Lo que dejó el segundo paro nacional migrante
Por Maximiliano Gutiérrez. Fotos: Mauro Martínez
La creación de la campaña "Migrar no es delito" que nuclea a distintos colectivos migrantes, organizaciones sociales, políticas y sindicales nace como reacción a las políticas de gobierno que atacan directamente a este sector de la población. A esta altura del proceso iniciado por Cambiemos, es evidente que el sector de trabajo fue de los más degradados verificándose en los crecimientos de los índices de desempleo y caída sistemática de la actividad, sumándole la acción estatal de persecución y censura ante los diferentes reclamos o medidas de luchas por parte de los trabajadores organizados. De esta realidad social, por supuesto, no escapa la población migrante que es parte constitutiva de la Nación argentina.
La actividad del martes pasado que comenzó 10.30 en Tribunales concluyendo al atardecer en el Congreso llevó tres consignas : el reconocimiento de los derechos inalienables de los migrantes, el reconocimiento de los aportes que realizan (sociales, culturales, económicos) y la anulación definitiva del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2017. Este último decreto del Poder Ejecutivo de enero de 2017 es el puntapié inicial que nos permite pensar que el gobierno ha creado un nuevo enemigo interno: los y las migrantes. A los históricos padecimientos que sufre el migrante en nuestro territorio como la discriminación y xenofobia, se le agrega a partir de este decreto al aparato estatal generando persecuciones al trabajador migrante (ejemplo claro y más cercano son con los manteros senegaleses) y trabas burocráticas que no permiten la regularización definitiva del migrante recién ingresado como también el que ya esta hace varios meses, e incluso años, en Argentina.
No existe una respuesta específica y concreta estatal a los reclamos por el DNU 70/2017 ignorando las voces de quienes son objeto de este decreto los cuales indican entre otros efectos mencionados anteriormente, la criminalización de la presencia de los y las migrantes. Un ejemplo de esto es el reciente lanzamiento en agosto pasado de una aplicación para celular que informa sobre la situación de la persona migrante en el país, detectando la condición de regularización o no de la misma. Para una mejor descripción de lo sucedido, Lila Báez, integrante del Bloque de Trabajadores Migrantes (BTM) y una de las responsables de la comunicación en la campaña "Migrar no es delito", reflexionó al respecto.
"Concluimos que el Segundo paro migrante fue un éxito comparado al primer paro migrante que realizamos el año pasado. Nos vimos mucho más organizados, hay un crecimiento colectivo. El balance es positivo, por qué justamente este segundo paro aglutinó un montón de voces que piden y exigen ser sujetos de derechos, la anulación definitiva de este decreto de necesidad y urgencia, la defensa a la ley de migraciones, así como también el retroceso de este intento de aplicación de "cazainmigrantes". Tenemos que dar finalmente vuelta atrás a estas políticas anti-inmigratorias, esperando que el Gobierno Nacional deje de usarnos como chivo expiatorio en estas políticas de ajuste y represión".
"Tenemos que juntarnos a pensar estrategias que puedan de verdad dar vuelta atrás estas políticas antimigratorias. Pensaremos en un tercer paro migrante el año que viene, utilizando el 4 de septiembre Día del inmigrante aquí en la Argentina como un día de lucha, de reconocimiento de nuestro aporte y visibilidad de multiculturas que somos en la Argentina. Nos parece que en ese sentido la organización va a seguir creciendo, por que de por sí somos parte de la lucha aquí en el país".
Aunque el panorama a futuro no sugiere ser el mejor para los y las trabajadoras de este país, la herramienta que queda para la eliminación de las injusticias es la organización. Tanto ellas como ellos, lo están haciendo.