Significante 13: algo más que ir a ver un recital punk
Paisaje único: domingo cerca de las 22 Hs en San Antonio de Padua, una feria de diseño de nombre Zezën, en Lupia, una esquina legendaria paduense. Adentro suena “Vahos del ayer”, de Flema, ejecutada por un trío infernal y coreada por más de una treintena de personas que van de los 14 hasta los 60 años.
Afuera, un flaco de anteojos, de no más de 25 años, con un gin-tonic en la mano, habla de Oscar Masotta. Intenta parafrasear la “alegoría” del tero, parece estar leyendo Lecciones de introducción al Psicoanálisis, pero no. Conurbana sorpresa, en donde el iniciador de Lacan a la lengua castellana y el mítico poeta de Gerli conviven en un mismo espacio, en un horario y día poco habitual, casi subversivo.
El flaco sigue desplegando su debate, busca en un cuaderno y encuentra una página que intenta usar de soporte empírico de lo que relata. La muestra, se lee: reunión de la 13 de Abril, y abajo O y M en letras de molde, también una flecha que une esas letras con la palabras: tero, significante, Freud, inconsciente, y una cita: “Si en psicoanálisis solo median las palabras, entonces abra que tener muy en cuenta esta capacidad de la palabra de zafarse de su significado habitual, no habrá que olvidar a ese ‘tero’ que habita toda palabra”.
El flaco vino a ver a All Played Down, una banda que hace temas gloriosos del punk mundial. Este domingo hicieron una lista de 13 temas. Quizás había 13 puestos en la feria, no los conté. Un 13 de abril nació Lacan y un 13 de septiembre murieron Masotta y Jean Luc Godard. Vivimos entre “Marx y Coca-Cola”, más hijos de nuestra época que de nuestros padres, como lo dijo el gran vanguardista francés.
¿Por qué el tero? La “tera” “cacarea” a 10 o 12 metros de donde puso sus huevos. Los predadores jamás sabrán donde están, donde ella “chilla”, ahí no es. Donde menos lo imaginás, es por ahí. La pista está, aunque nada es seguro. Muy pocos suelen estar a la altura para leer lo que pasa.
Una reunión de formación manuscrita y bien precisa en donde se habla de Masotta, es llevada en un cuaderno por un joven a una feria en donde el punk se roba el tiempo. Él no sabe quién es, pero lo impacta, cuenta que en la provincia hay un nuevo ministro de trabajo, dice que se llama Walter Correa, viene del sindicato del cuero, y parece que usa pasajes, paisajes y diálogos de la saga Star Wars para referirse a situaciones domésticas y generales. Es una gran herramienta, una marca poética de su generación que hoy reluce como si de otra cosa se tratara. Es que siempre es otra cosa, nunca es eso, el ministro de la gente está advertido. Por eso, en esas reuniones, se habla de Oscar.
Una ignota mujer de unos 40 años que está sentada en la misma mesa que el flaco, le comenta que lo leyó en la facultad. Haciéndole una breve introducción le cuenta que escribió sobre historietas, sobre pintura y literatura. Oscar Masotta arranca en la revista de los Viñas, Contorno. Es pulso y alma de una intelectualidad que vio su cenit en la segunda mitad de los 60, a la vanguardia del Instituto Di Tella, una generación que al tiempo fue diezmada (a través de muertes, desapariciones, enfermedades y locura). Esa década asombrosa de piñas y corchazos que pudo abonar la tierra a fuerza de un trabajo muy diverso y que, en el caso de Oscar, fue (entre otras cosas) condición para difundir la práctica y la enseñanza de Lacan, sigue dándonos de qué hablar.
La nube explota a principios de los 70 y el granizo rompe todo. Duros tiempos para pensar distinto, una concordancia con los aires de lucha, un Zeitgeist de violencia mundial con tufo a derrota de las fuerzas del bien y un humo de tolerancia contamina cabezas por todos lados. De nuevo, muy pocos a la altura para leer lo que pasa.
El flaco vino a ver a All Played Down, una banda que hace temas gloriosos del punk mundial. Este domingo hicieron una lista de 13 temas. Quizás había 13 puestos en la feria, no los conté. Un 13 de abril nació Lacan y un 13 de septiembre murieron Masotta y Jean Luc Godard. Vivimos entre “Marx y Coca-Cola”, más hijos de nuestra época que de nuestros padres, como lo dijo el gran vanguardista francés.
La militancia del fondo, el ministro compañero, el intelectual subversivo que murió de tristeza e “identificación” muy lejos de su casa, la juventud maldecida, el punk que nunca muere, las cosas que pasan ahora nomás, en un conurbano prójimo, bastardo, en una frontera dispersa, digna de un film y de ser filmada, escrita y cantada.