos, estableció la igualdad de las razas, garantizó la paz. Inmiscuido o no con el personaje histórico, Pertusi decreta en sus letras que “naide es más que naides” y predicó la igualdad y lo tolerancia entre tribus rockeras, a tal punto en la canción “Otras canciones” fusionaba fragmentos de canciones de Soda Stereo y de Los Redondos ambicionando reunir a ambos líderes enemistados a que canten en la presentación del disco, allá en el estadio Obras Sanitarias por 1998.
Diez años después de aquel disco llamado también “Otras canciones” donde volvían a amigarse con la masividad y el éxito a partir del cover de Gilda “No me arrepiento de este amor”, Ciro sorprendía a todos decidiendo abandonar Attaque 77. Ya no podía con el monstruo que había creado y decidió empezar de nuevo. En 2010 se presentaba de nuevo en un nuevo emprendimiento llamado Jauría. El primer sencillo se llamaría “Adiós a Dios”:
«La canción habla de reconocerse a sí mismo como artífice de su propio destino», dice Ciro.
«A mis 7 años mi madre me puso un cordón al cuello con las llaves de mi casa, mi viejo me había regalado mi primera bicicleta y estaban dadas todas las condiciones como para que las cosas no volvieran a ser las mismas nunca más…. el mundo de la autonomía propia estaba esperándome y las palabras de mi vieja diciendo: que dios te bendiga…. no eran más que una formalidad…yo entendí entrelineas que si realmente existía un «dios» hasta ahí me había cuidado o protegido… de ahí en más todo dependía de a dónde iba con mi bici y cuando decidía volver a casa…yo tenía las llaves ,por ende era dueño de mis actos y capaz de afrontar las consecuencias».
«en un mundo creado por un supuesto Dios todopoderoso que no puede con su propia creación, no hay amor: hay que amar, no hay fe: hay que tener fe, no hay amistad : hay que ser amigo…todo depende de uno mismo y en ese caso la experiencia es única y personal».
Aquel niño que vivía por entonces en el barrio en Boedo junto a su hermano menor y su madre, notaba que su padre se aislaba cada vez más, sumergiéndose en la debacle económica naufragándose en el alcohol y las pastillas. Se suicidó. “Al principio me preguntaba por qué lo hizo, por qué lo hizo. Hoy en día, poniéndome en su lugar, diría que dijo: Yo no quiero molestar más ni que me molesten más. Entonces se pegó un tiro”. Semejante impresión es algo que mantendría en sus letras: la finitud de la vida… Cuando René Favaloro se frusta ante tanta burocracia y represión; donde la única salida era el suicidio, Ciro vio en aquel héroe autentico de nuestra Argentina trágica, no solo a un icono sino también el espejo de su drama familiar.
“Observá: no te pierdas el final
Qué fatal: paradoja singular
Nunca más nuestro héroe volverá
Se marchó por la puerta de atrás
Decidió evitar la corrupción
Decidió, y ahí nomás se suicido
Y pensar que fue maestro del by pass
Y murió de un disparo al corazón…”
Aquella cruda canción de Attaque 77 llamada “Western” también se hacía presente en Vorterix, era la habitual advertencia de Pertusi: no esperemos milagros, ni la ayuda de algún superhéroe. Nos salvaremos si vamos juntos y luchamos contra esta sociedad vil y egoísta.
“La noche cubre nuestro cielo y de repente, todo es oscuridad
No queda otra que cuidarnos mutuamente, por si algo sale mal
Y tanta polución a cielo abierto nos ofrece, morir sin piedad
Vamos recorriendo las calles de un lado a otro, nos vamos de acá
Quiero escapar, irme contigo
De esta realidad, no merecemos
Debe ser que no pertenecemos aquí…”
“No pertenecemos”, una especie de nuevo himno de su nuevo conjunto también se adecúa de manera profética a nuestra situación actual. Como lo resalta en “Blues del karma”:
“¡Cuanta soledad!
Con tanta conexión no hace falta ni hablar, ni pensar
¡Qué velocidad!
Aún no te pude amar... y ya no te amo más.
Sigue cabalgando tu pony directo hacia la cordillera
Luego no llores al verte tan sola en medio de Los Andes
Y cuando al fin se congelen tus lágrimas
Vas acordarte del Libertador
Ya sin remedios para aguantar tu escalada al dolor.
Convénceme que merecemos algo aún mejor...”
Es que Pertusi además apela a la historia como “magistrae vitae” y con ella recupera además a los malditos: si el otro Ciro recupera a Jauretche para que “vuelva la buena leche”, Pertusi revive la gesta del sindicalismo combativo de Agustín Tosco, revive la perseverancia de los Indios Kilme “vencidos de hambre y sed, pero en combate jamás”, enfatiza en el respeto y amor hacia los animales, como los lobos: “sienten lo que siento yo, sienten soledad. Se mueven en la quietud de la oscuridad. Distantes, distintos de los humanos. Jauría de lobos en libertad”.
Ciro honra a la amistad, una amistad amplia, ama a todo ser que lo haga sentir vivo. Por eso, también desfilan sus amigos y héroes de la canción con quienes creció y compartió sus ideales. No podían faltar en el show del ricorsi el homenaje a Sandro
“Por más que digan que ha llegado su final,
Su corazón gitano late una vez más.
Hoy más que siempre su presencia vivirá
Y en cada barrio obrero escuchan su cantar,
¡Escuchen su cantar!”
Habrá lugar, además, para su admirado Akira Toriyama, creador de Dragon Ball Z, reuniéndose con el público que cantaba a viva voz:
“En el cielo tú verás una luz,
Y la fuerza sembrará en ti
Pelea, niño, hoy, sin temor
El poder nuestro es
¡¡Y seremos para siempre Dragon Ball Z!!”
Pero también serían infaltable tres himnos del rock nacional que retratan nuestra cruda realidad: “Tu eres su seguridad” de Hermética; “¿Adonde está la libertad?” de Pappo y “Un golpe de suerte” de Moris. No es necesario que Ciro agregue algo más sobre lo que estamos sufriendo, forma parte de la doctrina. Esto es para entendidos. Solo agradece la asistencia de sus seguidores sabiendo que más de uno habrá hecho un sacrificio para poder pagarla. Ideal entonces para continuar con el mantra de la canción de Moris sumando otra canción de Attaque 77 llamada “El pobre” donde termina implorando: “¡un poco de suerte para el pobre!”.
Al mitín no podían faltar los amigos, numerosos músicos que colaboran en su patriada. Entre ellos reaparece esquivo (como siempre) su hermano Federico para cantar junto a él una canción de su autoría llamada “Religionaré”:
“Buscando como ser un poco más humano
Me veo esclavizado junto a mis hermanos.
“Si puedo me salvo!
Sálvese quien pueda!"
Eso es lo que dicen por allí afuera.
Esa es la consigna de mi pobre cultura perdida
Que no se despierta a un nuevo fin, para comenzar la vida”
Así como también se sumaría en dos canciones su ex compañero de Attaque 77, Luciano Scaglione para cantar con él “Consejos del abuelo” y “Donde las águilas se atreven”. Este último sigue y seguirá siendo el caballito de batalla de aquel “ejercito de pecadores” que siguen fielmente la doctrina Pertusi. Me siento orgulloso de formar parte del mismo. Ciro contribuyó como nadie para acabar con los prejuicios: fuesen políticos, sociales, sexuales, musicales. Como aquel Rey de Persia nos liberó de las cadenas.
En estos tiempos difíciles, tenemos que recuperar a los valiosos artistas que mantienen viva la cultura popular. De la vieja guardia nos quedan pocos, por suerte Pertusi sigue con nosotros sin traicionarnos, ni traicionaré. Él sabe que su barrio esperará. En tanto, nos pide con su mas reciente canción que formará parte de su próximo trabajo:
“Nada más que hablar
Todo lo entendí
Desde que me dijiste
Voy a quererte hasta el fin
Hasta el día en que seas calavera
Y te respondí que mi corazón será siempre tu casa
Y comprendimos al fin que el amor vence al odio
Corre, corre, corre, pero
No te separes de mí, vamos juntos, vamos juntos…”
"Demián “Ciro” Pertusi se constituiría en uno de las plumas de la resistencia del rock ante el menemismo"