Libros: “Animalia”, de Silvia Molloy y “Cuentos con gatos”

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    Silvia Molloy
INFORME DE UN DÍA

Libros: “Animalia”, de Silvia Molloy y “Cuentos con gatos”

05 Febrero 2023

El hábitat gatuno tiene algo de acto poético. La presencia inapelable. La mirada expresiva. El silencio intimidante. Estos seres enigmáticos y elegantes que no veneran ni obedecen y sin embargo subyugan a sus dueños con encanto y desapego.

Dueños del lenguaje, contemplativos y pragmáticos logran protagonismo en canciones, cuentos y poemas.

Unos años atrás, Hugo Correa Luna con quien trabajaba todos mis textos me recomendó Cuentos con gatos, una serie de cuentos compilados por Alfaguara, yo estaba  haciendo un cuento sobre un matrimonio que vivía en una casa muy chica con cuatro o cinco gatos que dominaban el ambiente. Fue ahí cuando me dijo: “Lee esta antología que te va a abrir muchos sentidos al comportamiento de los gatos”.

Hace un par de semanas, Andi Nachón con quien hago clínica de un libro sobre insectos y animales de una casa, sobre todo gatos, me dijo: “Lee Animalia, de Silvia Molloy. Una escritora hermética que logramos conocer a través del estar gatuno. Podemos saber más de ella viendo cómo se relaciona con sus animales”. Y me recomendó: “Buscá el yo poético que subyace en ese estar gatuno”.

¿Cuánto habla de una el vínculo que se entabla con los animales? ¿Qué se revela en ese ser que nos identifica? ¿Cuál es el deseo, el descubrimiento, el efecto espejo que nos produce? ¿Qué nos inquieta y nos enternece de esa presencia? ¿Por qué la idea de esa pérdida nos resulta insoportable?

Hay una intención gatuna de comunicarse que interpela. Un anclaje de sentidos que despliegan en sus movimientos, gestos, indiferencia. Cierta conexión intimidante y contemplativa.   

Animalia

Silvia Molloy, en Animalia cuenta que cuando era chica no la dejaban tener animales, entonces canalizaba su interés por las mascotas con teros, gusanos de seda, animales literarios y un pato con el que su madre se había encariñado.

Luego cuando se fue a vivir sola y con varias experiencias a cuestas descubrió el vínculo con los gatos, quienes la acompañarían para siempre: “Me llevó mucho tiempo, y el paso por dos países que no eran el mío, para darme cuenta de que para ser uno mismo es siempre mejor estar con otro, sobre todo si el  otro pertenece a una especie distinta, es decir, si es totalmente no uno”.

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animalia

Animalia es el libro póstumo de veinticuatro relatos breves, editado por Eterna Cadencia, que parecieran estar ordenados cronológicamente, donde destaca distintas anécdotas y situaciones con sus animales como protagonistas.

Gusanos de seda que se convierten en mariposas, el tero de la infancia y los graznidos persistentes, los escarabajos del jardín, la incorporación de los gatos a la vida cotidiana, la elección de los nombres, la convivencia, la compañía en su enfermedad.

 “Me fui de casa a vivir sola y por unos años no pensé en animales, a menos que fueran literarios”.

Es un libro maravilloso, con destellos de ternura que expresan lo más insondable de estos lazos infinitos. Animalia no habla de gatos sino de la singularidad de cada uno que la acompañó, en estos relatos advertimos las variedades de la especie, los hábitos, los diferentes modos de relacionarse, de pertenecer, de manifestarse. Misterio y exaltación felina en momentos únicos para la autora que retrata sus días a través de ellos. Mudanzas, cambios repentinos, pandemia, duelos constituyen un orden propio del amor.

En primera persona, Silvia Molloy narra en el libro desde la infancia hasta sus últimos días revelando sensibilidad, vida diaria e intimidad.

 Arrogantes, obstinados, cariñosos, curiosos, desconfiados, lindos, educados, “los animales saben” dice Silvia y en esa sabiduría rondan estas palabras finales. Una dedicatoria precisa al mundo animal.

Animalia no habla de gatos sino de la singularidad de cada uno que la acompañó, en estos relatos advertimos las variedades de la especie, los hábitos, los diferentes modos de relacionarse, de pertenecer, de manifestarse.

Cuentos con gatos

 Maeve Brennan, F.R Bucley, Italo Calvino, Colette, Ernest Hemingway, Patricia Highsmith, Rudyard Kipling, Doris Lessing, Charles Roberts, Germán Rozenmacher, Saki, Emma-Linsay Squier, Ernest Seton, Mark Twain, Hebe Uhart y Émile Zola son los autores que reunió Alfaguara para la antología.

En algunos cuentos surge la comparación humano/animal las ventajas y las contras de la racionalidad. La superioridad espiritual y sobre todo el anhelo de la vida despreocupada. El deseo de transcurrir sin problemas, como ellos.

Mark Twain en “El gato de Dick Baker” cuenta la historia de un minero que cada vez que se deprimía o tenia mala suerte se lamentaba por la pérdida de un gato maravilloso que había tenido: “Era el gato más extraordinario que he visto jamás. Era grande, gris, un macho, y tenía más sentido común que cualquiera de los hombres de este campamento…y una forma de hacerse respetar…no dejaría que se acercara ni el mismísimo gobernador de California. En toda su vida no cazó un ratón; parecía estar por encima de todo eso. Nunca le importó nada excepto la mina. Sabía más de minas, ese maldito gato, que ningún hombre que yo haya conocido en toda, toda mi vida”.

Mark Twain escribe un relato desopilante donde el personaje le atribuye condiciones humanas y sobrevalora la función del gato en comparación con todos los  trabajadores de la mina.  

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cuentos con gatos

Hebe Uhart en “Mi gato” detalla con maestría la singularidad de su gato, con sello personal  y mirada subjetiva. Leo este cuento y pienso en la analogía con la rosa de El principito, el gato de Hebe no es igual a cualquier gato, es el de ella y eso lo hace único en el mundo. De esa manera lo sentimos en la lectura.

Hebe hace una hermenéutica de las actitudes de su gato, lo interpreta, además crea un personaje y conjetura lo que piensa ante cada movimiento entonces conjuga el verbo decir en distintos tiempos: “quiere decir”, “dirá”, “como diciendo”.

La escritora describe al gato en su independencia, en relación con ella y con el mundo que lo rodea, inclusive otras personas. Hace un relato exegético y profundo observando las acciones de su compañero felino. Es un texto perfecto del cual seleccioné algunos párrafos pero que recomiendo leerlo entero y a la brevedad.

“Cuando está  muy generoso y  a gusto ─para él es lo mismo ─me permite jugar con la punta de la cola: me da golpecitos a intervalos regulares sobre la palma de la mano. Salvo que odia el viento, detesta la lluvia y se aterroriza ante el granizo, en relación a lo que se le puede o no hacer, no hay reglas fijas: se le puede tocar la cola y los bigotes en ciertas circunstancias. No se lo puede acariciar mientras graniza, por  que como es un animal, su terror es sagrado. Tal vez toda la inteligencia humana no haya sido más que vencer el terror; todas las fórmulas de cortesía ─que tal, como le va─ solo sean fórmulas para aventar el terror que nos produce otro ser humano”.

“El hombre debe ser para él un animal más grande que lo alimenta, lo acompaña y lo abandona. Por eso se pasa la vida estudiando mis hábitos: sabe por la bolsa si voy lejos, si voy cerca y yo sé por el cuándo estoy desasosegada e insegura: doy vueltas por la casa, no encuentro lo que busco, no sé si salir o quedarme. Cuando doy muchas vueltas y él me ha seguido, finalmente me da una patadita que quiere decir: Terminá con tanta vuelta que me ponés nervioso”.

Cuentos con gatos es un libro de muchos autores, de distintas nacionalidades y épocas. Una pluralidad de voces y tonos que con ingenio inmortalizan la importancia de los gatos en la vida humana.

Tranquilos y apacibles, los gatos construyen presente y placer; un universo establecido que nos atrae pero del cual aun sentimos distancia, porque como dice Ítalo Calvino en “La ciudad de los gatos obstinados”: “La ciudad de los gatos y la ciudad de los hombres están una adentro de otra, pero no son la misma ciudad”.