El juicio de Coronda y la presencia de los ausentes
Por Sergio Ferrari (*)
Testimonios personalizados, vivencias, sentimientos, recuerdos reactualizados alimentan como semillas imprescindibles el Juicio de Coronda desde el 14 de diciembre del 2017.
La maratón de declaraciones acusadoras revivió, especialmente, rostros y nombres. Fueron apareciendo una y otra vez, gracias a la fuerza del amor colectivo, todos aquellos que habitaron una vez detrás de los muros de la infamia y que ya no están.
Bajo con la escalera del homenaje a uno de ellos, mi hermano Claudio.
Y aparece su inteligencia adolescente desbordante de lecturas adultas, desde Camus a Unamuno, paseando por Kant y Borges. Y la gran sensibilidad eterna del ser bondadoso y rebelde. Y su precoz politización que lo lleva a una militancia ejemplar y multiplicadora, sin medir riesgos ni sacrificios.
Y se actualizan los sufrimientos desgarradores carcelarios y la valentía del que dice: “antes de traicionar a un solo compañero, quiero morirme”. E intenta -sin lograrlo- en una caliente noche de enero del ’78, escaparse de Coronda por el camino más complejo del atajo suicida.
Más tarde, el exilio desgarrador, la degradación personal acentuada, la caída al infierno de ese “cáncer del alma” -tal como él la definía-, de la depresión profunda que marcó tanto su adultez acelerada como su muerte precoz con apenas 51 años.
Y al final, su adiós anticipado un 11 de agosto del 2001, llevándose consigo las grietas irreparables del sufrimiento humano que nunca dejó de asociarlo a lo vivido en Coronda.
La presencia de Claudio –como la de todos nuestros “ausentes”- dignifica aun más el juicio de Coronda. Hoy, en el banquillo, se sientan aquellos que lograron arrebatarte, detrás de los muros, tu alegría de vida. ¡Quédate tranquilo Claudito!: Sin esperar el veredicto, nosotros, tus hermanos y la historia, ya los condenamos…Dentro de muy poco será la Justicia…
Nota: Claudio y Sergio Ferrari ingresaron a la cárcel de Coronda el 10 de marzo de 1976. Claudio era un joven y comprometido militante de la Juventud Peronista rosarina, que había contribuido a gestar. Estudiaba Psicología, carrera que quedó trunca por los años de cárcel y exilio. La denuncia del sufrimiento que padeció en Coronda y las consecuencias irreparables de la cárcel fueron el punto central de la declaración de su hermano Sergio en la audiencia del 13 de abril en el juicio contra los comandantes de gendarmería que dirigieron la cárcel entre 1976 y 1979, durante la última dictadura. El próximo 11 de mayo los jueces anunciarán el fallo de esta causa.
(*) Sergio Ferrari es periodista, historiador y antropólogo. Reside en Suiza y desde allí colabora habitualmente con esta AGENCIA. Es sobreviviente de la cárcel de Coronda y testigo en el juicio por delitos de lesa humanidad allí cometidos.