Santiago Maldonado: mil batallas contra la impunidad
Foto Daniela Morán/Anccom.
Por Juan Manuel Ciucci y Ana Laura Mársico.
Se cumplen dos años de la desaparición de Santiago Maldonado. Está fresco aún el dolor que nos significó durante interminables días esa ausencia, y todavía más la bronca e impotencia que sentimos ante la aparición de su cuerpo sin vida en el mismo lugar donde había sido tantas veces buscado. Pero si ya todo esto era demasiado, faltaban aún las mentiras oficiales, la defensa del crimen y las acusaciones contra el mismo Santiago y su familia por parte del gobierno nacional. Así se construyó una trama de impunidad que le permitió a los autores esquivar la justicia y a la ministra de seguridad no sólo permanecer en su puesto, sino hasta operar mediáticamente en pos de su sueño de vicepresidencia.
Pero Santiago representa también hoy múltiples luchas, tantas como aquellas en las que siempre dice presente su hermano Sergio. Hay una continuidad en su lucha contra la opresión que sufren las comunidades originarias en el sur de nuestra Patria, en cada pibe y piba que siente como propias las injusticias que sufren las/os demás. Es una reivindicación de la militancia, en un sentido trascendente, tanto que esquivó siempre las estructuras partidarias, ésas que hoy se encuentran en crisis y sin poder responder a las necesidades del hoy. Es una alerta también contra el accionar asesino que ha implementado la derecha cambiaria que gobierna el país, que encuentra en Rafael Nahuel otra víctima de una sistematicidad criminal.
Recordar hoy a Santiago es preguntarnos por los atropellos a nuestros derechos que hemos ido aceptando, o que nos han ido imponiendo. Un estado de cosas tal donde la agenda mediática intenta borrar esta huella de horror, y donde la muerte de un manifestante es tomada como algo normal. Incluso fue ironizado por funcionarios macristas que, en sus manos heredaron también las manchas de histórica sangre, en donde hoy continúan sentados en sillones ministeriales con total desparpajo. Muchos de ellos circulaban en set televisivos pregonando posibles destinos románticos de una manera totalmente impune, pero ese presente solo otorgaba pistas de plena oscuridad: el negacionismo de Loperfido alcanzó también la vida y muerte de Santiago.
Ante esto la movilización popular por la búsqueda de justicia es la herramienta con la que podemos acompañar a su familia, que ha sido un ejemplo de lucha en estos dos años. Estar presentes no sólo significa pedir justicia por Santiago sino que también visibiliza la impunidad de la que goza el gobierno macrista para vulnerar los derechos humanos a través de las fuerzas represivas del Estado. Estar por Santiago, a 2 años de su desaparición forzada, es estar en defensa del pueblo argentino. Unidos venceremos.