La heroica historia del piloto Ernesto Adradas, que enfrentó los bombardeos a Plaza de Mayo en 1955
Por Paula Viafora
Piloto de caza es el nombre del documental de Alejandro Covello (investigador) y Nicolás Dalmasso (productor y director), estrenado el pasado viernes 16 de abril, disponible en la plataforma gratuita Cont.ar. En 1 hora y 10 minutos, el autor plantea los ejes desde los cuales intenta resignificar el intento de golpe de estado cívico-militar de junio de 1955. Pilotos de la aviación naval y Fuerza Aérea argentina bombardearon la ciudad de Buenos Aires. Es el mayor atentado terrorista de la historia argentina, con más de 400 muertos y miles de heridos.
En algunos tramos, Covello plantea un tema recurrente entre quienes estudiamos y analizamos la historia reciente de la Argentina y la construcción de memoria colectiva: el por qué del silencio, la negación y el olvido frente a un hecho tan grave.
El sociólogo Christian Ferrer, por su parte, ve en el bombardeo, más allá de la invocada causa de matar a Perón, “un ataque a traición contra la población. No pueden haber ignorado y no les importó que iba a haber muertes de la gente que estaba por ahí. Da la sensación de que fue un escarmiento, eligiendo bombardear una zona simbólica de la ciudad, como la Plaza de Mayo, lugar de reunión de cientos de miles de personas desde hacía mucho tiempo, en forma masiva desde que Perón llega al poder (...) A los peronistas les gusta recordar que ocuparon la fuente de la Plaza y hay algo de castigo implícito”.
En cuanto a la memoria sostiene que “una vez ocurrido el hecho no hubo remordimiento. Esa dualidad entre el escarmiento y la falta de arrepentimiento, dice mucho sobre la historia argentina. Da la sensación que queda de ese hecho una memoria subterránea entre los deudos de las víctimas o entre quienes levantaban alguna bandera, lo que le lleva a pensar lo fácil que el sistema político argentino absorbe las masacres, de una forma u otra desaparecen”.
El relato principal pasa por hacer conocida (o visibilizar) la participación del piloto Ernesto Jorge (“El Muñeco'') Adradas junto a otros tres aviones, llamados “Escuadrilla de Alarma”. A bordo de su Gloster Meteor, intentó detener a los aviones rebeldes. Pudo interceptar y desviar uno hacia el Río de la Plata, para luego dispararle. El piloto saltó en paracaídas y salvó su vida. Esta intervención de Adradas logró frenar durante dos horas el bombardeo. En ese tiempo, muchas personas pudieron huir de la zona peligrosa salvando sus vidas.
Los días de gloria por su heroica acción, duraron poco para “El Muñeco”. Con la Revolución Libertadora terminó su carrera como piloto de caza. Fue degradado y juzgado por un tribunal militar. Pero como la vida da revancha, unos años más tarde, ingresó a Aerolíneas Argentinas como piloto de vuelos internacionales. A modo de agradecimiento, Perón lo eligió como parte de la tripulación que lo trajo en su regreso a la Argentina en 1973. El destino quiso que por segunda vez en su vida, este hombre, que no era peronista, se vea involucrado en un operativo para salvar a Peron. El avión que iba aterrizar en Ezeiza debió ser desviado a Morón por el desastre desatado en los alrededores del aeropuerto internacional.
Simpático y agradable, amante de la música y el bandoneón, excelente piloto. Así lo recordaron en documental sus amigos y su esposa Olga. Sobre el cierre, el ensayista Ferrer afirma que ”a veces basta la acción de un solo día para que un hombre se haga inmortal”. Su historia, rescatada del silencio por la película, ya es pública. Que se siga multiplicando para sembrar memoria.