"No cosificamos a la mujer, celebramos la belleza femenina"
Por José Cornejo. Fotos de Ignacio Sánchez (Playboy Argentina)
AGENCIA PACO URONDO: En un año electoral y con nueva dirección, ¿cómo piensa encarar Playboy las entrevistas políticas?
Luis Güerri: Playboy encara sus entrevistas con políticos de la misma manera que encara las entrevistas con cualquier tipo de personaje. El objetivo siempre es entregar al lector un contenido de interés que consolide el espíritu histórico que la revista le da, desde hace más de 60 años, a sus espacios periodísticos.
APU: Pero, ¿cómo es eso que una revista de desnudos haga entrevistas en profundidad? No digo que sea contradictorio, pero parecen dos ejercicios bien distintos.
LG: El prejuicio está en pensar que Playboy es "una revista de desnudos". Es mucho más que eso.
APU: ¿Los entrevistados que pertenecen a la clase política, se acercan con desconfianza?
LG: Los políticos, en general, son los que han mostrado más reparos a la hora de aceptar una entrevista con Playboy. Supongo que lo analizan en términos electorales y también creo que revela el desconocimiento que hay sobre la historia y los contenidos de la revista. Políticos y deportistas han sido, en este sentido, los más prejuiciosos.
APU: ¿Cuál creés que es el prejuicio? ¿Salir en Playboy banaliza? ¿Aleja al votante conservador?
LG: Supongo que más el segundo caso. No nos sorprendió para nada cuando (Elisa) Carrió rechazó un pedido de entrevista. Pero sí nos sorprendió la negativa de Pino Solanas y de (Martín) Sabbatella, cuyos voceros nos dijeron que no la hacía "por pedido del bloque". La gente de Pino nunca dijo que no, pero tampoco que sí. Y la gestión terminó extendiéndose demasiado.
APU: ¿Qué piensa que pasará en esta campaña? ¿Aceptarán salir?
LG: Playboy no es esencialmente una revista de política, con lo cual nuestros entrevistados, aún transitando un año electoral, no son necesariamente políticos. De todos modos, encaramos varias gestiones con dirigentes de diferentes espacios y hasta ahora hemos publicado una entrevista con Facundo Moyano y ahora en junio con Martín Lousteau. Hay otras gestiones iniciadas pero por ahora sin resultados positivos. Anteriormente, publicamos una entrevista a Sergio Massa, cuando era jefe de gabinete del primer mandato de Cristina, y con Aníbal Fernández, en junio de 2012.
APU: ¿Las entrevistas profundizan sobre la ideología y el programa político de los entrevistados o son más intimistas?
LG: Un poco de las dos cosas. La idea es presentar el personaje con su historia, su trayectoria, su actualidad y sus planes. También conocer sus opiniones alrededor de diferentes temas. A veces se dan charlas con más profundidad en temas personales y otras veces se privilegia lo político.
APU: ¿Piensa que para un candidato, dar una nota a Playboy puede convencer a votantes?
LG: A la hora de elecciones, los candidatos tienen que salir a buscar el voto de todos. Cada uno después evaluará si una nota en Playboy le sirve o no de acuerdo a su perfil. Sucede lo mismo con cualquier medio: el voto de un lector de Playboy vale lo mismo que el de un lector de Noticias, Página/12, Clarín o La Nación. Lo cualquier no quiere decir que no compartamos lectores con esos medios.
APU: ¿Y cómo imaginá al lector de Playboy?
LG: Es heterogéneo. Son mayoría de hombres que buscan mujeres desnudas pero valoran la combinación con buen periodismo y contenidos ligados al lifestyle (tecnología, gastronomía, autos, moda, diseño). Para buscar desnudos, ya no hace falta comprar Playboy. Por eso nuestro lector sigue fiel, porque le interesa el combo completo de contenidos.
APU: A modo de cierre, en estos momentos hay una movilización pública muy fuerte contra la objetualización de la mujer. ¿Cómo los interpela?
LG: Respetamos las opiniones que van en ese sentido aunque obviamente no las compartimos. Por su historia y sus intereses, no creemos que Playboy cosifique a las mujeres. Lo que prima, a la hora de planificar una sesión de fotos, es una mirada artística que celebre la belleza femenina. Ese enfoque, por otro lado, ha colaborado, sobre todo en los Estados Unidos, con momentos históricos como la revolución sexual en los 60 y la posibilidad de que las mujeres pudieran romper un poco el estereotipo de ama de casa y acercarse al sexo con menos tabúes y de manera menos clandestina.