Recorrió el mundo investigando redes de trata: “Hago periodismo extremo”
Por Mariano Nieva
Kitty Sanders es periodista, asesora y especialista en temas de seguridad como el tráfico de personas y la explotación sexual. En diálogo con el programa radial “El Jardín de los Presentes” (FM Zoe 107.1) y Agencia Paco Urondo se refirió, entre otras cosas, a su último trabajo escrito titulado “Prolegómenos al libro Carne” donde cuenta en primera persona parte de los ocho años que le llevó la investigación en varios países europeos y latinoamericanos de las organizaciones criminales dedicadas a la industria para adultos.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál fue el motivo y en qué momento de tu vida apareció la inquietud de dedicarte a investigar estas redes criminales de trata de personas y explotación sexual?
Kitty Sanders: Me dedico a investigar esto por bronca. Cuando estaba en la universidad en Rusia mi país, quería estudiar el tema de la prostitución. Recuerdo que por entonces no se hablaba tanto de trata de personas y quise hacer mi tesis final de periodismo con la temática. Entonces mi profesor tesista me sugirió que no lo hiciera. Que era una locura meterme con el tema. Porque por un lado bajo el gobierno de Vladimir Putin no iban a dejar que se mostraran este tipo de cosas y por otro a nivel académico tenía que ser más políticamente correcta con mi investigación. Así que esa negativa me dio mucha bronca porque siento que como periodistas tenemos derechos, pero también deberes. Como por ejemplo darle información a la sociedad sin importar si tu investigación toca intereses de la corrupción de cualquier tipo y origen.
APU: Cuando comenzaste eras muy joven. ¿Cuáles fueron los primeros obstáculos que tuviste que sortear al comenzar a trabajar con la temática de la prostitución?
KS: Yo era una pendeja de 22 años que quería cambiar el mundo rápidamente. Entonces terminé mi carrera y comencé a investigar por mi cuenta. Y caí en la trampa en la que caen muchos periodistas de pagar a las chicas por información. De este modo, conseguí muchas historias pero me di cuenta que ellas solo contaban lo que suponían que yo quería escuchar. Acomodaban su discurso. Las justificaciones que daban las chicas solo servían si yo quería publicar notas amarillistas en diarios y revistas. Y como esa no era mi idea cambié la estrategia. Me convertí en una de ellas para poder además estar cerca de ese submundo criminal.
APU: ¿Dónde y cómo fue esa primera experiencia y con qué te encontraste?
KS: En la ciudad soviética de San Petesburgo me acerqué a un local nocturno a bailar en un caño donde sabía que las chicas estaban por su propia voluntad. Allí había bailarinas, coperas y strippers y a veces combinaban sus ocupaciones con prostitución para generar ingresos extras. En el lugar todas tenían sus contratos de trabajo con obra social como camareras. En Rusia estos lugares trabajan los 7 días de la semana, eso hacía que muchas veces por el propio cansancio nos quedáramos a dormir todas juntas en el lugar. Y como mis compañeras también me veían bailar desnuda para hombres yo les demostraba que era una pecadora como ellas y de esta manera me fui ganando sus confianzas.
APU: Recorrés Argentina dando conferencias y charlas de capacitación ¿Cómo ves la situación en el resto del país con respecto a la trata y el tráfico de personas?
KS: Es muy importante que las provincias quieran saber más sobre el tema porque las informaciones que hay son muy viejas y desactualizadas. Son de la época en que las redes de trata capturaban físicamente en las calles a las víctimas. Las secuestraban. Ahora no es así. Utilizan otros métodos. En uno de esos viajes tuve la oportunidad de trabajar junto a un fiscal general de la provincia de Santa Fé sobre trata de personas porque el funcionario también quería saber más para poder enfrentar la problemática en su territorio. La Policías regionales y las escuelas también me convocan y eso es muy importante para mí porque las complicidades con las redes de explotación de personas están dentro de todos los sectores de la sociedad y es por eso que debemos unirnos y trabajar juntos para luchar contra este flagelo.
APU: Decías que estas organizaciones fueron cambiando a través del tiempo sus métodos de captación. ¿Cuáles son esas nuevas formas puntualmente?
KS: A través del engaño en las redes sociales. Los proxenetas chequean información para verificar datos de las víctimas, cuáles son sus gustos e intereses, quienes son sus padres. Van a instragram por ejemplo y buscan chicas que publican fotos medio eróticas para invitarlas a supuestos castings. De esta manera, las menores más vulnerables caen creyendo que las buscan agencias de futuras modelos y no, son redes criminales en las que los que están detrás pueden ser tanto hombres como mujeres.
Como ejemplo del peligro a lo que están expuestxs los chicxs en las redes sociales está el caso de nuestra compatriota Micaela Ortega. Una niña que tenía 12 años y que a través de Facebook conectó con una supuesta muchacha de su misma edad y que en realidad era un perfil falso de un hombre de 26 años. Comenzaron a intercambiar chats y el sujeto se fue ganando la confianza de la chica. Finalmente la invitó a su casa y Micaela terminó violada, estrangulada y con su cuerpo abondonado en un descampado.
APU: El riesgo es alto entonces ya que todos los jóvenes tienen algún tipo de red social, de vida virtual.
KS: Claro, las chicas no caen en las redes de trata porque sean tontas sino porque no tienen experiencia y están buscando hacer algo que les guste para sus vidas. A veces hay personas prestigiosas y a veces hay boludos que engañan a las chicas a través de Facebook por ejemplo. Yo trabajo mucho con jóvenes y cuando les pido que me describan como se imaginan que es físicamente un proxeneta me responden en general que es un hombre grandote, pelado, con tatuaje y prontuario criminal. Y yo quiero llorar porque un proxeneta puede ser cualquier persona. Un hombre joven, esbelto y guapo, incluso una mujer. Lo que sucede es que lxs chicxs tienen esta imagen en la cabeza porque los medios de comunicación difunden estos estereotipos.
APU: ¿Cómo definirías el tipo de periodismo al que te dedicás?
KS: A lo que hago lo llamo periodismo extremo. Nunca había encontrado un tipo de periodismo así. Nadie está tan loco por otra parte como para hacer lo que hice durante 8 años y en más de 25 países. Mi último libro se llama “Prolegómenos al libro carne”. Le puse ese título porque precisamente puse mi cuerpo, y mi carne para investigar esta industria para adultos. De esta manera, pude analizar y recoger información de primera mano de distintos carteles que me sirve para dar charlas a las Fuerzas de Seguridad porque ellos deben estar al tanto y saber cómo funcionan estos mecanismos. Para poder empezar a limpiar nuestro país de estas redes criminales primero y luego el resto del continente.
APU: Allí en tu libro también se menciona el tratado de zero tolerancia. ¿Qué nos podes contar acerca de este proyecto?
KS: Hay varias organizaciones muy conocidas en el mundo que dicen luchar contra la trata pero que en realidad no saben nada del tema y la verdad me da mucha pena esta situación. Por eso, elaboré un proyecto a largo plazo llamado TRATA ZERO TOLERANCIA en donde propongo reunir a todas las personas e instituciones de la sociedad civil que buscan comprometerse para intentar terminar con este delito de la trata y la explotación sexual incluyendo varias iniciativas, proyectos, información y nuevos enfoques del problema.
APU: Muchas veces sectores de las Fuerzas de Seguridad son parte de esta dramática realidad liberando zonas y cobrando coimas. ¿Cómo enfocás, ante esta situación, el tema de la complicidad cuando te toca encabezar jornadas de capacitación para policías y gendarmes?
KS: El problema de la complicidad no es tanto la institución en sí sino algunos de sus miembros que son corruptos y que en algunas oportunidades incluso me apretaron y amenazaron por mis actividades. Conozco periodistas y jueces que son parte de estas redes de trata porque difunden artículos e informaciones incorrectas que confunden y que a su vez son financiados por las mismas organizaciones y que terminan favoreciendo la captación de chicas y chicos. Hace poco la Gendarmería de Villa María en la provincia de Córdoba por ejemplo, me pidió dar una charla para sus nuevos aspirantes. Allí armamos un proyecto de investigación ya que muchos de los futuros gendarmes no saben mucho del tema porque no hay textos ni buena información al respecto.
APU: En este negocio está también el rol del consumidor que paga por servicios sexuales. ¿Se puede trazar un perfil del cliente que consume prostitución?
KS: Hay varios perfiles y tipos de clientes. Afortunadamente en nuestro país y en nuestra región son pocos los bastardos pedófilos. La mayoría están en Europa y son los que consumen a nuestros niños y niñas y por eso decimos que existe un tráfico de personas. Por otra parte, hay clientes que también son engañados cuando van a un boliche por ejemplo y se les acerca una chica que le pide que la invite con un trago para luego irse juntos a tener sexo. Como no tiene golpes ni esposas en sus manos el hombre piensa que fue un simple levante en el lugar. No sospecha que esa chica pueda estar siendo chantajeada por proxenetas.
Después tenés los que buscan chicas vulnerables en las calles e intentan ejercer con ellas algún tipo de poder. Hay distintas formas y tipos de consumidor de prostitución. Es muy complejo el tema por eso hay que detenerse en cada situación y verla con detalles. No todos los clientes son malos y no todas las chicas que trabajan son presas de trata tampoco.
APU: Hay un debate que se viene dando hace tiempo acerca de abolición o reglamentación de la prostitución ¿Tenes una postura definida al respecto?
KS: Yo no estoy del lado del Estado, sí estoy del lado de las chicas. Si se prohíbe y criminaliza la prostitución las más afectadas van a ser las mujeres porque van a poder ser detenidas simplemente porque las redes criminales y los policías corruptos que las integran no las van a dejar trabajar sin nada a cambio.
En Alemania, por caso, la prostitución es legal y las prostitutas tienen una licencia que les otorga el estado para pagar impuestos. Las chicas tienen que dejar sus datos como trabajadoras sexuales y a veces sucede que esta información personal cae en manos de funcionarios corruptos que las chantajean. Por eso, ellas se terminan inclinando muchas veces por proxenetas particulares ya que si en algún momento y por alguna razón no pudieran pagar las obligaciones tributarias, el estado puede ordenar detenciones que llegan en algunos casos a los 5 años de cárcel.
Pienso que las chicas pueden hacer con su cuerpo lo que quieran, les pertenece. No podemos juzgarlas ya que algunas ejercen la prostitución por hambre, para sostener un techo o porque tienen hijxs que alimentar y cuidar. Pero deberían si pensar en las consecuencias, en las enfermedades, en que las redes de trata están al acecho. Es más, hay organizaciones criminales que no permiten que las chicas consuman drogas porque al hacerlo comienzan a perder belleza y algunas veces también enloquecen. Entonces los clientes se niegan a estar con ellas y se pierde ingreso de dinero. Los proxenetas les exigen a las muchachas también que usen condones para que “duren” más.
APU: La mirada prejuiciosa que hay en general también para con las prostitutas debe ser también un obstáculo para las chicas si quieren buscar nuevas formas de ganarse la vida.
KS: Es así. Tenemos una sociedad muy hipócrita. Hay mujeres que se conectan conmigo y me dicen que quieren dejar la prostitución pero no pueden conseguir trabajo. No las toman en ninguna parte por los prejuicios que representan. Que son ladronas, que venden o consumen alcohol y drogas o que están enfermas. Pienso que para luchar contra este flagelo de la explotación sexual debemos unirnos todos los actores que componemos la vida social de una ciudad, país o región. Si vamos a estar divididos como por ejemplo a veces plantea algún sector del feminismo radical que solo cree que el hombre es la causa de esta problemática no estoy de acuerdo con eso.