"Tucumanaza": contar la historia de valientes mujeres
Por Geo Álvarez
Tucumanaza es una obra 100% tucumana, la dirección a cargo de Marcela Martínez y el texto es de Georgina Álvarez. Esta obra busca reivindicar el lugar de la mujer en las luchas populares. Este es el relato de la resistencia de un pueblo. Lo mítico y lo histórico se entrelazan para contarnos esa lucha.
Las acciones que se cuentan transcurren a fines de la década de 1960, en medio del levantamiento obrero-estudiantil. Tucumanaza surge de la idea de contar la historia del levantamiento popular. En un principio, la idea era contar la historia de una protagonista, una mujer anónima, pero a medida que se fue conformando el texto, otras protagonistas históricas fueron surgiendo. Antes de empezar a escribir el guion, Georgina mantuvo charlas con el dirigente estudiantil del “Tucumanazo”, José Macho Luna. El objetivo era preguntar sobre “el espíritu de la época” y sobre sus compañeras. Hay licencias históricas, porque se intenta contar un proceso como los levantamientos que ocurrieron a lo largo de varios años, y además darle una perspectiva más actual y emparentada con las luchas del movimiento feminista.
Otra arista importante es lo folclórico. Marcela es profesora en la carrera de expresión corporal, ya se había charlado que el lenguaje sería corporal y se materializaría a través de la danza: el folclore parecía una forma ideal de contar el relato. Además, todo se conjuga con la historia del perro familiar, algo propio de los ingenios del NOA. Un colega sugirió que este mito podría funcionar perfectamente en la historia. Así, lo mítico transformó los textos de Georgina. La alegoría del mal que acecha es una metáfora de la dictadura de Onganía.
Tucumanaza es una obra con mucho cuerpo. Marcela consideró que dos cosas serían fundamentales para llegar a contarla: muchos cuerpos en escena para captar la idea de pueblada, y cuerpos en movimiento para plasmar la idea de enfrentamiento y rebelión. Para esto era infaltable contar con música en vivo, y ahí se agregó otro componente más que le da esa impronta de frescura a las escenas. Bailarines, algunos actores y músicos empezaron a formar el staff de la obra. El equipo de producción no estuvo pensado desde un principio, se fue conformando junto con la obra. Esta producción podríamos decir que tiene algo de épico por la naturaleza de los hechos narrados, pero también es muy cercana a la ópera rock, salvando las distancias con este género.