“Vinílico”, nuevo libro de Maxi Martina: “Hay discos que para mí, fueron como un refugio”
Por Mariano Nieva | Foto: Lina M. Etchesuri
Maxi Martina acaba de lanzar en Editorial Piloto de Tormentas su primer libro, Vinílico. Discos que marcaron vidas. Se trata de una serie de entrevistas que realizó a diferentes artistas de la música popular en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la ciudad de Buenos Aires.
En diálogo con AGENCIA PACO URONDO el periodista y conductor repasó el ciclo que se desarrolló entre los años 2014 y 2016, que constó de 15 encuentros por donde desfilaron músicos de la talla de Fito Páez, Ricardo Mollo, Lula Bertoldi, Fernando Ruiz Díaz, David Lebón, Vitico, Zeta Bosio, Juanse y muchos más. De lo que significan los discos y la música en general para nuestras vidas, de los streamings que se multiplicaron como una nueva manera de ver espectáculos en vivo en medio de la pandemia y de muchos otros temas. “Las obras son lo que son por lo que nosotros también le asignamos como valor. Vos tenés tus álbumes significativos y yo tengo los míos, a los cuales les agregamos las cualidades que los hacen únicos, quedando como una marca para siempre en nuestra existencia.”, analizó.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo surgió la idea de llevar al papel un ciclo con las características de Vinílico?
Maxi Martina: La verdad es que nunca estuvo en mis planes escribir un libro. Hasta que un amigo también periodista, Juan Manuel Strassburguer, encendió la chispa mientras compartíamos un show en vivo de El Mató a un Policía Motorizado en el Teatro de Colegiales. Esa noche, le conté a mi colega que estaba terminando el ciclo Vinílico con todas las entrevistas que hice para La Biblioteca Nacional y para un programa que iba por la plataforma de Vorterix.com. Y Juan Manuel me dijo de manera textual: “Boludo, ahí tenés un libro”. Así que en el acto me di cuenta que nunca había pensado en un lenguaje escrito para lo que estaba haciendo y entonces, se me abrió un universo literario jamás experimentado ni conocido más allá del rol de lector fundamentalmente de muchos libros de rock.
APU: ¿Cómo fue el proceso de editar el libro?
M.M.: Vinílico empezó a tomar una forma totalmente desconocida para mí, tené en cuenta que no vengo del periodismo escrito, hubo gente que me ayudó a pensar todo esto como por ejemplo Mercedes Mayol, una amiga que es parte de Malpaso Ediciones, quien me brindó toda su confianza desde el primer momento en que le conté del proyecto. Te cuanto más, en un principio iba a ser editado por editorial Atlántida pero en el medio de la crisis que desató el gobierno de Mauricio Macri dejaron sin trabajo a la mitad del personal y en ese recorte a una chica que estaba trabajando directamente sobre mi texto y que tenía una idea que a mí me encantaba. Después, a la editora se le ocurrió que podría encuadernar el material y vendérselo a un auspiciante, un banco por ejemplo, para que ellos a su vez se lo regalara a sus clientes vip (very important person) a lo que me negué rotundamente. Porque no quería que ese fuera el final para mi primer libro y porque no tenía nada que ver con su espíritu. Así que tuve que pelear mucho hasta que pude recuperar el contrato y poder sacarlo finalmente por una editorial independiente como es Piloto de Tormenta que tiene mucho más que ver con la idea original y con mi historia como periodista.
APU: Decías que a partir de Vinílico se abrió un mundo para vos desconocido y nunca antes explorado. ¿Sentís que este trabajo te estimuló de alguna forma a continuar escribiendo otros proyectos?
M.M.: Absolutamente, me estimuló muchísimo a seguir escribiendo porque a partir de Vinílico se me fueron ocurriendo otros contenidos que trabajo y que pueden tomar formato de libro también. Incluso, hasta pensé en contar otros tipos de historias o cuentos. Escribir además, me hizo contar muchas cosas de mi pasado vinculadas a los/as invitados/as y me hizo hacer un ejercicio retrospectivo de mis años más inocentes de ir a recitales y de los años más inocentes de las bandas también (risas).
APU: En el texto, más allá de la riqueza de las entrevistas, se pueden encontrar tramos muy personales de tu vida. ¿Qué te pasó y cómo te llevaste con los recuerdos?
M.M.: Todo el desarrollo del trabajo resultó muy profundo y movilizador no solo para mí sino también para los/as entrevistados/as. Los/as artistas porque ellos/as a través de la música viajaron a momentos de su vida motivados por los discos que hicieron o escucharon. Y yo porque tuve que escribir cosas que a mí me vincularon con estos/as músicos/as para hacer las introducciones de cada episodio y que a su vez me hicieron emprender un viaje íntimo y profundo. Y esto me parece que es una parte muy importante de la experiencia de hacer un libro. Entregarse a los recuerdos.
APU: A partir de la experiencia del ciclo y la posterior edición de Vinílico. ¿Qué nos podés decir acerca de lo que significan los discos en la vida de los/as que consumimos música?
M.M.: Yo creo que uno/a a los discos los carga con un momento de su vida y por eso ese conjunto de canciones toman muchas veces otra dimensión. Es decir, las obras son lo que son por lo que nosotros también le asignamos como valor. Vos seguramente tenés tus álbumes significativos y yo tengo los míos, a los cuales les agregamos las cualidades que los hacen únicos, quedando como una marca para siempre en nuestra existencia. De todos modos, hay algunos trabajos que creo nos tocan a todos/as por igual porque son producciones icónicas e históricas de nuestro rock. Y si pensamos en León Gieco por ejemplo, es un artista que reúne a muchas generaciones con un mismo sentimiento.
APU: ¿Y en tu caso? ¿Cuáles son esos álbumes que los considerás clave en tu vida?
M.M.: Personalmente hay discos de Massacre que son muy importantes para mí. Sobre todo uno de los primeros como Sol Lucet Ómnibus (1992) que fue una suerte de refugio y que cuando lo escucho me lleva a un momento muy particular de difíciles situaciones familiares que tuve que atravesar. Por eso también creo que los álbumes y la música tienen la magia de acompañarte muchas veces en la intimidad de tus auriculares para ayudar a desconectarte con lo que pasa a tu alrededor.
APU: ¿Cuánto duró exactamente el ciclo de Vinílico?
M.M.: El ciclo duró de 2014 a 2016. Lo recuerdo muy bien porque el final tuvo mucho que ver con la llegada del macrismo al poder y con las políticas que empezó a implementar el nuevo director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel, quien se negó a continuar con este tipo de propuestas por considerarlas que nada tenía que ver con la cultura. Volviendo de esta forma a la concepción de claustro y destruyendo todo por lo que tanto había luchado su antecesor, el recientemente fallecido Horacio González, quien pudo lograr que la Biblioteca sea un espacio abierto al público.
APU: ¿En qué situación se encuentra actualmente la Audioteca de la Biblioteca Nacional? Tengo entendido que por años estuvo muy descuidada.
M.M.: La Audioteca, que es el lugar donde están archivados todos los vinilos de la Biblioteca Nacional, está totalmente desordenada porque así la dejaron los militares cuando hicieron la mudanza. Además, se encargaron de romper y tirar grandes cantidades de discos al no darle importancia a ese material que estaban trasladando. Como una metáfora de lo que fue la relación de la dictadura con la cultura. Y es por ese estado de abandono que mucha gente no la conoce. Pero por suerte, hace poco tiempo se empezó a trabajar sobre la catalogación de las obras que hay allí.
APU: En cuánto a los/as invitados/as. ¿Vos tuviste que ver directamente con cada uno/a de ellos/as o hubo alguien más por detrás que participó de la elección?
M.M.: La mayoría de los/as artistas convocados/as para las tres temporadas que duró el proyecto tuvieron que ver con mis intereses. Y porque me pareció que sumaban muchísimo a un ciclo de esas características. Además, al ser hombres y mujeres de distintos estilos hizo que no me encerrara en un mundo conocido y de zona de confort que para mí es el rock. Por eso es que está Abel Pintos, quien nos metió en las músicas del sur de la provincia de Buenos Aires y nos mostró artistas como Alberto Merlo. O El Chango Spasiuk que nos hizo viajar por los sonidos del litoral trayendo exponentes como Mario Millán Medina o Dominguito Espinosa. Y que como dije, me sacaron del lugar tan cómodo de conversar con Lula Bertoldi o Fernando Ruiz Díaz por ejemplo. Entonces, salir del ámbito rockero me parecía por un lado un desafío personal y por el otro, todo ganancia para el resultado global que obtuvo Vinílico.
APU: ¿Por qué elegiste la portada de Artaud, el álbum de Luis Alberto Spinetta, para acompañarte en la foto de cubierta de tu libro?
M.M.: Esto que me preguntás tiene varias respuestas. Una es que para el coleccionismo discográfico, Artaud (1973) es una de las obras más buscadas y más queridas. Porque si bien hoy todos/as podemos tener acceso al material con la reedición en vinilo, quien tiene un original posee una verdadera pieza de colección con el peso propio de la historia. Además, por ser un gran disco de un concepto tan completo y con la generosidad que tiene el vinilo que por el tamaño, permite hacer ese formato tan particular de la tapa donde el vuelo artístico puede encontrar los límites mucho más lejos. Y también, porque me parecía que este trabajo de Luis Alberto Spinetta, influenciado por el escritor francés Antonin Artaud (1896-1948), es un poco el símbolo del rock nacional.
Rock desde los satélites
APU: La pandemia entre tantos cambios de hábitos que trajo para la vida de todo el planeta introdujo también para los espectáculos los streamings. ¿Qué pensás sobre este formato, sentís que llegó para quedarse?
M.M.: Creo que el streaming va a quedar como una herramienta más con la que vamos a contar. Y que a las bandas en particular, quizás también les sirva a la hora de pensar un recital para que por ejemplo las vea más gente. Aunque no sea lo que más disfruten ni los/as músicos/as, ni el público, ni los/as managers, ni tampoco los/as el productores/as. Porque claramente para nadie es el mejor negocio ni la mejor opción. Por otra parte, lo que sí tuvo a favor esta modalidad es que apareció en medio de esta situación inédita que trajo la pandemia y que sirvió para poder trabajar.
APU: De todos modos, de quedar entre nosotros/as esta manera de ver un concierto nunca reemplazará la experiencia única de ver un show de rock n roll en vivo y en directo. Poniendo el cuerpo.
M.M.: Claramente. Digo que se va a quedar porque ya nos acostumbramos, a que si queremos, podemos ver un show desde el living de casa por alguna plataforma aunque no estenos físicamente presentes en el lugar en donde está sucediendo. Y la verdad es que tampoco lo veo mal aunque no sea lo primero que elijamos a la hora de disfrutar un recital por ejemplo. Porque el vivo es una experiencia única que además tiene la posibilidad del encuentro con otros/as. De respirar todos juntos el mismo aire del artista que vas a ver. Por eso, si vienen nuevamente a la Argentina los Rolling Stones voy a querer estar envuelto en la misma atmósfera que Mick Jagger y Keith Richards. Poder verlos y sentir sus presencias. Esa es la gracia que creo tiene, entre otras cosas, la música en vivo.