Liliana Herrero, sobre la salud de Horacio González: "Hay mucho para amar, cantar y escribir"
Por Liliana Herrero
Este hombre está sentado en una grada de Arsenales. Mucho frío. Este hombre hoy está doliente, hoy tiene COVID.
Ese mal mundial que inesperadamente captura un cuerpo. Lo atrapa, lo atraviesa. Todos vivimos bajo el amparo ilusorio de la excepcionalidad: a mi no me va a tocar. Pues no es el pensamiento de Horacio y efectivamente su cuerpo fue atravesado por el COVID.
Está en el sanatorio Güemes gracias a la ayuda de muchos amigos, muchísimos. Hace tiempo que no veía semejante hilado solidario. Han llamado y llaman de muchos puntos de este país y del mundo.
Yo no sé qué va a ocurrir con él. Es mi compañero desde hace más de 30 años. Yo no sé qué podremos soportar los dos. Está preocupado y yo estoy asustada.
Como dice Hebe: yo no soy fuerte, yo trabajo de fuerte. Pues así me pasa en estos momentos.
Para trabajar de fuerte hay que estar con un batallón y yo lo estoy y Horacio lo está aunque no lo sepa más que a través de lo que rápidamente le cuento por teléfono. Un batallón de personas que conozco y que no conozco. Con personas que me encuentro azarosamente en el medio de la adversidad.
¿Qué puedo esperar amigos? Un conjunto de almas que aúnan y tienden lazos, que buscan el común y el mundo hospitalario. Eso es lo que hay. ¿Qué puede esperar Horacio? Lo mismo que yo y unos añitos más. Hay mucho para amar, cantar y escribir.