"Que Monsanto tenga un programa de televisión en la TV Pública es una falta de respeto"
Por Estefanía Cendón
Agroecología en Cuba es la nueva producción del Colectivo Documental Semillas. Bajo la dirección de Juan Pablo Lepore y Nicolás Van Caloen el largometraje expone los beneficios y desafíos de un modelo de producción agrícola que garantiza la soberanía alimentaria en la Isla.
AGENCIA PACO URONDO: ¿A partir del rodaje del documental cómo definiría la agricultura biológica o agroecología?
Juan Pablo Lepore: Los que venimos de una construcción que tiene que ver con la mirada sobre el agronegocio y lo que le sucede a los países con una matriz agroexportadora de monocultivo transgénico vemos a la agroecología como una alternativa real. Alternativa a la imposición de las transnacionales sobre nuestros territorios. En este sentido Cuba es pionera, se destaca por la excelencia a nivel mundial con esta otra mirada sobre el campo. Notamos cómo lograron el autoabastecimiento de alimentos a partir del bloqueo de Estados Unidos y la caída de la URSS para generar soberanía alimentaria. Fue un hallazgo haber tenido la experiencia de conocer esta gran infraestructura y metodología. Me maravilló la potencialidad y la excelencia con la que se trabajan los cultivos y cómo esto tiene un reconocimiento para el productor por parte del estado, para que se sienta dignificado en su tarea.
APU: Según lo que se percibe en el documental, el porcentaje de utilización de este método de producción en Cuba es bastante alto ¿Se puede hablar de un modelo productivo instalado a nivel país?
JPL: Sí. En un principio ellos plantearon este modelo de producción por una necesidad concreta que era el autoabastecimiento. De no ser así iban a tener un problema de seguridad alimentaria, lo que provocaría hambrunas generalizadas. Es parte de la Historia de Cuba: ellos eran dependientes del intercambio de la caña de azúcar por otros productos de consumo diario como el petróleo, grasas y alimentos que venían de Rusia después de la Revolución. Antes de la Revolución la caña de azúcar se exportaba a Estados Unidos y se intercambiaba también por insumos básicos. Con la caída de la URSS se planteó la necesidad de generar soberanía alimentaria porque ya no tenían insumos que viniesen de afuera. Fue así como se empezaron a limpiar todos los baldíos y lugares en las ciudades que tuviesen tierra para convertirlos en huertas urbanas. Esto se llamó Movimiento de agricultura urbana y periurbana, el que surgió como estrategia fundamental para generar masividad en la producción de alimentos. En este sentido se planta a nivel nacional, lo fue en esa primera instancia y sucedió en forma plena.
APU: ¿Tuviste contacto con alguna experiencia de este tipo, agricultura urbana y suburbana, en nuestro país?
JPL: El próximo documental que estrenamos el 19 de octubre en el cine Gaumont habla de esta temática que queremos visibilizar: la ruralidad y la vuelta al campo desde una perspectiva alejada del agronegocio. Mostramos experiencias en Argentina y Brasil de movimientos sociales que contemplan esta mirada que aborda al campo desde un punto de vista digno de reconocimiento del trabajo campesino y en lucha por el acceso a la tierra. Son alternativas concretas que, si bien no están a la escala de Cuba a nivel nacional, promueven la tendencia a generar autoabastecimiento y soberanía alimentaria.
APU: Uno de los testimonios del documental planteó que si bien la agroecología en la Isla surge como una necesidad ante el bloqueo económico luego se transformó en concientización acerca de los beneficios de este método de producción. ¿Cómo es ese vínculo entre necesidad-concientización en la actualidad cubana?
JPL: Es fundamental. Cuba se forjó en ese sentido como un lugar de maestría en agroecología. Con esta visión de la agroecología hoy son pioneros y siguen marcando tendencia en lo que es la producción, con alcance nacional, y la conciencia de saber que los agrotóxicos no son necesarios. Si bien al principio adquirieron este modelo como una necesidad, hoy levantaron la bandera de la agroecología como superadora a la visión del agronegocio.
APU: Se menciona en el largometraje la distinción entre seguridad y soberanía alimentaria. Seguridad alimentaria puede garantizar el acceso a los alimentos pero también la dependencia de otros países para alcanzarla. La soberanía alimentaria, en cambio, incide en el modo de producción de los alimentos y su origen. ¿De qué forma definiría la situación de nuestro país entre estos dos términos?
JPL: Nuestro país se encuentra rehén de las multinacionales y los gobiernos desde la imposición de este modelo en 1996 en adelante. La avanzada de la visión agroexportadora del monocultivo transgénico se ha hecho una enfermedad para el pueblo argentino y necesitamos poner en debate estos temas y ayudar a la construcción de otro modelo que tenga respeto por la tierra, la vida y los seres que en ella habitan. En este sentido la agroecología se plantea como una alternativa real y Cuba es el ejemplo de que es posible alimentar a todo un pueblo con la agricultura biológica generando soberanía alimentaria, en contraposición a la seguridad alimentaria que llevan adelante todos los países que priorizan las economías y una matriz agroexportadora netamente contaminante.
APU: ¿Y en el caso de Venezuela que no ha alcanzado la soberanía alimentaria? Existe una crisis alimentaria, hay desabastecimiento y la dependencia es clave.
JPL: No estuve en Venezuela pero leo sobre el tema. Expresiones de un lado y del otro y lo que puedo decir es que Venezuela es como otros países que son dependientes de la exportación de un insumo, por más ideas socialistas que tengan dependen de capitales externos y de multinacionales. En el caso de la comida estas empresas pueden acaparar los alimentos y generar tensión social, malestar y la presión que siga en aumento para que desencadene lo que vemos en los medios de comunicación. Es fundamental en este sentido para los próximos gobiernos generar soberanía alimentaria para salir de esa encerrona que plantea el capitalismo y un país con el Socialismo del SXXI que sigue atado a una matriz de exportación de petróleo y dependiente de las multinacionales. Esto es una debilidad de los gobiernos progresistas, es indispensable construir soberanía alimentaria porque es básica para el sustento y bienestar de una población.
APU: Con el desembarco de Monsanto en muchos países ¿Cuál es tu análisis acerca del rol de los medios de comunicación para contrarrestar su influencia?
JPL: Es fundamental. Que Monsanto tenga un programa de televisión en la TV Pública que se llame Locos por el campo es una falta de respeto a los campesinos, la agricultura en general y los televidentes que creen que eso es una visión objetiva de productores, con un formato divertido, pero al mismo tiempo te bajan línea legitimando un discurso genocida de utilización de agrotóxicos y de generación de enfermedades evitables. Este tipo de programas buscan que la gente hable bien, piense bien de estas empresas y de este modelo de producción. Es importante evidenciar esto y los medios son claves. Nosotros desde el cine hacemos todo lo posible para mostrar desde un punto de vista sincero y abarcativo lo que son este tipo de producciones que están generando tantos problemas en todo el mundo.
APU: ¿Cómo financian sus documentales?
JPL: Es totalmente independiente. Lo financiamos nosotros, nuestras familias, mínimamente a través de la venta de las películas. También realizamos trabajos aparte como filmaciones de recitales y videoclips. En su momento compramos cámaras, trabajamos muchísimo y somos pocos pero hacemos todo el esfuerzo para que nuestras producciones tengan la mejor calidad que se merece el cine argentino.
APU: ¿Con qué idea querés que se vaya la gente al ver el documental?
JPL: Este es un cine social que apunta a la difusión y multiplicación de un debate y de ideas que deseamos que ayuden a la cultura del pueblo para poder poner en discusión temas que son importantes como la agricultura, la contaminación, la megaminería y las empresas recuperadas. Es un cine urgente que debemos llevar adelante con la mayor profesionalidad posible. Agroecología en Cuba expresa en 62 minutos un punto de vista claro sobre la temática y aporta un material esencial para construir este discurso y realidad nuestra de la soberanía alimentaria para un futuro digno y sustentable para todos.