Rivera no evoca el pasado: su voz viene desde las entrañas profundas de la historia
Por Santiago Asorey
Alguna vez Julio Cortázar dijo que Antonio Di Benedetto pertenecía a esa clase de escritores que no buscan la reconstrucción ideológica del pasado, sino que está en ese pasado. No se trata de una evocación, sino una voz que viene desde las entrañas profundas de la historia argentina. Andrés Rivera pertenece a esa clase de escritores. Acaso el triunfo de libros como "El Farmer" y "La Revolución es un sueño eterno" sea el de construir el alma y el cuerpo de Rosas y Castelli. No se trata de utilizarlos para hacerlos decir aquello que el escritor quiere decir sino el de construir a Rosas y Castelli desde su mismo espíritu.
Por este motivo la escritura de el Farmer debe haber sido para Rivera una lucha contra su propio ego del escritor. Rivera triunfa en ese libro porque se vence a si mismo. Porque excede su propia mirada "anti revisionista" de la historia y rescata la dimensión popular de Juan Manuel de Rosas a partir de construir la liturgia de la repetición del fraseo del prócer exiliado. Eso le permite mostrar también las verdaderas oscuridades de Rosas. Se trata de la economía de un lenguaje llano que busca entre la nieve las palabras que sostengan la vida. Rivera comprendió el paso necesario de todo gran artista. Ir en contra de su propia habilidad. Sólo así pudo escribir desde la primera persona de su personaje histórico más odiado. Probablemente ésta sea su enseñanza literaria mas grande.