Natalia Bazán presenta su primer disco solista, “De barro y cielo”
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Esta jovencísima cantora marca en Haedo su lugar de residencia y desde ahí hace se escuchar con una voz popular, marcada por la murga barrial y el tango, que comenzó a interpretar profesionalmente cuando era una niña. En la voz de Natalia Bazán también resuena haber nacido en la barriada de La Boca a fines de la década de los 80 y el folklore que cantaba en Mendoza, cuando la infancia la llevó por esos rumbos. Luego de haber formado la agrupación “Los Faroles” a los 23 años, de haber estudiado y ganado concursos, en 2015 se embarcó en otra experiencia grupal cuando empezó a actuar en trío con La Runfla rioplatense”. Finalmente, este 2022 marcó el tiempo de su primer trabajo solista, De barro y cielo, donde grabó versiones de clásicos como “Besos brujos”, “El Adiós” o “Sueños de juventud”; “Loca tuca de Dios”, de Fito Páez, el bolero de los hermanos Expósito “Vete de mí”, una versión murguera del clásico “Carnaval de mi barrio”. “Haedo sur” con letra propia y música de Guillermo Fernández -parte del nuevo repertorio que encuentra en el tango su vehículo de expresión- y “Después del carnaval”, con letra de Luis Longhi.
Este disco es ese conjuro que sólo la voz y el trayecto vital de Natalia Bazán pueden crear. Sus posibilidades interpretativas incluyen el barro y el cielo, la sutileza de las primeras cancionistas y la verdad para darles voz a lxs de abajo. El disco fue producido por el cantor y músico Guillermo Fernández y cuenta con la participación de grandes artistas como Daniel Maza, Cóndor Sbarbati, Federico Mizrahi, Pablo Estigarribia, Agustín Guerrero, entre otrxs.
El disco, disponible en plataformas digitales, se presentó el pasado miércoles en el barrio de San Telmo, con gran parte de lxs artistas que grabaron, una verdadera troupe de la música popular. AGENCIA PACO URONDO conversó con ella sobre este momento tan esperado.
AGENCIA PACO URONDO: ¿De qué se trata De barro y cielo como disco y como concepto?
Natalia Bazán: Es un recorrido por todos estos 20 años de transitar la música rioplatense, el tango, la murga, el candombe. Es individualizar todos los espacios que me formaron como artista y como ser humana: un recorrido que sea eléctrico, que vaya por un montón de ritmos.
El título se lo puso mi maestra Patricia Barone un día en que cumplí años y estaba en París: me saqué una foto diciendo que estaba muy feliz porque cumplía años concretando un viaje impensado y que cada una de estas cosas que me pasaban las sentía como estar en el cielo. En ese momento, ella me dijo que celebraba mi voz de barro y cielo, porque conocía mi historia que pasó por la profundidad del barro y las ausencias y de algunas cuestiones trágicas, como en el tango, como en la vida misma, y que hoy estaba floreciendo. Reconociendo con alegría que, a pesar de todo, podía cantar y sonreír y soñar y seguir. Me gustó eso que me dijo Patri y lo tomé, lo sentí como una buena definición de la vida misma, de mi vida y de este primer disco que tiene mucho que ver con los orígenes y con abrirme al mundo y compartirme. De barro y cielo es una buena síntesis.
APU: ¿Cómo fue el proceso para, después de más de 20 años de carrera, llegar a tu primer material solista?
N.B.: Tardó porque no estaba convencida. Tuve una etapa en la que sentía que hacer algo sola era un poco egoísta, que era demasiado para mí, que no estaba preparada. Vengo de espacios colectivos y eso me gusta, me hace feliz, me siento cómoda porque las tareas son compartidas y todo es muchísimo más liviano. Sentía que hacer un disco sola era una responsabilidad enorme, un desafío tremendo y no me sentía preparada para compartirme en mi singularidad, para decir: “acá estoy yo, ésta es mi historia, mi música”. Este disco conllevó un proceso de 6 años, de confiar en mi música, de creérmela un poco más y, sobre todo, de la insistencia de Guillermo Fernández, mi maestro y productor de este trabajo, que me empujó y me ayudó muchísimo a tomar esta decisión. No me hubiese animado si él no hubiese estado ahí, acompañándome en todo este proceso y todos estos años.
APU: Participas de muchas experiencias grupales, colectivas, ¿qué de esas experiencias se escucha en este material?
N.B.: La Runfla Rioplatense y Los Faroles –los grupos que integro e integré- tienen mucho de Nati y Nati tiene mucho de esas agrupaciones. También en este disco hay mucho de mi primera época como cantante solista, porque desde los 9 hasta los 20 años canté tango tradicional. Por otra parte, en La Runfla y Los Faroles fue donde me animé a hacer murga y tango sin prejuicio, milongas con bombo de murga, candombe, esa marca estética y temática aparece en varios temas del disco.
APU: Dentro de esas experiencias grupales, está la murga, ¿en qué te cambió como artista y persona ser murguera?
N.B.: Me cambió en el modo de poder implementar un montón de valores en lo artístico, en lo musical. Además, milité y formé parte de espacios políticos, comunitarios, y ahí uno aprende un montón de cosas. Algunas de las cosas que me enamoraron de mi murga son la construcción de la democracia a la hora de opinar, defender la autogestión que te permite ser libre y decir lo que querés, aunque el costo de la libertad a veces sea muy alto. Aprendí a construir con el otro, a escuchar, y busco replicar esa fórmula en todos los grupos dónde hago música y con todas las personas con las que trabajo. También en la murga me animé a escribir, a bailar y, como soy bastante tímida, el espacio colectivo me ayudó a explotar: a sentirme libre, plena, a no tener prejuicios ni con mi cuerpo ni con nada y animarme a hacer cualquier cosa y reírme a carcajadas y llorar. En definitiva, fue un abrir la puerta a una libertad y una plenitud que me empoderaron muchísimo. Claramente desde que llegó la murga a mi vida, soy otra cantora.
APU: Es un disco con muchos invitados, te diste varios lujos... ¿Cómo fue la selección de lxs compañerxs?
N.B.: Me pasó que escuchaba un tema y ya se me representaba con quién quería hacerlo. Por ejemplo, cuando empecé a cantar el tango “Cristal” me inspiré en el arreglo de Néstor Marconi con Goyeneche, así que lo llamé a Nico Enrich para que lo rockeáramos un poco y así salió una versión en bandoneón y voz rabiosa, heavy metal. Con “Loca tuca de dios”, de Fito Paéz, inmediatamente se me vino a la cabeza Agustín Guerrero porque venía escuchando un disco suyo donde hace cosas muy locas y el tema pedía eso, libertad, desparpajo. Me gustó poder tocar con diferentes músicos y que ellos pudieran darle su impronta a cada tema. Hay una cuestión primaria que traigo como cantora, que es una forma de cantar, una forma de decir, y eso se potencia cuando te encontrás con un músico elevado, que todo lo que agarra lo hace mucho más bello y más lindo y más original.
APU: La producción es de Guillermo Fernández, ¿cuál fue su rol, su importancia en el resultado?
N.B.: Fue clave, primordial. No se le escapó nada: no sólo estuvo al frente de los arreglos, sino que dispuso de recursos de todo tipo para que este disco salga. Trabajó con la seriedad y con el amor con que lo hace en un disco propio, eso me conmovió un montón y se escucha en el resultado. Guillermo, que es mi maestro, en este caso como productor fue súper profesional y se lo tomó con mucho compromiso, como suele hacer las cosas: no sabe comprometerse un poquito o hacer las cosas más o menos. Fue muy lindo trabajar con él.
APU: En este disco presentás una composición propia, "Haedo sur", ¿Desde cuándo componés y cuál es la necesidad que te lleva a hacerlo?
N.B.: Esa canción surgió con la pandemia, con la nostalgia de ver el barrio vacío y gris y de no poder evitarlo. Desde ese vacío nació la necesidad de escribirle al barrio y a las cosas que nos gusta hacer y ese momento no se podía. La necesidad de escribir la tuve en mi primer grupo, cuando tenía 20 años, y fue por las ganas de decir ciertas cosas que los tangos ya escritos no decían. Mi primer tema se llama “Churruca” y cuenta la historia de una chica atrapada por una red de trata. Después vinieron muchas canciones más, creo que más lindas o, al menos, mejor escritas pero siempre movida por la necesidad de contar historias que tienen que ver con este tiempo que nos atraviesa y poder dejar algún registro de este momento. “Haedo sur” es mi primer tango, antes había escrito milongas, candombes y murgas, pero nunca había escrito un tango y quería que el primero fuera bien clásico y que le hablara al barrio.
APU: ¿Cómo sigue la vida de la artista después de este trabajo?
N.B.: Seguiré buscando eso que parece que no se ve y está ahí muy a la vista, tratando de convertirlo en poesía o en música, estudiando y pensando en grabar algunas otras cosas que no tienen que ver con estética de este disco. Con ganas de grabar algo criollo, tengo algunas ideas dando vueltas relacionadas con el folklore cuyano. Pero sobre todo permitiéndome disfrutar este momento, saboreando este disco y todo lo que me está pasando.