Literatura sub-20: “Fantasía hambrienta” de Lautaro Aguilar
Por Lautaro Aguilar | Ilustración: Gabriela Canteros
Fantasía hambrienta
Mary se levantó a las 8 de la mañana como todos los días para ir a la escuela. Luego de haber desayunado, haberse duchado y puesto su uniforme se dirige a la parada del colectivo. Su día en la escuela es como cualquier otro: ella tiene clases de 9:30 am hasta las 15:00 pm. Luego de haber terminado su horario de la escuela, se dirige a su casa para cambiarse de ropa e ir a visitar a su abuela. Durante el camino se encuentra con un perro y como es costumbre de ella lo acaricia. En ese instante, ella recuerda que se olvidó de traer su teléfono en su mochila por lo que tiene que regresar a su casa a buscarlo. Pero cuando se da la vuelta con dirección contraria se encuentra con que la calle por donde estaba caminando ya no existe más, y en su lugar había una calle hecha de galletita, casas hechas de frutas y verduras y un cielo hecho de gelatina. Al ver esto Mary se da la vuelta, pensando inocentemente que estaba teniendo alucinaciones. Pero la realidad se imponía, ve exactamente lo mismo que antes: casas hechas de frutas y verduras, un cielo de gelatina y una calle de galletita. Al ver esto, se siente tan perdida que se desmaya allí mismo.
Al despertar, Mary escucha a su lado lo que según ella eran dos mentas que hablaban. Grita horrorizada y las mentas también. Ambos quedan paralizados. En ese momento Mary empieza a gritar:
- ¿QUÉ SON USTEDES?
- ¡SOMOS LOS HERMANOS MENTA! – responden también gritando las mentas.
- ¿QUE? ¿DONDE ESTOY? – pregunta Mary.
- Estas en el planeta fantasea – responden los hermanos menta.
- pla- ¿planeta fantasía?
- Exacto
Mary ya no sabe que decir, por lo que los hermanos menta, chock y fruli, comienzan a explicarle porque está allí. Los hermanos le contaron que el perro que acarició fue quien la trajo a fantasía, ya que el perro trae a personas que cree que tienen suficiente capacidad como para vivir una en otro planeta. Ante esto Mary se siente honrada de estar allí, pero les pide ayuda a las mentas para volver a su planeta, ya que tenía que cuidar de su abuela, ya que la quería mucho. Las mentas se sorprenden, ya que nunca antes alguien había rechazado la estadía en su planeta, pero de igual forma ellos estaban dispuestos a ayudarla. La única opción que conocían los hermanos para volver a la tierra era pasar el laberinto del monte apio. En ese laberinto solo se podía ir con la seguridad de que se esta haciendo lo correcto por que una vez que se entra no se puede volver atrás. Así sin retrasos, los hermanos menta y Mary se dirigieron al laberinto. Al llegar, los hermanos menta se despiden de ella y le dijeron que cuando encuentre una puerta de jengibre habrá llegado al final. Mary les da las gracias a ambos y, con un poco de miedo, se adentra en el oscuro laberinto del apio.
A medida que Mary avanza por el laberinto siente que esta yendo por el camino correcto, cosa que era verdad ya que comienza a sentir un olor agudo a jengibre. Al dar la vuelta por una esquina, ahí estaba, la puerta de jengibre. Mary se pone muy feliz al abrir la puerta, pero de repente ¡PUM! Una sandía gigante le pega en la cara y la deja noqueada. Al despertar de nuevo ella estaba en el piso y el perro que había acariciado antes le estaba lamiendo la cara. Luego de comprobar que estaba en la tierra y en su barrio, se levanta del piso, se orienta y se dirige a la casa de su abuela, no sin antes mirar con extrañeza al perro que acarició antes.