Puré 100% Belloso: teatro que encierra todos los tiempos en un cuerpo
Por Silvina Gianibelli
Se oye un gemido constante en la oscuridad por unos segundos, la luz está apagada y el espectador entra en la incertidumbre de la escena que en unos segundos más nos revelará la presencia del personaje metafísico: “Vengo del futuro”. Así comienza el unipersonal de Carlos Bellloso, de cuerpo presente investido en un traje revelado de una historieta de ciencia ficción.
El golpe de escena es la puerta de entrada al devenir múltiple de los personajes. Solo hay un concepto que funciona como excusa dramática (también tendríamos que pensar ¿qué no es excusa dramática para un actor como Belloso?) y es: el habitante en cuarentena, su deseo pendular y las instancias existenciales que lo mueven a su nuevo estado: el encierro.
Sobre estas reflexiones serias y ciertas, se establece un punto de fuga en la dramaturgia hacia dos estados que conforman la emotividad del espacio escénico del cuerpo poético del actor: la fatalidad de lo inasible y el delirio.
El devenir de los personajes que se intervienen entre sí está pautado por la polifonía, no hay estado más omnisciente que el público reconstruyendo el hábitat de esta jungla que se presenta asumiendo patrones universales de los seres anónimos y despojados.
Quizá estamos en al Parakultural, espectando una función múltiple o quizá solo recordemos por un instante que un actor es un juglar que ataca el espíritu de la gente y lo retiene. No sabemos si en los sótanos de los años ochenta o si en la Edad Media, quizá también en el futuro.
Los objetos asumen el paso de estado o de acontecimiento de una acción dramática a otro, la transformación de los personajes en escena va creando un crescendo en el nivel poético del actor que abraza a su público, lo contiene y retiene para solamente extenderle la mano, quizá allí estuviera su corazón y quién no dice que esto fuera el edén.
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