Libro “De la noche a la mañana”: todas las pieles de Palo Pandolfo
Por Mariano Nieva / Fotos: Juli Ortiz
Facu Soto es periodista, psicólogo, poeta y prolífico escritor. Entrevistado por AGENCIA PACO URONDO reflexionó sobre su último libro Palo Pandolfo. De la noche a la mañana (2022), editado por Sudestada, donde repasa toda su vida, el desborde y la velocidad de aquellos momentos que vivió junto al músico en tiempos de Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes, la transición a la etapa solista y cómo Palo buscó desesperadamente que las nuevas canciones le devolvieran la calma y la paz interior. También de cómo surgió la idea de escribir una biografía del artista con quien lo unió una fuerte amistad, de su prematura muerte y de Siervo (2021), su disco póstumo entre muchos temas más. “Haber podido editar este libro me hizo bien porque me ayudó a tratar de elaborar el duelo de su pérdida y cerrar una etapa en mi vida. Y la aparición de Siervo me pareció increíble por esa sensibilidad en las letras y por la música tan minimalista que tiene el disco y que Palo venía persiguiendo y soñando desde hacia tiempo. Porque siempre se corrió de las etiquetas y de lo que la gente esperaba de él”, reflexionó.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuándo conocés a Palo Pandolfo y cómo fue que empezaste a acercarte a su mundo?
Facu Soto: A Palo Pandolfo lo conocí de muy chico, a los 15 o 16 años. Y desde siempre demostró muy buena onda para conmigo. De hecho, cuando vi tocar a Don Cornelio y la Zona en el viejo canal 13, al terminar me pasó la dirección de la sala donde ensayaban para visitarlos cuando quisiera. Y de esa época es que tengo el recuerdo del flash que sentí al ver sentado en el piso a Palo escuchando un ensayo mientras me decía: “La semana que viene grabamos en estudios Panda el segundo disco. ¿Querés venir?” Y de esta manera terminé presenciando dos sesiones del registro de lo que fue Patria o muerte (1988).
APU: Un disco que cuando apareció representó el estado de gracia en que estaba Don Cornelio en cuanto al poder de su música, pero también reflejó lo salvaje y oscuro por lo que estaba atravesando la banda.
F.S.: Patria o muerte fue totalmente representativo del momento que estaba viviendo Don Cornelio y Palo en particular. Todo muy desprolijo y surrealista que generó un quiebre. Es más, se me viene a la memoria una reseña del periodista Marcelo Fernández Bitar en la revista Rock & Pop donde escribió que para este disco Palo había hecho letras muy voladas (risas). Y era verdad, fijate si no en lo que dice el tema “Sangre amarilla”: “Juega al gas, juega el rey ”algo que no se entiende muy bien. Mientras que la gente esperaba otro tema como “Ella vendrá” que había sido el gran hit del álbum anterior. Por eso también creo que el libro es revelador en el sentido que a Don Cornelio solo se lo relacionó con una imagen post punk y new romantic. Y en realidad ellos también consumían mucho rock clásico, de hecho escuchaban a Pappo y a Jimmy Hendrix. Más allá de que les encantaban grupos como Echo & The Bunnymen.
APU: En cuanto a vos ¿cómo te recordás siendo tan joven en esa época conviviendo de alguna manera con esa atmósfera que rodeaba a los integrantes del grupo?
F.S.: Que al mismo tiempo que estaba impregnado por esa imagen new romantic que tenía Don Cornelio, me daban miedo situaciones que vivía algunas veces que iba a la sala de ensayo. Donde veía por un lado a chicos lindos, finos y cools pero que también por el otro eran muy rockeros y de barrio. De hecho se ponían a jugar a la pelota en la calle o llegaban con botellas de ginebra envueltas en papel de diario. Años en donde pude ver a la banda en lugares como Pinar de Rocha o Cemento, en donde recuerdo en especial un concierto acompañado por una performance en la que el baterista Claudio Fernández rompía en escena unos vidrios de colores mientras Palo desde el borde del escenario jugaba con la gente. Imaginate lo que fue vivir todo eso en aquel momento para un pibe de 15 años que además había empezado a leer a Charles Bukoswki. Me explotó la cabeza.
APU: ¿Cómo sentís que fue la transición para Palo de Don Cornelio y la Zona, con los que grabó dos recordados álbumes, hacia la experiencia de Los Visitantes?
F.S.: Los últimos años antes de su disolución Don Cornelio dejó de llevar un buen número de público a sus conciertos. Es más, recuerdo ir a verlos en el que se cree fue el último show de la banda en enero de 1990 en Babilonia, el boliche ubicado en Guardia Vieja 3360 allí en el barrio del Abasto, donde había no más de 20 personas. Era todo tan caótico que por eso Palo ya tenía a Los Visitantes como banda paralela. Por eso y respondiendo a tu pregunta, creo que no sufrió mucho el cambio. De hecho, el propio músico me contó una vez que las últimas giras con Don Cornelio eran ya demasiado salvajes y fuera de control. Entonces si le agregamos que a Pandolfo ya le daba vueltas por la cabeza hacer una música más ecléctica y diversa el paso hacia el otro proyecto no le fue tan difícil.
APU: De todos modos, la propuesta del comienzo de Los Visitantes estuvo dominada por un salvajismo estético y sonoro poderoso.
F.S.: Absolutamente y eso era lo loco. Una primera etapa de Los Visitantes antes de grabar el primer disco donde sonaban muy grunge y punk. Parecían The Pixies, con esa energía alucinante que transmitían desde el escenario con letras increíbles como “La cautiva” por ejemplo que decía: “Te deseo tanto que te voy a violar, te deseo tanto que te voy a matar” que grabaron en el disco Salud universal (1993). Quiero decir, escuchar esas canciones en vivo con Palo mandibuleando, tomando del pico de una botella de ginebra y con los tres músicos vestidos de negro. Era una experiencia espeluznante pero que sin embargo creo fue el mejor momento del grupo.
Un libro para Palo
APU: ¿Cómo fue que te propusiste construir una biografía sobre la vida de Palo?
F.S.: En 2004 le propuse a Palo hacer su biografía. Aceptó y a partir de ahí trabajamos durante varios años donde yo iba casi todos los fines de semana a su casa de Intendente Gnecco en Paso del Rey, provincia de Buenos Aires. En esos encuentros comíamos asados junto a su grupo de compañeros del colegio secundario y casi nunca había músicos salvo Pablo Dacal y algún otro. Eso me llamaba la atención, era como que Palo en esos momentos quería como correrse de su condición de artista. Pasó el tiempo y debo confesar que con Pandolfo infringí una regla de oro del periodismo al enviarle, por la gran relación que teníamos, para que revise, una nota que le había hecho y no le gustó. Y tuvo razón porque inmediatamente me di cuenta que era inmaduro y no estaba bien escrito ese material. Porque lo había construido mas desde el lugar de fan que el de periodista y aunque no había nada inventado en el relato no daba para publicarlo.
APU: Luego de esta primera experiencia frustrada, ¿cómo surgió la idea de darle una segunda oportunidad a tu trabajo que finalmente terminó siendo De la noche a la mañana?
F.S.: Con los años, siendo coeditor en editorial Conejos en una oportunidad le curamos a Palo un libro de poesía en donde hicimos juntos un gran laburo. Recuerdo encontrarnos casi todos los viernes durante unos dos meses, tanto en su casa como en la mía, donde leíamos y grabábamos poemas. Después, junto al otro editor Ariel Bermani trabajamos ese material en jornadas maratónicas. Hasta que una vez me dijo algo que al poco tiempo me lo volvió a repetir: “Tenés que sacar el libro sobre mi vida cuando yo me muera”. Palabras que yo tomaba como un chiste porque jamás imaginé que se iba a morir tan prematuramente.
APU: A grandes rasgos ¿qué rescataste de ese primer intento de mostrar la vida de Palo y qué le pudiste agregar a tu libro recientemente editado?
F.S.: De lo que no fue el primer libro rescaté las entrevistas al baterista Claudio Fernández, donde cuenta sobre los shows de Don Cornelio y la Zona y las charlas que tuve con Daniel Gorostegui Delhom, tecladista de la banda. Y utilicé también breves reportajes a Andrés Calamaro y Enrique Symns. Después, en las 260 páginas que tiene De la noche a la mañana hay muchas cosas de los primeros años de Palo que no se saben. Sobre su infancia y adolescencia que el propio artista me contó en riquísimas charlas que incluyeron numerosos almuerzos y que no voy a develar en esta nota (risas). Pero que estoy totalmente convencido que nunca contó antes porque soy un coleccionista de toda su obra, incluyendo todos los reportajes que dio. Y nunca leí ni escuché lo que está en el libro lo cual le termina dando un valor más importante al texto.
APU: Haciendo un recorrido por toda su carrera se puede advertir en Palo una fuerte tensión entre el anonimato y la trascendencia como artista. Como un coqueteo permanente entre el under y el mainstream. ¿Coincidís?
F.S.: Absolutamente. Existía en él cierto boicot y contradicción que es propia del ser humano también. Y por esa razón es por la que Palo siempre oscilaba entre el under y querer trascender un poco más y ganar dinero. Aunque esa incongruencia tal vez era vista más desde afuera cuando como público le pedíamos que se defina por un estilo. ¿Y por qué debía hacerlo? Él todo el tiempo iba mutando. Un día en unos de esos asados que te conté antes, dijo que se sentía como una serpiente que a medida que pasaba el tiempo iba cambiando de piel.
APU: ¿Y del título qué nos podés contar? Porque se percibe todo un concepto que juega en tándem con esa foto maravillosa del músico que cubre toda la portada de De la noche a la mañana.
F.S.: El titulo lo puso Palo. Recuerdo que como yo le había propuesto en su momento un nombre pedorrísimo, él me respondió: “Me gustaría ponerle De la noche a la mañana”. Lo charlamos y llegamos a la conclusión que la idea conceptual del libro sea mostrar la oscuridad que vivió y transitó con Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes, pasando de la noche que el músico amaba tanto, a poder disfrutar de la mañana una vez que terminó toda esa etapa que coincidió también con la separación de su primera esposa. Entonces y gracias a esos cambios, es que Palo empezó a vivir otra vida que intentó reflejar en sus letras también. Apuntando más a la claridad y a la luminosidad que era lo que más buscaba. De hecho ya en los primeros discos solistas se reunía con gente muy sana dónde se tomaba té con miel y menta. Y con respecto a la foto de tapa, pertenece a Alejandro Pi-Hué. Un fotógrafo que tiene material del artista desde 1992. Y la elección de la imagen para la cubierta es de una toma de mediados de los ´90 donde se ve un joven y reconocible Pandolfo para todo el mundo.
APU: Dos preguntas en una: ¿Cómo te pegó su muerte tan prematura, ya que más allá de cultor de su obra tuviste una muy linda relación de amistad con él? ¿Pudiste escuchar Siervo (2021) el álbum póstumo que dejó Palo?
F.S.: Te respondo la primera pregunta diciéndote que haber podido editar este libro me hizo bien porque me ayudó a elaborar el duelo de su pérdida y cerrar una etapa en mi vida. Es más, hace poco me pasó en un asado con amigos que quisieron poner su música y preferí decirles que no lo hagan porque sentí que iba a ser muy angustiante para mí. En cuanto al último disco post mortem de Palo me parece alucinante. Y siendo sincero me volvió a sorprender como hacía mucho no me pasaba. Porque las últimas veces que lo vi en vivo en plan cantautor no me sentía muy atraído por su propuesta. Sin embargo, la aparición de Siervo me pareció increíble por esa sensibilidad en las letras y por la música tan minimalistaque tiene el álbum y que Pandolfo venía persiguiendo y soñando desde hacía tiempo. Porque siempre se corrió de las etiquetas y de lo que la gente esperaba de él.